DIORAMA-Crítica de Arte-Mario Calvit: Retrospectiva
Publicado 2000/11/05 00:00:00
- Luis Trujillo
"La muestra, homenaje, del MACPA en torno a la obra del artista coclesano Mario Calvit (el valle de Antón, 1933) es una que se le rinde en forma oportuna. Es decir, un reconocimiento que se da en vida del artista y no un reconocimiento que se le da después de su muerte. Es decir uno dado por esta variable y no por aquella otra de los amores y los desamores que podrían esgrimirse en su contra o a su favor. Eso de partida es digno de reconocerse. Y en este sentido Mario Calvit afortunadamente participa de lo que aún no alcanza uno de sus amigos artistas más dilectos, Alberto Dutary quien murió en marzo 28 de 1998, y con quien el MACPA se ha desatendido, restándole el homenaje obligado que por elemental educación le debe. Más cuando en su caso se trata de quien fuera, metafóricamente hablando, gestor de PANARTE, semillero de lo que posteriormente sería el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá. Esta "Retrospectiva" en este octubre de 2000 registra para la memoria el nombre de Mario Calvit y la participación y el reconocimiento en este homenaje nos honra a quienes veríamos su obra como parte de nuestra colectividad creciente"
Mario Calvit anotó en 1996, en el catálogo de mano de la muestra con rasgos de homenaje que le rindiera "IMAGEN", Galería de ARTE, "hace algún tiempo, decidí caminar junto al hombre. Ese ser maravilloso me permitió descifrar algo de sus más íntimos sentimientos y pasiones, sobre todo el amor", y es en este contexto dentro del cual alcanzaríamos a definir su trabajo creador, amparado de manera directa o indirecta en el ser humano, adscrito a sus circunstancias sociales particulares y adentrándose en su sentido de amor y de solidaridad hacia los demás. Quizá ésta sea la variable que Calvit aporta a la pintura y en el contexto de sus compañeros generacionales. El elemento que fuera característico en una etapa de nuestro desarrollo pictórico hacia los años 50 (de mencionar los casos sobresalientes de ciertos trabajos de Juan Manuel Cedeño, Manuel Chong Neto, Alfredo Sinclair, Juan Bautista Bautista Jeaniane, Alberto Dutary, Eudoro Silvera) se sostiene en casi todas las obras de Mario Calvit y es esta retrospectiva la que permite develarlo. Sin embargo es esta misma retrospectiva la que oscurece su límpido reconocimiento.
El contrasentido se define a partir del errático trabajo de Pedro Luis Prado quien, como "curador" pareciera no darse por enterado que "curar" una muestra, más si ésta es de carácter retrospectivo, implica "disgregar", "separar" y entre todo el material que se tiene, "seleccionar" lo "representativo" del conjunto. Malentendido éste que pareciera intensificarse al momento de aprehender las tres vertientes expuestas en torno a la obra de Mario Calvit (Pintura, Dibujo, Escultura) y de las cuales, a juicio nuestro, sería la primera la menos llamativa dado que lo que mencionaríamos como el "fuerte" de Calvit, es la escultura y luego de ésta el dibujo y por último la pintura. Sin embargo el orden se altera y el curador (?) reune 90 pinturas, 30 esculturas y 25 dibujos sin que sepamos ni cómo ni cuándo. Así las cosas la "retrospectiva" se inicia, en la planta baja, entrada, de golpe con tres óleos y una escultura en una misma esquina y en la cual uno sólo de los óleos hubiera sido suficiente, dado que los tres no solamente datan del mismo período sino que conceptualmente son afínes en técnica y en tema.
Esta pesadez, por lo reiterativo y repetitivo, se intensifica a medida que avanza la retrospectiva y lo que se nos aclarararía, como observadores, es que se trata de mostrar una "selección" y sí la casi totalidad de la obra de Mario Calvit y más allá definiéndose la idea de trabajos que amigos y amigas del artista tienen en sus colecciones particulares . Aunque resulta evidente, dadas las condiciones visibles en que se encuentran gran parte de estas obras (particularmente los dibujos) que estos amigos y amigas se han desentendido en conservar las obras de Mario Calvit en un estado óptimo: hay excelentes dibujos, destruidos por el moho y por la humedad característica de nuestro país pero que ser exponen en la retrospectiva dado que, para el curador y para los dueños, parecerían más importante que se sepa que tienen una obra de Mario Calvit aun y cuando es evidente que nunca se preocuparon de conservarla y cuidarla.
La escultura, renglón mayor a juicio nuestro de la obra del artista y cuyas "formas"pareciéramos rastrear en sus pinturas, anotábamos que esta representada por 90 trabajos. Estos trabajos, desafortunadamente, se colocan como complementos de las pinturas y de los dibujos y no como entidades independientes, razón por la cual son imposibles de admirar en su justa dimensión como lo que representan: una forma desusual dentro de la tradición del Arte Panameño, en el caso de Calvit, de concebir el sentido del espacio y dentro de éste, de la forma. Para muestras aun botón: su escultura "Hombre" (1975) contrasta con su escultura "Estratos" (1980) y con su escultura "Revoloteos" (1996) por los enfoques que nos brinda en cada uno de esos momentos Calvit y en torno al mismo "objeto artístico" o sea su concepción del espacio y el encerramiento de éste en determinados volumenes, aprehendidos en circunstancias históricas diferentes. Esto no lo refuerza la retrospectiva sino que lo atomiza.
Estas esculturas y al igual que otras se ubican no solamente de manera errática sino que estan junto a otras como para que se constituyan todos ellos en un "juego" de manera tal que difícilmente el observador tiene la ocasión de calibrar las intenciones y el enfoque del artista en cada uno de los momentos respectivos. En lugar de concebir los trabajos escultóricos como variable decorativa en medio del conjunto ¿Por qué razón no ubicar las esculturas en un mismo espacio, en un solo salón, lo cual hubiera optimizado su percepción y valoración? Esta incógnita queda sin responder al terminar uno de observador la retrospectiva.
El dibujo es una categoría que merecería mayor atención al valorar la obra de Mario Calvit y no sería nada extraño suponer, ¿y qué sino es el ángulo mayor en el cual se inserta la crítica de Arte?, que igualmente ésta pareciera estar en deuda mayor con sus dibujos. Es que más allá del manejo temático y dentro del cual la cercanía se antoja obvia, pienso en la línea sutil, ligera, enigmática de dibujos que tienden a la sensualidad tanto como a la alegría como rasgo de expresión. En los dibujos la composición es menos reiterativa que en la pintura y en la cual pareciera tratarse siempre de lo mismo, en especial el paisajismo siempre vuelto hacia parajes similares y posiblemente caros a él y a ratos también, dentro de la variable, con el mismo color y la misma gestualidad como si Calvit intentara lo mismo. Elemento éste que, extrañamente, enfatiza la "curadoría" al colocar óleos "similares", unos al lado del otro, quizá para reforzarnos el año de creación pero descuidando que se trataría de lo mismo, visualmente hablando y para el observador de la muestra.
La falta de perspicacia del montaje y la curadoría nos deja en el ánimo el esperar otra retrospectiva de Mario Calvit, más inteligente y más profesional y que realmente nos platique del gran artista que es y que siempre será. Habría que reconocer a los ocho patrocinadores de la retrospectiva (Fernando Eleta, Ernesto Pérez Balladares, Varela Hermanos, Eloy Alfaro, Camila Pía Sosa, Vivian Marie Pérez Salamero, Isabella Pirro, Stephan Proaño y Señora) por hacer realidad, una vez más, que una labor de "honrar", "honra" a quienes se comprometen en la labor. Quedaríamos en la espera de que se contínue la línea, con otros patrocinadores y con otros artistas panameños aún pendientes de que se les recuerde, más allá de los amores y de los desamores que despertaron y que despiertan en vida. En el Arte, ¿acaso no es éste el valor que interesa? Pensamos que sí.
Mario Calvit anotó en 1996, en el catálogo de mano de la muestra con rasgos de homenaje que le rindiera "IMAGEN", Galería de ARTE, "hace algún tiempo, decidí caminar junto al hombre. Ese ser maravilloso me permitió descifrar algo de sus más íntimos sentimientos y pasiones, sobre todo el amor", y es en este contexto dentro del cual alcanzaríamos a definir su trabajo creador, amparado de manera directa o indirecta en el ser humano, adscrito a sus circunstancias sociales particulares y adentrándose en su sentido de amor y de solidaridad hacia los demás. Quizá ésta sea la variable que Calvit aporta a la pintura y en el contexto de sus compañeros generacionales. El elemento que fuera característico en una etapa de nuestro desarrollo pictórico hacia los años 50 (de mencionar los casos sobresalientes de ciertos trabajos de Juan Manuel Cedeño, Manuel Chong Neto, Alfredo Sinclair, Juan Bautista Bautista Jeaniane, Alberto Dutary, Eudoro Silvera) se sostiene en casi todas las obras de Mario Calvit y es esta retrospectiva la que permite develarlo. Sin embargo es esta misma retrospectiva la que oscurece su límpido reconocimiento.
El contrasentido se define a partir del errático trabajo de Pedro Luis Prado quien, como "curador" pareciera no darse por enterado que "curar" una muestra, más si ésta es de carácter retrospectivo, implica "disgregar", "separar" y entre todo el material que se tiene, "seleccionar" lo "representativo" del conjunto. Malentendido éste que pareciera intensificarse al momento de aprehender las tres vertientes expuestas en torno a la obra de Mario Calvit (Pintura, Dibujo, Escultura) y de las cuales, a juicio nuestro, sería la primera la menos llamativa dado que lo que mencionaríamos como el "fuerte" de Calvit, es la escultura y luego de ésta el dibujo y por último la pintura. Sin embargo el orden se altera y el curador (?) reune 90 pinturas, 30 esculturas y 25 dibujos sin que sepamos ni cómo ni cuándo. Así las cosas la "retrospectiva" se inicia, en la planta baja, entrada, de golpe con tres óleos y una escultura en una misma esquina y en la cual uno sólo de los óleos hubiera sido suficiente, dado que los tres no solamente datan del mismo período sino que conceptualmente son afínes en técnica y en tema.
Esta pesadez, por lo reiterativo y repetitivo, se intensifica a medida que avanza la retrospectiva y lo que se nos aclarararía, como observadores, es que se trata de mostrar una "selección" y sí la casi totalidad de la obra de Mario Calvit y más allá definiéndose la idea de trabajos que amigos y amigas del artista tienen en sus colecciones particulares . Aunque resulta evidente, dadas las condiciones visibles en que se encuentran gran parte de estas obras (particularmente los dibujos) que estos amigos y amigas se han desentendido en conservar las obras de Mario Calvit en un estado óptimo: hay excelentes dibujos, destruidos por el moho y por la humedad característica de nuestro país pero que ser exponen en la retrospectiva dado que, para el curador y para los dueños, parecerían más importante que se sepa que tienen una obra de Mario Calvit aun y cuando es evidente que nunca se preocuparon de conservarla y cuidarla.
La escultura, renglón mayor a juicio nuestro de la obra del artista y cuyas "formas"pareciéramos rastrear en sus pinturas, anotábamos que esta representada por 90 trabajos. Estos trabajos, desafortunadamente, se colocan como complementos de las pinturas y de los dibujos y no como entidades independientes, razón por la cual son imposibles de admirar en su justa dimensión como lo que representan: una forma desusual dentro de la tradición del Arte Panameño, en el caso de Calvit, de concebir el sentido del espacio y dentro de éste, de la forma. Para muestras aun botón: su escultura "Hombre" (1975) contrasta con su escultura "Estratos" (1980) y con su escultura "Revoloteos" (1996) por los enfoques que nos brinda en cada uno de esos momentos Calvit y en torno al mismo "objeto artístico" o sea su concepción del espacio y el encerramiento de éste en determinados volumenes, aprehendidos en circunstancias históricas diferentes. Esto no lo refuerza la retrospectiva sino que lo atomiza.
Estas esculturas y al igual que otras se ubican no solamente de manera errática sino que estan junto a otras como para que se constituyan todos ellos en un "juego" de manera tal que difícilmente el observador tiene la ocasión de calibrar las intenciones y el enfoque del artista en cada uno de los momentos respectivos. En lugar de concebir los trabajos escultóricos como variable decorativa en medio del conjunto ¿Por qué razón no ubicar las esculturas en un mismo espacio, en un solo salón, lo cual hubiera optimizado su percepción y valoración? Esta incógnita queda sin responder al terminar uno de observador la retrospectiva.
El dibujo es una categoría que merecería mayor atención al valorar la obra de Mario Calvit y no sería nada extraño suponer, ¿y qué sino es el ángulo mayor en el cual se inserta la crítica de Arte?, que igualmente ésta pareciera estar en deuda mayor con sus dibujos. Es que más allá del manejo temático y dentro del cual la cercanía se antoja obvia, pienso en la línea sutil, ligera, enigmática de dibujos que tienden a la sensualidad tanto como a la alegría como rasgo de expresión. En los dibujos la composición es menos reiterativa que en la pintura y en la cual pareciera tratarse siempre de lo mismo, en especial el paisajismo siempre vuelto hacia parajes similares y posiblemente caros a él y a ratos también, dentro de la variable, con el mismo color y la misma gestualidad como si Calvit intentara lo mismo. Elemento éste que, extrañamente, enfatiza la "curadoría" al colocar óleos "similares", unos al lado del otro, quizá para reforzarnos el año de creación pero descuidando que se trataría de lo mismo, visualmente hablando y para el observador de la muestra.
La falta de perspicacia del montaje y la curadoría nos deja en el ánimo el esperar otra retrospectiva de Mario Calvit, más inteligente y más profesional y que realmente nos platique del gran artista que es y que siempre será. Habría que reconocer a los ocho patrocinadores de la retrospectiva (Fernando Eleta, Ernesto Pérez Balladares, Varela Hermanos, Eloy Alfaro, Camila Pía Sosa, Vivian Marie Pérez Salamero, Isabella Pirro, Stephan Proaño y Señora) por hacer realidad, una vez más, que una labor de "honrar", "honra" a quienes se comprometen en la labor. Quedaríamos en la espera de que se contínue la línea, con otros patrocinadores y con otros artistas panameños aún pendientes de que se les recuerde, más allá de los amores y de los desamores que despertaron y que despiertan en vida. En el Arte, ¿acaso no es éste el valor que interesa? Pensamos que sí.
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