Descubra cómo el ejercicio transforma tu cuerpo y mente
La actividad física, acompañada de una buena alimentación, es el secreto para una vida más larga y saludable​.
Cómo el ejercicio regular puede mejorar tu bienestar integral. Foto: Cortesía
Más allá de los beneficios estéticos, la actividad física regular desencadena una serie de procesos en nuestro organismo que mejoran significativamente nuestra salud y bienestar.
Uno de los efectos más notables del ejercicio es la estimulación de la producción de mitocondrias en las células musculares. Estas estructuras son responsables de generar la energía que nuestro cuerpo necesita para funcionar. Un aumento en la cantidad y eficiencia de las mitocondrias mejora la resistencia muscular y retrasa procesos degenerativos, contribuyendo a una mayor longevidad y calidad de vida.
Además, la actividad física mejora la captación de glucosa en la sangre. Durante el ejercicio, los músculos absorben más azúcar del torrente sanguíneo, ayudando a regular los niveles de glucosa y reduciendo el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esta acción es independiente de la insulina, lo que significa que el ejercicio puede ser beneficioso incluso para quienes tienen resistencia a esta hormona.
El impacto del ejercicio en el cerebro también es significativo. La actividad física regular estimula la liberación de neurotransmisores como las endorfinas, dopamina y serotonina, que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés y la ansiedad. Asimismo, se ha demostrado que el ejercicio promueve la plasticidad neuronal, facilitando la formación de nuevas conexiones sinápticas y mejorando funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje.
Otro beneficio clave es el fortalecimiento de los huesos. Las actividades de resistencia y peso estimulan la formación de tejido óseo, aumentando la densidad mineral y reduciendo el riesgo de osteoporosis. Incluso en edades avanzadas, incorporar ejercicios de fuerza puede tener un impacto positivo en la salud ósea.
El sistema inmunológico también se ve beneficiado. El ejercicio regular mejora la circulación de células de defensa, permitiendo una respuesta más rápida y eficiente contra patógenos. Además, ayuda a reducir la inflamación crónica y a regular la producción de hormonas relacionadas con el estrés, fortaleciendo nuestras defensas naturales.
Finalmente, el entrenamiento de resistencia contribuye al aumento de la masa y fuerza muscular. Esto no solo mejora el rendimiento físico, sino que también facilita la realización de actividades cotidianas y previene caídas y lesiones, especialmente en personas mayores.
En resumen, integrar el ejercicio en nuestra rutina diaria es esencial para mantener y mejorar nuestra salud en múltiples dimensiones. En este Día Mundial de la Actividad Física, es el momento perfecto para comenzar o reafirmar el compromiso con un estilo de vida más activo y saludable.