Cuando los niños exploran su sexualidad
La información correcta en el nivel de edad del niño garantiza la no invasión de los cuerpos de otros niños en el caso sexual.
- María Victoria Rivera
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- @mvictoriarc
- - Publicado: 09/4/2018 - 12:00 am
Cuando un niño es sorprendido viendo o explorando los genitales de otro niño del mismo o distinto género, la primera reacción de los padres es de alarma.
"El primer temor de los padres es pensar que el niño está desviado, que va a ser gay o que alguien le está haciendo daño", explica el psicólogo clínico Román Emiliani Vargas.
La curiosidad es parte del desarrollo de los niños y se debe tomar en cuenta que el ser humano, y en particular los niños, son exploradores por naturaleza, además de que ellos no utilizan mucho el pensamiento racional, sino que exploran el mundo a través de los sentidos, hace hincapié Emiliani.
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Despertar
Cerca de los 3 años es cuando los niños descubren los genitales como parte de su cuerpo e inmediatamente en paralelo se manifiesta el morbo de los adultos, a utilizar "otros" nombres para identificar el pene o la vulva porque mencionarlos como se llaman es un tabú.
Emiliani recalca que "la palabra pene es una palabra de 4 letras que no tiene mayor connotación vulgar más que uno se la quiera dar".
Explorar
Al no brindar la correcta información a los niños provoca que ellos por sus propios medios exploren. "El niño por no saber que otros tienen pene, porque es tema tabú va, busca y explora", indica.
Sorprendidos
En el caso de Isha Edwuard, ella no sorprendió a sus hijos, sino que en un juego el niño tocó a su hermana, y esta le dijo que su hermano había tocado sus partes íntimas.
"Me senté con él a explicarle, y él muerto de la risa. Le expliqué que son partes privadas que no debe tocar, ni se las debe tocar a nadie ya sea su hermana u otra persona", cuenta esta madre que ve en la educación sexual una herramienta muy importante para menguar la curiosidad y evitar que sea en la calle que encuentren las respuestas.
No obstante, hay padres que ante esta situación su primera reacción es sancionar al niño, golpearlo, descalificarlo o humillarlo.
¿Qué hacer?
La terapeuta familiar Jenni Bart recomienda que lo primero que debe hacer es conocer el desarrollo psicosexual del niño, en vez de regañarlo redirigir su atención hacia un juego, libro o una película, de lo contrario, va a crear morbo, "y va hacer que se reprima de algo que es normal como parte de su desarrollo".
Otra recomendación que hace Emiliani es hablar a solas con el niño.
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En este punto, aconseja que al dirigirse a ellos para cualquier tema, sobre todo delicados, el adulto debe buscar la forma de estar al nivel del niño, ya sea agachados, en una silla o poner a los niños sobre el mostrador y evitar intimidarlos por el tamaño.
Luego con un buen tono de voz preguntarle ¿qué estabas haciendo?, ¿qué estabas buscando?, ¿qué necesitas saber?
"Uno tiene temor de hablarles a los niños sobre aspectos de sexualidad porque vaya uno a desatar una máquina de lujuria en los niños, y no es así", explica el terapeuta.
¿Cuándo preocuparse?
En la medida que el niño sea abierto, transparente, casi descarado en dar su respuesta, no hay tanta preocupación como cuando el niño se avergüenza, evade, baje la mirada, se pone a llorar, cambia el tema, ahí sí se puede sospechar de alguna situación.
Además, si los niños replican algo con un acto de contenido sexual, ya sea a través del juego o a través de la exploración del uno con el otro, entonces es de preocuparse; e independientemente de la edad que tenga se debe llevar con un psicólogo para su evaluación, explican los consultados.
Hijos ajenos
En caso de sorprender a otro niño explorando a sus hijos, lo que se recomienda hacer es mantener la calma e ir con la otra madre para explicarle la situación, que no dejará de ser compleja porque va a causar vergüenza.
"Si bien es cierto, hay algunos niños que no tienen morbo y otros sí lo tienen por lo que están viendo en su casa", dice Bart.
Como se desconoce qué puede estar viendo el otro niño en su casa, el deber es velar por sus hijos. Si sabe que en su hogar papá o mamá no anda sin ropa por ahí, no tienen relaciones con la puerta abierta o los niños no tienen acceso a material con contenido para adulto, entonces, no hay por qué preocuparse.
Lo cierto es que en los niños menores de 9 años hay una curiosidad, pero si sobrepasa esta curiosidad, deben buscar un especialista para que oriente a los padres y al niño.
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