Contaminación, principal enemigo de las focas del lago Baikal
Publicado 2000/09/07 23:00:00
- Inglaterra /
La incontrolada y constante contaminación del lago Baikal, la mayor reserva de agua dulce del planeta, amenaza de muerte a las focas que habitan en este embalse natural, advirtieron hoy expertos rusos.
"Si no se toman medidas urgentes para la conservación de la foca del Baikal, dentro de cinco o siete años esta especie única en su género se encontrará en peligro de extinción", subrayó Román Pukalov, activista de la organización ecologista Greenpeace.
La foca del Baikal (Pusa sibírica), de la familia de los fócidos, es el único mamífero que habita este embalse y, según los especialistas, desempeña un papel importante en el sistema ecológico porque se encuentra en la punta de la pirámide alimenticia del lago.
Según Pukalov, la población actual de focas del Baikal no supera los 10.000 ejemplares, mientras que hace seis años la comunidad sobrepasaba las 104.000 unidades.
De acuerdo con las investigaciones hechas por especialistas rusos y activistas de Greenpeace, al menos 10.000 focas perecen anualmente por la contaminación industrial que está envenenando las aguas del Baikal.
El principal responsable es una enorme fábrica de papel que carece de sistemas efectivos de purificación y arroja sus residuos químicos (el 55 por ciento de toda la contaminación) directamente al lago.
Esta empresa, que funciona desde hace 34 años con la connivencia de las autoridades locales, ha contaminado de forma irreversible una superficie de al menos 200 kilómetros cuadrados.
Pruebas de laboratorio sobre la piel de las focas del Baikal han revelado elevadas concentraciones de dioxinas, que son sustancias tóxicas persistentes (difícilmente degradables).
Para cualquier organismo vivo, las dioxinas son muy nocivas porque además son bioacumulativas, es decir que se acumulan en todos los niveles de la cadena trófica o alimenticia hasta llegar a los mamíferos, donde se registran las mayores concentraciones.
Además, son lipofílicas (cumulan en los tejidos grasos), cancerígenas y disminuyen el sistema de defensas de los organismos vivos.
"Esto quiere decir que el Baikal está enfermo porque las focas son indicadores vivientes de la situación ecológica del lago y, si la salud del Baikal empeora, nos veremos ante una catástrofe ecológica muy seria", subrayó Pukalov.
El Baikal, con uno de cada cinco litros de agua potable disponibles en el mundo, se asfixia por el vertido de al menos 200.000 toneladas cúbicas anuales de productos contaminantes.
Este lago, cuyos orígenes se remontan a hace más de 25 millones de años, contiene 23.000 kilómetros cúbicos de agua, lo que supone más del 20 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta.
Situado en el corazón de la Siberia rusa, supera con creces el volumen conjunto de agua de los cinco Grandes Lagos de Estados Unidos y Canadá y está incluido en la lista de lugares de "Herencia Natural Universal" de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En sus 31.500 kilómetros cuadrados de extensión y con una profundidad máxima de 1.600 metros, en el Baikal viven más de 600 especies de plantas y 1.200 especies animales, incluidas 50 clases de peces de siete familias.
"Si no se toman medidas urgentes para la conservación de la foca del Baikal, dentro de cinco o siete años esta especie única en su género se encontrará en peligro de extinción", subrayó Román Pukalov, activista de la organización ecologista Greenpeace.
La foca del Baikal (Pusa sibírica), de la familia de los fócidos, es el único mamífero que habita este embalse y, según los especialistas, desempeña un papel importante en el sistema ecológico porque se encuentra en la punta de la pirámide alimenticia del lago.
Según Pukalov, la población actual de focas del Baikal no supera los 10.000 ejemplares, mientras que hace seis años la comunidad sobrepasaba las 104.000 unidades.
De acuerdo con las investigaciones hechas por especialistas rusos y activistas de Greenpeace, al menos 10.000 focas perecen anualmente por la contaminación industrial que está envenenando las aguas del Baikal.
El principal responsable es una enorme fábrica de papel que carece de sistemas efectivos de purificación y arroja sus residuos químicos (el 55 por ciento de toda la contaminación) directamente al lago.
Esta empresa, que funciona desde hace 34 años con la connivencia de las autoridades locales, ha contaminado de forma irreversible una superficie de al menos 200 kilómetros cuadrados.
Pruebas de laboratorio sobre la piel de las focas del Baikal han revelado elevadas concentraciones de dioxinas, que son sustancias tóxicas persistentes (difícilmente degradables).
Para cualquier organismo vivo, las dioxinas son muy nocivas porque además son bioacumulativas, es decir que se acumulan en todos los niveles de la cadena trófica o alimenticia hasta llegar a los mamíferos, donde se registran las mayores concentraciones.
Además, son lipofílicas (cumulan en los tejidos grasos), cancerígenas y disminuyen el sistema de defensas de los organismos vivos.
"Esto quiere decir que el Baikal está enfermo porque las focas son indicadores vivientes de la situación ecológica del lago y, si la salud del Baikal empeora, nos veremos ante una catástrofe ecológica muy seria", subrayó Pukalov.
El Baikal, con uno de cada cinco litros de agua potable disponibles en el mundo, se asfixia por el vertido de al menos 200.000 toneladas cúbicas anuales de productos contaminantes.
Este lago, cuyos orígenes se remontan a hace más de 25 millones de años, contiene 23.000 kilómetros cúbicos de agua, lo que supone más del 20 por ciento de las reservas de agua dulce del planeta.
Situado en el corazón de la Siberia rusa, supera con creces el volumen conjunto de agua de los cinco Grandes Lagos de Estados Unidos y Canadá y está incluido en la lista de lugares de "Herencia Natural Universal" de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En sus 31.500 kilómetros cuadrados de extensión y con una profundidad máxima de 1.600 metros, en el Baikal viven más de 600 especies de plantas y 1.200 especies animales, incluidas 50 clases de peces de siete familias.
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