Casamenteras y agencias matrimoniales conviven en Marruecos
Publicado 2000/09/24 23:00:00
- Agencias Internacionales
La evolución de las costumbres en la sociedad marroquí alcanza también al matrimonio, con la aparición de agencias que facilitan las uniones, al estilo occidental.
Tradicionalmente, los matrimonios en Marruecos eran arreglos entre familias, algunas veces con la intervención de una casamentera o "Jataba", que dejaban poco margen a la elección personal del cónyuge, especialmente en el caso de la mujer.
Pero los tiempos cambian y han comenzado a aparecer en Marruecos agencias matrimoniales al estilo occidental, pero adaptadas a las costumbres de un país musulmán.
Según Jean Pierre Kautzman, director de la agencia "Unión 3000", la primera que se estableció en Marruecos en 1997, estos servicios han llenado un vacío que existía en Marruecos para aquellas personas que no encontraban pareja.
Para este empresario afincado en Marruecos desde hace cuatro años, la existencia de una agencia matrimonial en un país musulmán ha sido posible gracias "a la evolución de las mentalidades", pero también a que este tipo de servicio "se ha adaptado a las costumbres del país".
"El trabajo de una agencia matrimonial es totalmente diferente en un país de civilización islámica, como Marruecos, en el que la ley permite la poligamia (hasta un máximo de cuatro esposas)", señala Kautzman.
Por ello, aunque en principio la agencia se dirige a personas solteras, en las fichas de los posibles clientes figura una casilla con la rúbrica "casado" en el apartado referente a su estado civil.
Para Kautzmann, el he de que el cliente esté ya casado no es importante, ya que lo único que la agencia exige a las personas que demandan sus servicios es "transparencia y claridad" en la declaración previa.
Las marroquíes suelen demandar un cónyuge extranjero, lo que se traduce en que el cincuenta por ciento de los matrimonios celebrados gracias a "Unión 3000" han sido de parejas mixtas, fundamentalmente de mujeres marroquíes con occidentales.
Kautzman considera que la mujer marroquí "solicita extranjeros porque está mucho más avanzada que el hombre en lo que se refiere a la mentalidad y la responsabilidad que se requiere para far una familia".
"En otras ocasiones, tenemos clientes jóvenes que buscan extranjeros porque han tenido un pasado sentimental que, aunque fuera breve, puede hacer que un hombre marroquí o su familia las rechace", aclara, en referencia al tabú de la virginidad aún vigente en Marruecos.
"También hay gente que confunde una agencia matrimonial con una oficina de inmigración y ve el matrimonio con un extranjero o extranjera como una forma fácil de salir del país", explica y añade que "esos clientes son rechazados inmediatamente".
En cuanto a otra costumbre matrimonial ampliamente extendida en el Magreb, como es la gran diferencia de edad entre los cónyuges, Kautzman considera que este aspecto "no plantea problemas y debe ser respetado".
Este respeto se traduce en que la agencia acepta a mujeres menores de 21 años, es decir, menores de edad según la legislación del país, a condición de que tengan permiso de los padres.
"En ocasiones son los mismos padres los que acuden a la agencia con su hija para encontrarle un marido a la medida de sus aspiraciones", concluye Kautzman.
Aunque la edad media a la que se casan las parejas se ha elevado en los últimos años en Marruecos hasta los 25,8 años, para las mujeres, y los 30 años, para los hombres, las diferencias entre el campo y la ciudad persisten, y en el medio rural todavía es corriente que la mujer contraiga matrimonio siendo apenas púber.
Según la ley marroquí que regula el matrimonio, el Código del Estatuto Personal o "Mudawana", basado en el derecho islámico malekí, la edad mínima para que la mujer pueda contraer matrimonio es de 15 años.
El número de solteros en Marruecos es relativamente pequeño ya que, según los datos del último censo oficial, sólo el 1,8 por ciento de los marroquíes se engloban en lo que se conoce como "celibato definitivo", es decir, aquellas personas que a los 50 años no han contraído matrimonio.
Tradicionalmente, los matrimonios en Marruecos eran arreglos entre familias, algunas veces con la intervención de una casamentera o "Jataba", que dejaban poco margen a la elección personal del cónyuge, especialmente en el caso de la mujer.
Pero los tiempos cambian y han comenzado a aparecer en Marruecos agencias matrimoniales al estilo occidental, pero adaptadas a las costumbres de un país musulmán.
Según Jean Pierre Kautzman, director de la agencia "Unión 3000", la primera que se estableció en Marruecos en 1997, estos servicios han llenado un vacío que existía en Marruecos para aquellas personas que no encontraban pareja.
Para este empresario afincado en Marruecos desde hace cuatro años, la existencia de una agencia matrimonial en un país musulmán ha sido posible gracias "a la evolución de las mentalidades", pero también a que este tipo de servicio "se ha adaptado a las costumbres del país".
"El trabajo de una agencia matrimonial es totalmente diferente en un país de civilización islámica, como Marruecos, en el que la ley permite la poligamia (hasta un máximo de cuatro esposas)", señala Kautzman.
Por ello, aunque en principio la agencia se dirige a personas solteras, en las fichas de los posibles clientes figura una casilla con la rúbrica "casado" en el apartado referente a su estado civil.
Para Kautzmann, el he de que el cliente esté ya casado no es importante, ya que lo único que la agencia exige a las personas que demandan sus servicios es "transparencia y claridad" en la declaración previa.
Las marroquíes suelen demandar un cónyuge extranjero, lo que se traduce en que el cincuenta por ciento de los matrimonios celebrados gracias a "Unión 3000" han sido de parejas mixtas, fundamentalmente de mujeres marroquíes con occidentales.
Kautzman considera que la mujer marroquí "solicita extranjeros porque está mucho más avanzada que el hombre en lo que se refiere a la mentalidad y la responsabilidad que se requiere para far una familia".
"En otras ocasiones, tenemos clientes jóvenes que buscan extranjeros porque han tenido un pasado sentimental que, aunque fuera breve, puede hacer que un hombre marroquí o su familia las rechace", aclara, en referencia al tabú de la virginidad aún vigente en Marruecos.
"También hay gente que confunde una agencia matrimonial con una oficina de inmigración y ve el matrimonio con un extranjero o extranjera como una forma fácil de salir del país", explica y añade que "esos clientes son rechazados inmediatamente".
En cuanto a otra costumbre matrimonial ampliamente extendida en el Magreb, como es la gran diferencia de edad entre los cónyuges, Kautzman considera que este aspecto "no plantea problemas y debe ser respetado".
Este respeto se traduce en que la agencia acepta a mujeres menores de 21 años, es decir, menores de edad según la legislación del país, a condición de que tengan permiso de los padres.
"En ocasiones son los mismos padres los que acuden a la agencia con su hija para encontrarle un marido a la medida de sus aspiraciones", concluye Kautzman.
Aunque la edad media a la que se casan las parejas se ha elevado en los últimos años en Marruecos hasta los 25,8 años, para las mujeres, y los 30 años, para los hombres, las diferencias entre el campo y la ciudad persisten, y en el medio rural todavía es corriente que la mujer contraiga matrimonio siendo apenas púber.
Según la ley marroquí que regula el matrimonio, el Código del Estatuto Personal o "Mudawana", basado en el derecho islámico malekí, la edad mínima para que la mujer pueda contraer matrimonio es de 15 años.
El número de solteros en Marruecos es relativamente pequeño ya que, según los datos del último censo oficial, sólo el 1,8 por ciento de los marroquíes se engloban en lo que se conoce como "celibato definitivo", es decir, aquellas personas que a los 50 años no han contraído matrimonio.
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