Capítulo final que no defrauda

"Antes que cansar, mejor desaparecer", podría ser el lema del protagonista de mil y un batallas como las vividas por Robert McCall, un poco también la idea del tándem creador de Antoine Fuqua como director y Denzel Washington como p rotagonista y productor de esta saga, de su jubilado agente de la CIA, que va por el mundo haciendo el bien a su manera, o más bien nivelando las injusticias y luchando contra las esferas de poder. Que mejor finalizar la saga en su punto mas alto, antes de perder nivel y que el personaje sea comido por la historia.

Los seguidores se adentrarán desde el inicio con un ánimo de nostalgia por ser la última vez.

¿Qué se puede decir a esta altura de la monumentalidad de Washington? Su porte, sus elecciones artísticas, sumado a lo que se va filtrando de su ayuda otros actores y a la comunidad artística. En Robert McCall ha hallado al hombre bueno, al que la injusticia lo lleva por el camino del "hacer que las cosas pasen". Un superhéroe, de carne y hueso, con las armas y los medios y dispuesto a todo, porque tiene con que.

Esta parte final sucede en Italia, y pese a que pudiese haber caído en el maniqueísmo de Hollywood de mostrar a Europa y sus miserias, sin ver los trapos sucios de casa, el filme se balancea siempre al borde del abismo, como el pueblo en el que recala el protagonista: Altamonte (de nombre ficticio pero cercano a Nápoles en la historia) con todos su vecinos e idiosincrasia, para no caer en esa falsa trampa.

El filme justamente arranca en un viñedo en Sicilia, en el final de una gran masacre, y lo que de alguna manera parecía la conclusión de la historia, que Fuqua contaría de atrás para adelante, termina siendo tan solo el inicio de esta tercera entrega que se irá deshilvanando, durante los 108 minutos de la adrenalínica trama.

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Robert llega muy mal herido a ese pueblo, por recibir un tiro a traición, por la espalda. De nuevo, por confiar en el alma humana, en la inocencia de un niño, una constante en la lógica del personaje y sus dos filme predecesores.

Medio retirado de sus locuras, pero sin perder las mañas, Robert, se irá haciendo uno mas en la comunidad, y lo que podía parecer un retiro acorde para alguien así, en un idílico pueblo costero sobre las montañas, irá mostrando su lado oscurísimo, oculto para el turista ocasional.

El filme logra algo inusual, ya que en su crudeza y sus enormes dosis de violencia, plantea el tráfico de drogas, de personas y las luchas de poder en las mafias enquistadas en lo mas alto de los estamentos. En paralelo Fuqua y sus tres guionistas, que lo acompañan desde el primer filme de 2014, logran adentrarse aun mas en el alma de su personaje, homenajeando en paralelo a muchos filmes de gangsters y de mafia, como la totémica "El Padrino", cuyos fanáticos estarán de parabienes, por muchos guiños y escenas que envolverán a la casa del líder de la Mafia.

En el año 2004, Washington, junto al fallecido Tony Scott como director, presentaron "Hombre en Llamas", que fue un súper éxito de acción. Una gran película –de las muchas que hicieron juntos–, donde Denzel compartió cartel junto a una muy pequeña Dakota Fanning.

Destellos de aquel dúo se pueden apreciar en "El Justiciero: Capítulo Final", ya que McCall recurre a ella –una joven analista de la CIA– para proporcionarle información de primera mano "de un ciudadano preocupado". Un personaje que arranca menor, pero que va tomando mucha relevancia, un alma más pura, que representa al poder mas organizado y de menos armas tomar, contra la ley de la selva, que podría representar el nunca retirado del todo McCall.

Es así que otra excelente saga hollywoodense, sin perder nivel, llega a su fin en su tercera y autoproclamada última entrega.

Habrá que esperar un año para volver a apreciar a Washington en un esperado filme, como será "Gladiador 2", también bajo la ordenes del multifacético y veterano Ridley Scott, si, el hermano de Tony.

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