Armando Manzanero y Mocedades plantaron bandera
- Zenaida Vásquez y Leonardo Machuca
Autor prolífico, su primera composición, "Nunca en el mundo", data de 1950. Su discografía incluye cerca de una treintena de discos: el primero "Mi primera grabación" (1967) y el más reciente "Amarrados" (2009), que grabó con Susana Zabaleta.
Armando Manzanero Canché, de 75 años, estuvo en Panamá. Anoche compartió escenario con Mocedades, en un concierto de tres horas, en el Teatro Anayansi de ATLAPA, que fue el deleite de miles de personas a las que hizo recordar viejos tiempos y momentos cuando el amor tocó a la puerta de su vida.
Este compositor y cantante mexicano nacido en Ticul, México, en 1935 , según Wikipedia, "ha escrito más de 400 canciones, de las cuales más de 50 han alcanzado fama internacional. Ha participado en numerosos programas de radio y televisión; ha grabado más de 30 discos y musicalizado numerosas películas".
Respecto de los intérpretes que han grabado temas de este cantante mexicano oriundo de Yucatán, Wikipedia menciona a 48, entre los cuales hay algunos muy reconocidos tales como José José, Luis Miguel, Roberto Ledezma, Ana Gabriel, Juan Bau, Celia Cruz, Cristian Castro, Christina Aguilera, Alejandro Fernández, Andrea Bocelli, Ray Conniff, Susana Zabaleta, Lucero, Dulce, Marco Antonio Muñiz, Olga Tañón, Elvis Presley, Raphael, Paulina Rubio, Frank Sinatra, Rocío Durcal, Ricardo Montaner, Olga Guillot, Plácido Domingo, Diego El Cigala, Paulina Aguirre y Los Panchos
Wikipedia también informa que Armando Manzanero, inició estudios de piano a los 8 años y fue "pianista acompañante de cantantes como Lucho Gatica, Pedro Vargas y Rafael".
Asimismo, que "en 1978 obtiene el primer lugar del Festival de Mallorca en España con el tema Señor amor. En 1982, la canción Corazón amigo se lleva los honores en el Festival Yamaha. En 1993 la revista Billboard le otorgó el Premio a la Excelencia por su trayectoria artística".
Esta es la segunda vez que el pianista y cantautor visita Panamá. La primera, según recordó anoche en el Teatro Anayansi, fue hace 50 años.
Rememoró que visitó nuestro país "acompañado de una niña bella que tenía 16 años y que era Angélica María" y que se presentaron en el Hotel El Panamá.
Agregó "recuerdo que había muchos árboles al lado", la gente rió de buena gana, a lo que él añadió que ahora hay cemento "…Panamá ha crecido. Vengo de México, de Yucatán".
Cantó 19 temas. El entusiasta público era un inmenso coro que lo acompañó en reiteradas ocasiones durante su concierto que inició a las 8:36, luego de que la audiencia, con aplausos pidió su presencia en el escenario, donde entró vistiendo de blanco.
Haciendo gala de una memoria envidiable, y de gran sentido del humor, Armando Manzanero intercalaba anécdotas y comentarios jocosos con el canto.Entró cantando. En ese primer tema se escuchó "...rompí el candado de la puerta de tu casa...cuando te conocí/volvió el jilguero que albergaba aqui´en mi alma".
El segundo fue "La otra tarde vi llover" y allí empezó el público a cantar con él. Él cantaba unas estrofas y la audiencia lo hacía con él o bien Manzanero cantaba parte de la canción y el público completaba lo que seguía. Hubo "rapport" desde el principio. Y risas abundaron.
Cuando iba a cantar el 4to tema se sentó al piano y lo dedicó, como un homenaje a Juan Manuel Serrat (pues el día está muriendo y la noche…".
Instó a la gente a bailar diciéndole que si no baila es porque no quiere. Se burló de sí mismo cuando le dijo al público que le habían subido el piano. Que no porque casi no lo veían creyeran que no estaba allí y que, de allá donde él es, "claro, no vayan a pensar que todos son así como yo, también los hay chaparros y feos". Risas y más risas del público. Y aplausos.
Entonces fue el turno de "somos novios". Luego, cantó una canción que escribió dedicada a un señor que vendía flores. Dio su bailadita mientras cantaba y dijo: "Insisto. No bailan es porque no quieren". Y cantó "No sé tú", cuya letra, según contó, se originó cuando su abuelo paterno se estaba muriendo y le pidió a la abuela que le dijera si alguna vez lo había engañado, la cual en vez de contestarle le dijo "y si no te mueres".
"Como ustedes ven, yo tengo un tipo 100% indígena. Soy un indio Maya, de Yucatán. Eso no quiere decir que no tengo sangre europea…" y echò, lo que se dice, un chiste sangrón. Cantó "nos hizo falta tiempo".
Le siguieron temas como "Contigo aprendí" y expresó orgullosamente que "yo soy un trovador… Mi padre hacía exactamente lo mismo. Era un trovador. Y tenía su propio grupo" y se daba unas perdidas por días, hasta que en una de esas regresó y la madre de Armando le preguntó "de donde vienes y el tipo decía: pues según Darwin del mono. Un día llegó de viaje y mi madre esperaba que le trajera ropita o algo así y le dice: "oye chico, quiero decirte que hace rato que tú no me compras ropa" y el le sale con que "y tú desde cuando te dedicas a vender ropa".
También echó el chiste de cuando su mamá estaba cansada de las andanzas de su papá que siempre prometía que iba a cambiar y volvía a lo mismo. Fue a visitar a su madre y le dijo que quería dejarlo pero que iba a esperar que Armandito crezca. Sin comentario. Risas.
Así nació "Voy a cambiar", que cantó. Luego "Nada personal" y entonces entró al escenario Doña Fabiola, cantante con la que entonó a duo "Todavía", "No, no, no, te digo que no". Le siguieron "Adoro", "Se te olvida", "El pacto"…
Se despidió y el público le aplaudió -y hubo quienes le gritaban ¡otra! ¡otra!- al punto de que lo hizo retornar al escenario donde cantó durante algo más de un cuarto de hora.
Hubo un intermedio antes de que entrara al escenario el grupo Mocedades, cuya fama empezó a finales de la década de los '60, con el éxito "Eres tú".
Para cuando se presentó Mocedades el Teatro Anayansi ya se había llenado.
Entre Mocedades y la audiencia hubo una conexión desde el primer momento.
Como las dulces uvas de un racimo, fue desgranando temas, avivando recuerdos, haciendo palpitar corazones. Y, ¿por qué no? hasta generando en algunos y algunas de entre el público esa sensación agridulce, mezcla de lo que fue, lo que no debió ser y lo que pudo ser. Sensación hija del amor y el desamor.
Canciones de júbilo, de cuando el corazón gozoso baila, porque toca a sus puertas el amor; de aquellas en que habita también en él el deseo de posesión del ser amado, en que los celos abruman. No faltaron las que hablan de los desaciertos en la relación. De cuando se envían con la palabra y el cuerpo mensajes ambiguos, o que denotan inseguridad, celos, tedio, infidelidad...
Nostalgia, de ella también había un dejo en muchas canciones.
Así, Mocedades fue entonando uno tras otro boleros de oro. Boleros plenos de sentimiento. Boleros añosos y otros que eran como cogollos del frondoso árbol del amor, pero de los dos tipos decían algo a alguien de entre el público. ¿Qué? Cada uno se queda con sus secretos de amor y desamor.
El grupo, cuya voz sigue siendo una bendición de Dios para los oídos de quienes disfrutan de la música romántica y admiran el talento de este quinteto, deleitó con temas como "Amor de hombre", "Ana y Miguel", "Amor", "Así fue nuestro amor", "Adios amor", "Ay amor", "El color de tu mirada", "Corazòn de fiesta", "Cuando tú nazcas", "Dime Señor", "Donde estás corazón", "Le llamaban loca", "Eres tú", "Oh no", "La otra España", "Para ti", "Pequeñas cosas", "¿Quièn te cantará mañana?, "Un poco de amor", "El vendedor", "Vivir sin ti", "Sólo era un niño", "Soledades", "Siempre fiel", "Sobreviviremos", "Vuelve"…
Gozosa, la audiencia aplaudía frenética. Le expresaba su complacencia y gratitud por tan bello regalo musical. El regocijo fue mutuo. Una Amaya, agradeció a Panamá por "tan magnífica noche" dijo "Hasta siempre, Pnaamá", y expresó su deseo de volver a cantar en nuestro país.
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