Falta mucho por hacer en justicia y este organismo debe empoderarse de impulsar esas nuevas políticas, a juicio de abogadas con trayectoria en el país.
Ser juez en nuestro país, ahora más que nunca, conlleva una misión sagrada, de parte de Dios y que, como juez o magistrado, se cumple una misión divina.
Se trata de un proceso gradual que se desarrolla a lo largo del tiempo y varía según la madurez y las habilidades individuales de cada niño, según los expertos.