Salud pública en Panamá, con diagnóstico reservado
- Gilberto Soto/@gilbertonews
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Trámites burocráticos, deficiencias estructurales y bajas asignaciones en los presupuestos aparecen como las principales causas de la ‘crisis de salud’. La fusión entre la CSS y el Minsa parece ser la dosis que aliviaría el malestar ciudadano. Antes, la mesa del diálogo debe ofrecer un diagnóstico general.
- 8 meses es el tiempo estimado para levantar una evaluación de la salud en Panamá.
- Se prolonga construcción de nuevos centros hospitalarios.
- El hacinamiento de pacientes empaña las funciones del Hospital del Niño y del Oncológico Nacional
El sistema de salud público está en “crisis”. Y aunque no sorprende a nadie, las dolencias hicieron que las autoridades convocaran a una especie de junta médica urgente para definir la complejidad del paciente y ver la posibilidad de hallar el remedio para evitar que el sistema llegue a etapa terminal.
El reporte oficial indica que en el país existen 841 centros de atención pública, de los cuales 61 son hospitales de primer, segundo y tercer nivel. Ninguno escapa de un padecimiento endémico de arrastre en déficit de médicos, medicamentos e insumos.
El descontento generalizado de la población por la deficiencia en los centros de atención del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Caja de Seguro Social (CSS) allanó el camino para reclamar calidad.
Desde el Minsa sobresale la millonaria inversión hecha en el último quinquenio ($691,653,338) para la construcción de 20 nuevas infraestructuras que aliviarían el hacinamiento (1,352 camas) y en la CSS, la construcción de la Ciudad Hospitalaria por $517 millones y 1,709 camas adicionales.
El fármaco millonario usado para aliviar la queja no surte efecto en la población, que ahora clama por un tratamiento efectivo.
El primero en reconocer las dolencias fue el director de la CSS, Estivenson Girón. Luego de reiteradas intervenciones de los beneficiarios en los medios de comunicación para evidenciar el hacinamiento en la sala de urgencias y déficit de medicamentos e insumos, Girón aceptó que en el Complejo existe un “problema estructural de vieja data que ocasiona una sobrepoblación de pacientes”.
Reconoció que el abastecimiento de medicamentos está en el 85% y no en el 97% como reportó la administración pasada, a cargo de Guillermo Sáez-Llorens.
Los primeros auxilios están encaminados a la agilización de compra de nuevas camas y la circulación de pacientes a las salas.
Para los 2.8 millones de beneficiarios de la CSS se prometen mejoras, entre ellas, agilizar los procesos de compra, humanizar el sistema y definir el futuro de la Ciudad Hospitalaria.
La esperanza de mejores días para la seguridad social de la población asegurada y de los no cotizantes está en la mesa de salud conformada para la “mejora y fortalecimiento del sistema de salud en el marco de una política de Estado”.
Allí, gremios de profesionales médicos, pacientes, sociedad civil y autoridades deben ofrecer una evaluación de la salud en Panamá con sugerencias sobre el costo-beneficio de fusión del sistema de salud y uso más provechoso para la Ciudad Hospitalaria.
La mesa se instaló el 2 de marzo con reuniones semanales los lunes, miércoles y jueves. Existen cuatro mesas con temáticas relacionadas al futuro del sistema. Los cálculos anticipan resultados en blanco y negro en ocho meses de trabajo.
El titular del Minsa, Javier Terrientes, difiere de la percepción médica y de pacientes que hablan de una crisis en el sistema de salud por el desabastecimiento quirúrgico, insumos y medicamentos, porque no se ha dejado de atender a los pacientes en los centros.
Dice que es un creyente del diálogo y dispuesto a apoyar lo que resulte de la mesa. “Soy un convencido de que el panameño se merece una atención digna, independientemente de que tenga ficha o no”, contó.
Mientras tanto, que si falta un tornillo, gasa, catéter o yeso son algunas de las limitaciones a las que están expuestos los médicos y que imposibilitan la atención de calidad que profiere Terrientes.
Esa realidad estalló en el Hospital Santo Tomás (HST). Los especialistas no soportaron la carga emocional que les produce lidiar con responsabilidades repletas de limitaciones a falta de insumos. Le llamaron “crisis hospitalaria” y se atrevieron a encarar a Ángel Cedeño, director del hospital, con augurios de paralización del servicio.
A pesar de que fue una realidad aceptada por Cedeño, fue frenada con argumentos legales. “Se nos advirtió que suspender una práctica médica es una falta administrativa muy grave con puntos para una destitución”, compartió Julissa Rodríguez, dirigente médico especialista del HST.
Con esa advertencia, “cada médico especialista tendrá que decidir el riesgo-beneficio que representa para el paciente realizar una diligencia médica con deficiencia de insumos”.
La realidad imposible de ocultar llevó a que el patronato del HST interviniera con la elaboración de una resolución de compra apremiante válida desde el 28 de abril al 28 de mayo. La resolución busca sacar del trance al hospital.
Aún con ese as bajo la manga, Cedeño, en conferencia, enumeró una lista de motivos que llevaron a los médicos a ventilar el problema, entre ellos, la deficitaria asignación presupuestaria de arrastre que se hace a la institución. Para el año en vigencia es de $96 millones, para 2016 aspiran a que sea de $162 millones.
Reconoce que las necesidades en el ámbito de la salud superan con creces las necesidades resueltas.
Los mecanismos de adquisición de los medicamentos, la consecuente mora con los proveedores y la deuda de los propios usuarios del Elefante Blanco se suman al problema. El hospital solo recupera el 5% del gasto. La mora incobrable está en $80 millones.
Cifras
- 2.8 millones de panameños son beneficiarios de la Caja de Seguro Social.
- $80 millones es la morosidad de los pacientes en el Hospital Santo Tomás.
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