Panamá reporta un caso por día de maltrato infantil
- Erika Edith Quiñones (erika.quinones@epasa.com)
A su corta edad, muchas veces les cuesta entender la vida de abusos y constante agresión que les ha tocado. Los niños víctimas de agresión sufren en silencio el maltrato hasta cuando su condición los lleva a instituciones de salud.




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A su corta edad, muchas veces les cuesta entender la vida de abusos y constante agresión que les ha tocado. Los niños víctimas de agresión sufren en silencio el maltrato hasta cuando su condición los lleva a instituciones de salud.
- 26 casos de violación a menores de enero a abril.
Impacto
- Cuando se trata de agresores sexuales juveniles el trabajo es más difícil. Por lo general son hombres, porque les cuesta reconocer que lo que hicieron está mal. Nilda Santamaría /Paidosiquiatra.
- 4,431 casos contra la libertad e integridad sexual se registraron en el año 2013, de acuerdo con cifras del Ministerio Público.
- 3,544 es decir, el 80% de las víctimas, resultaron ser menores de edad.
Revictimización. Al final les toca probar que son las víctimas
- Corina Cano Abogada en Derecho de Familia
- Las políticas públicas no están enfocadas en darle prioridad al tema de niñez. Me parece que en la medida en que la niñez no tenga una notoriedad no se le estará brindando una real protección a los niños de nuestro país. Básicamente es porque cuando un menor es víctima de agresión es a quien le corresponde probarlo. Claro, el que presenta una denuncia de este tipo le corresponde la carga de la prueba; sin embargo, no es justo en la medida que un niño se encuentre en una situación de vulnerabilidad y encima la revictimizan al punto de que aun cuando se les hace evaluaciones de todo tipo, al final del camino no hay una sanción para el supuesto agresor como corresponde.
- A mi juicio no es un tema de leyes, sino de voluntad política. Por un lado, de crear políticas públicas en protección de la niñez y, por otro, que los magistrados y jueces con el tema de protección a la niñez también cuenten con las herramientas psicológicas y emocionales que puedan brindar apoyo a los padres de familias involucrados con niños abusados o maltratos para poder que estos crezcan con autoindependencia de poder desarrollarse integralmente.
A su corta edad, muchas veces les cuesta entender la vida de abusos y constante agresión que les ha tocado. Los niños víctimas de agresión sufren en silencio el maltrato hasta cuando su condición los lleva a instituciones de salud.
En promedio, diariamente se reporta en el país un caso de niño o niña víctima de violencia o abusos. Solo en los cuatro primeros meses de este año al Hospital del Niño han llegado 88 menores de edad con síntomas o señales de agresiones físicas, algunas captadas a simple vista por los pediatras de turno, otras reflejadas en una radiografía.
Casos considerados al momento sospechosos por los médicos y que terminan siendo remitidos a los Juzgados de Niñez y Adolescencia, luego de ser evaluados por el departamento de Trabajo Social del hospital.
En su mayoría los casos más frecuentes suelen ser abuso sexual con 26, hasta el pasado mes de abril; 32 por negligencia (entiéndase accidentes por descuidos de los padres), 16 por maltrato físico y cinco por quemaduras de bombitas o juegos pirotécnicos.
El año 2013 no fue la excepción, cerró con 276 hechos reportados, según datos suministrados por el departamento de Trabajo Social. Marcando como recurrentes con un 84% los casos de negligencia (95), maltrato físico (60), abuso sexual (53) y quemados por bombitas (24).
El rango de edades de los niños y niñas víctimas de maltrato es de 1 a 9 años de edad, con mayor recurrencia de hechos procedentes de los distritos de Panamá y San Miguelito.
La pediatra Mariana López, quien ha manejado este tipo de situaciones, comentó que simplemente el aspecto de los niños o que los padres no estén atentos con las vacunas, llevan a sospechar que puede estar en un ambiente de violencia.
Otros aspectos más clínicos son el historial del pequeño, aunado a tipos de fracturas, quemaduras y golpes en su cuerpo, que no son propios de una simple caída o tropiezo.
López destacó que una fractura en el muslo, hueso difícil de romperse, así como huellas de quemaduras con colillas de cigarrillo hasta un llanto recurrente, en el caso de los que todavía no hablan, son señales que los alerta de que algo está pasando en ese hogar.
A veces, si es un niño que habla y cuenta que se le agrede, siempre hay que creerle, señaló la pediatra.
Casos excepcionales son de menores de un año y desafortunadamente cuando llegan, por su propia corta edad lo han golpeado duro y las lesiones físicas son serias. Preocupa en estos casos es que los padres siempre encuentran una justificación, nunca saben porque dejan sus hijos al cuidado de terceros, se inventan excusas o, simplemente tienden a la negación.
Es esto lo que observa comúnmente Nilda Santamaría, paidosiquiatra, quien resaltó que es frecuente que los menores agredidos provengan de un ambiente de violencia doméstica, donde los agresores son los propios padres o familiares cercanos.
Santamaría no evitó recordar el caso del año pasado de la menor de cuatro meses que falleció víctima del maltrato físico de su padrastro. Contó que lo manejó en tres ocasiones y al hablar con su madre le comentó lo que sucedía y en ese ínterin de conversaciones que sostuvo, descubrió que ella también era otra que sufrió de abusos físicos.
Los abusos sexuales en niños y niñas, en su mayoría, suelen detectarlos porque se presentan con cuadros de infecciones de transmisión sexual, como condilomas o gonorrea en la región genital.
En el Hospital del Niño se da una situación particular cuando ingresa un menor producto de abuso sexual o maltrato físico. En los casos donde se descubre que el agresor vive junto, se le deja hospitalizado, aunque la atención la puede recibir ambulatoriamente.
“Por fallos en el sistema que no cuenta con medios para quedarse con el niño inmediatamente sacándolo del lugar de donde es objeto de maltrato o retirando a la persona agresora, entonces se asume el rol de custodio”, manifestó Santamaría.
Adelina de Rodríguez, jefa del Servicio de Trabajo Social del hospital, comentó que todo niño que llega al Cuarto de Urgencias y el médico se percata, se llena el formulario de sospecha de violencia, se envía a trabajo social, que se encarga de hacerle una entrevista al familiar, la que se remite junto al documento que se envía al Juzgado de Niñez y Adolescencia.
Cuando el médico ordena la salida a ese paciente, se reporta previamente al juzgado y este remite nota al director médico donde autoriza a la persona a la que se le debe entregar el menor.
Muchas veces las amenazas que reciben los menores de edad de sus agresores, en los casos de los más grandes, lleva a que callen el abuso.
Situación preocupa en organismos internacionales
Datos recolectados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el documento “Niñez Panameña en Cifras” dan muestra de que 5,786 niños sufren maltrato físico y psicológico; 3,612 negligencia o abandono; 541 abuso sexual y 72 fueron víctimas de homicidio.
Los datos fueron obtenidos a través del Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República y el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Comercio.
Recientemente, un estudio elaborado por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses dejó en evidencia que las muertes violentas en infantes son ocasionadas por golpes en la cabeza o formas de asfixia causados por el padre, padrastro o un familiar cercano.
El Código Penal establece castigo a agresores
Causar, permitir o hacer que les hagan daño físico, mental o emocional, incluyendo lesiones físicas producto de castigos corporales, constituyen maltrato a menores de edad.
Se sanciona con prisión de dos a cuatro años, según establece la norma para quienes maltraten a un menor de edad.
Cuando se trata de un niño o niña con alguna discapacidad, la sanción se aumenta en una tercera parte a la mitad. Si el caso es por negligencia, se castiga con seis meses a dos años de cárcel si la conducta que llevó al hecho no fue intencional.
En el caso de que el hecho sea una violación o abuso sexual a menores de 14 años, aún cuando no haya violencia o intimidación se castiga con 10 a 15 años de prisión.
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