Nuestros mares como opción de turismo y avistamiento de aves

Era un día de cielo despejado, pero con brisa fuerte y oleaje agitado en la zona marina cercana a Pedasí. De pronto una “tiñosa común” (charrán pardo) se deslizó por la ola a centímetros del agua... y el fotógrafo estaba listo para robar la imagen.

El estadounidense Karl Kaufmann, con 20 años de experiencia en la afición de retratar aves, sabía que tendría una sola oportunidad.

Y aunque el pequeño bote era zarandeado por el mar, Karl se mantuvo impávido, siguiendo con su lente el recorrido del ave, hasta activar el obturador justo en el momento indicado.

El resultado fue esta imagen de lienzo marino, donde un gaviotín de San Félix parece congelado en el tiempo, escudriñando con su vista un detalle del mar, justo antes de que una ola nueva ola borrara la escena.

Viajes pelágicos

A este tipo de “tour” (poco promocionados en Panamá) se le conoce como viajes pelágicos.

Las aves pelágicas son aquellas cuya mayor parte de su vida la pasan en alta mar. No se ven en la costa.

Mar adentro, en Panamá, se pueden ver especies como albatros de las Galápagos, petrel de Tahití, pardela de Audubon, pardela sombría, paíño de Wilson y gaviotín inca, entre otras.

Los viajes pelágicos de observación de aves se pueden hacer en el Golfo de Panamá, o en la región de Azuero, partiendo de Pedasí (donde se captó la imagen superior).

“Hemos realizado estos viajes con el apoyo de los pescadores del área, a los cuales se les contrata por la mañana para salir mar afuera en busca de estas aves. Y al mediodía ya estamos de vuelta”, explica Rosabel Miró, quien también es directora de Sociedad Audubon de Panamá.

Rosabel lamenta que la mayoría de la oferta turística de nuestro país ubica a los turistas en los centros comerciales, calles, restaurantes o sitios de interés arqueológico.

Afirma que muy poco se ve a los turistas adentrándose a nuestras costas para observación de aves. Lo que representa un nicho latente, por ser personas con buenos ingresos económicos, que no regatean precios y que valorarían mucho entrar en contacto con aves neotropicales, que no podrán ver en sus países.

“¿Si viven en el centro de EE.UU. -por ejemplo- qué opción tendrán de ver una gaviota, un pelícano, o un paticuervo? Pero en Panamá se pueden ver... ¡y por cientos de miles!”, afirma Rosabel Miró.

Sin dejar de mencionar que, como bono adicional, turistas y aficionados a la fotografía que parte de Pedasí a registrar aves, a menudo regresan con la satisfacción de ver también ballenas orcas, ballena jorobadas o delfines. ¡Y todo por el mismo precio!