Cursos de verano, ¿negocio o inversión?
- Yaissel Urieta Moreno
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- yurieta@epasa.com
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- @yai_urieta
Distintos pensamientos sobre un mismo tema. Algunos apuntan que las vacaciones son para tener libertad de descansar y no salir de casa.

Los niños son los que quedan en medio de la disputa entre ver las actividades de veranos como inversión o un negociado escolar. Foto: Panamá América
La educación privada en Panamá sigue renovándose en el país, pero a pasos que, poco a poco, la clase media tendría que ingresar a escuelas del sistema público, por no poder cumplir con el costo de cuotas requeridas para los alumnos, sobre todo los de primaria, premedia y media.
Tratar de que un estudiante reciba una educación que los lleve a tener, a futuro, mejores ingresos y comodidades que sus padres, no es tan fácil.
Por ello, se ha puesto de moda en los colegios privados, que durante los meses de vacaciones (enero y febrero) se dicten cursos de verano, en algunos casos obligatorios para reforzar el aprendizaje del niño y que conozca detalles que no se dan durante el año regular.
Claro, ninguno de esos conocimientos es gratis. El padre de familia debe invertir en sus hijos para dejarles una buena herencia y de paso quitarles tiempo de esparcimiento y descanso a los más pequeños para que logren llegar lejos.
Una decisión que no es fácil. Poner a madrugar a los niños en vacaciones y de paso pagar por ello "es como privarlos de ser niños y obligarlos a crecer más rápido de lo normal", indica la psicóloga colombiana Esther López, quien no es partidaria que un niño vaya a la escuela en verano.
"Eso se debería dejar para aquellos que no logran pasar sin fracasos el año escolar; no venderlo como un premio para que aprendan más", sostuvo López.
Entre tanto, en Panamá cada vez son más los colegios privados que ponen los cursos de verano obligatorios para primer ingreso y abierto para todos los estudiantes que deseen reforzar.'
$125
es la cantidad mínima de matrícula en los cursos de verano en el país.7
de enero fue la fecha en que se iniciaron cursos escolares, sociales y deportivos.
"Honestamente no es que quiera que mis hijos se la pesen metidos todo el año en la escuela, pero lastimosamente no tengo tiempo para ponerlos yo hacer todo lo que harán allá. Prefiero que estén en la escuela, más relajados que en el año a que estén pegados a los juegos de video", dijo Lourdes Vega, madre de familia de dos niños.
Ella, madre de 35 años, con una familia formada, entiende que los tiempos ya no son como antes, que los niños se podían quedar al cuidado de los vecinos y no había temor de ningún acto inadecuado.
Pero, ¿qué tanto ayuda a un niño participar de cursos de verano, independientemente de la situación en la que estén sus padres?
"Mucho", fue la respuesta de la psicopedagoga Itza Buendía. Ella sustenta y concuerda con Vega, que los cursos de verano no se ponen por capricho, sino por necesidad de no tener a un niño inerte en casa.
Ella parte que hay una mala interpretación sobre lo que realmente son los cursos de verano. "Muchos creen que es una continuidad del calendario escolar, que es estricto, que dejan tareas y realmente es todo lo contrario, es tiempo de aprender de forma divertida y despejar la mente practicando deportes".
Y es que los cursos de verano no son solamente los que se dictan en las escuelas. Actualmente hay una gama de cursos de verano y distintas actividades en el mercado, y el padre es libre de elegir en cuál prefiere invertir para sus hijos. Sí, invertir, ya que ninguno es gratis.
"¿Qué necesidad hay de gastar plata y que el niño esté fuera de casa en horario de vacaciones?: ninguna", se autopregunta y responde López, quien insiste en defender la estabilidad de los niños en casa durante vacaciones.
Una visión que no comparte totalmente Yajaira Quiñónez, representante de padres de familia. "No debemos cerrarnos a abrir las puertas de diversión y conocimiento a los niños, al final, solo nosotros decidimos qué haremos o hasta dónde podemos llegar con los niños". "Yo no voy a matricular a mi hijo en una escuela o curso que sé no podré pagar porque al final la ilusión que se pierde es la de mi hijo", sostuvo.
Mientras el debate podría continuar, hay cursos de verano que ya van para su segunda etapa. Algunos en los parques rodeados de naturaleza, otros de deportes, otros de enseñanza, hay de baile, pintura, en fin, un sinnúmero de actividades en las cuales los niños podrían desempeñar su tiempo en vacaciones, alejado de la tablet niñera.
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