Suicidio, una salida que afecta al núcleo familiar
- Yaissel Urieta Moreno
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Superar las crisis de ansiedad y depresión no es fácil. Además del apoyo familiar, también se requiere de atención médica especializada.
Camila tenía 16 años de edad cuando le diagnosticaron su primer trastorno mental, la ansiedad. Al año siguiente le dijeron que también padecía de depresión, una situación difícil de manejar para una adolescente que lo único que quería hacer era esconderse para que la sociedad no la señalara.
Hoy, Camila tiene 20 años de edad y, aunque le costó superar sus crisis, en las cuales hasta intentó suicidarse, ya hasta ha trabajado de la mano con la Fundación Relaciones Sanas y ha creado el movimiento "Its Okay", para hacerle entender a las personas que "también está bien, no estar bien".
Tras varios años de tratamientos guiados por especialistas, Camila ha logrado dar charlas en conjunto con la fundación que se denominan "Rompiendo el Silencio", las cuales buscan llegar a personas con trastornos mentales o a familiares afectados por el suicidio de una persona cercana.
El trabajo que Camila ha logrado avanzar con la fundación ha impactado tanto que en su cuenta de Instagram se ha dedicado a darle valor al hecho de que afrontar los trastornos mentales no son causa de pena, ni de vergüenza.
Y es que suicidio es una palabra que trae miedo, dolor, zozobra y hasta falta de entendimiento entre quienes se han visto afectado por una acción que deja huellas imborrables entre familiares y amigos, de quienes tomaron la decisión de quitarse la vida.
A pesar del dolor que pueda causar, el suicidio no es una intención a conciencia que pueda tener una persona en un momento racional. Los trastornos mentales son un "desbalance químico que viene del cerebro y que deben ser tratados con medicamentos específicos para regular dichos químicos", sostuvo Vali Maduro de Gateño, doctora de la Fundación Relaciones Sanas.
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Por ese desbalance médico es que las personas con trastornos mentales no deben automedicarse o terminar de forma abrupta el tratamientos, pues los efectos podrían ser peor que las crisis tratadas y tener un desenlace fatal.
Tras el suicidio de un ser querido solo queda superar las distintas etapas del duelo hasta llegar a la etapa conocida como resiliencia, que es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas.
Luego de registrado el hecho, son varias las aristas que quedan por trabajar.
"No solo los padres quedan afectados, también lo queda todo el núcleo familiar de quien se suicidó", explicó la psicóloga Eusebia Solia, quien es experta en manejo en conciliación familiar.
A pesar de que es una realidad de la cual poco se habla en Panamá, los efectos tras conocer la noticia pueden ser diversos y cada quien necesita cerrar su ciclo de la manera más conveniente, pero lo que no sería negociable, es el tratamiento clínico por el trauma.
Los más afectados
En teoría, serían los padres las personas más afectadas por la muerte por decisión de sus hijos, por ello es recomendable la atención médica oportuna, ya que ellos pueden caer en el trastorno de la depresión por la falta del ser querido.
"Cuando la persona tiene una enfermedad mental, debe seguir el tratamiento indicado, sin el prejuicio, de que si estoy tomando medicamentos es porque estoy loco", reconoció José Calderón, director del programa contra el suicidio del Ministerio de Salud (Minsa).
El especialista incita a los pacientes a tratar de superar esos prejuicios, para seguir el tratamiento adecuado, porque si suspende el tratamiento, las posibilidades de suicidio son mayores.
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Entre tanto, para la psicóloga clínica Rodsella Aragundi es importante entender que "para apoyar a una persona en duelo, uno primero necesita mantener el propio bienestar, es decir, darle espacio a su experiencia y buscar apoyo para elaborar sus propias emociones".
Características
Hay muchos factores que inciden en que una persona tome la decisión de terminar con su vida.
Las características que hacen más probable que una persona considere, intente o se suicide son sufrir de algún trastorno de salud mental como depresión, ansiedad o el abuso de sustancias como alcohol y drogas.
Las enfermedades crónicas, factores ambientales o experiencias traumáticas como pérdidas: Trabajo, amigos, relaciones, muerte. El estrés prolongado como bullying, dificultades familiares, además del acceso a medios letales o experimentar el suicidio de otra persona son parte de los factores clínicos más destacables.
Para Aragundi, "es cierto que no es una decisión que se toma a la ligera, hay estudios que comprueban que las personas que mueren por suicidio o hacen un intento por acabar con su vida, vienen contemplando desde meses, incluso años. La mayoría de las personas que muere por suicidio da señales, mientras más nos eduquemos en reconocer y responder a estas señales, más podremos ayudar".
Atención
Las advertencias verbales a las que hay que ponerle atención a una persona con problemas mentales son hablar de la muerte, hablar de su valor como persona, hablar de planes, despedirse de todos.
Entre tanto, entre las advertencias no verbales a las que hay que darle atención están los cambios en la conducta y hacer preparativos para regalar posesiones personales o valiosas a extraños sin dar mayores explicaciones.
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