Sociedad
Reducción mamaria llega al sistema sanitario público
- Fariza Gordon
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Tras la cirugía de mamoplastia de reducción, la calidad de vida de las pacientes mejora, ya que disminuyen los dolores de espalda y cuello.
La reducción de mama, también conocida como mamoplastia de reducción, es más que una cirugía estética y está disponible en el sistema sanitario público, concretamente en la Caja de Seguro Social (CSS). Este procedimiento quirúrgico puede mejorar la calidad de vida de las mujeres que sufren por tener senos excesivamente grandes.
Dolores en la columna cervical, dolor de cabeza, mala postura, lesiones en la piel como enrojecimiento y lesiones por hongos, a veces difíciles de tratar, son algunas de las sintomatologías que sufren las pacientes con gigantomastia.
Las medidas se consideran grandes cuando cada mama pesa 1,000 gramos, es decir, un kilogramo en cada mama.
Estas pacientes tienen este aumento súbito, principalmente en dos etapas de su vida, ya sea en la pubertad, cuando se están desarrollando o cuando tienen sus primeros hijos, explicó el doctor John Davis, cirujano plástico y reconstructivo de la Ciudad de la Salud de la Caja del Seguro Social (CSS).
En estas instalaciones de salud se han realizado cinco cirugías de reducción de mama y, actualmente, hay unas cinco pacientes en espera.
Para esta cirugía califican las pacientes que han pasado por medicina física y rehabilitación, en la que realizan terapias para el fortalecimiento de los músculos de la espalda o algún tipo de ejercicio para mejorar el dolor. Si estas pacientes no mejoran, se refieren a la cirugía de reducción mamaria.
El doctor Davis precisó que la paciente debe ir a consulta externa y se le realizan todas las evaluaciones preoperatorias. Las pacientes que tienen algún grado de sobrepeso u obesidad se refieren a control nutricional para que mantengan una dieta balanceada y puedan reducir el peso previamente a la cirugía.
"Se realizan exámenes de sangre, radiografía de tórax, electrocardiograma para determinar que no tenga ningún tipo de comorbilidad", agregó el cirujano.
Posteriormente, a las pacientes se les toman diferentes medidas, entre el complejo areola-pezón, que debe tener una distancia equidistante desde el cuello y ahí se determinan diferentes posiciones en las cuales van a reposicionar el pezón.
El especialista mencionó que la cirugía se realiza bajo anestesia general y suele durar entre 3 a 5 horas, dependiendo de la cantidad de mamas que tenga la paciente. Normalmente a estas pacientes se les reseca (corta) la mitad del tejido mamario.
Durante el postoperatorio a veces las pacientes pueden quedarse hospitalizadas el mismo día y se les da de alta al día siguiente, si no hay ningún problema, detalló Davis.
¿Afecta la sensibilidad y la lactancia materna?
Como están quitando tejido mamario, es posible que la paciente tenga algún grado de pérdida de sensibilidad, ya que al resecar la glándula se realizan cortes a nivel de los nervios y cortes a nivel de la musculatura del complejo areola- pezón.
"Aproximadamente el 4% de las pacientes van a tener disminución de la sensibilidad a largo plazo. Incluso, a veces las pacientes tienen mayor sensibilidad después de la cirugía, esto es más que todo por los cambios inflamatorios", indicó.
Según el cirujano, muchas de estas pacientes ya han tenido hijos y no les preocupa no poder amamantar, mientras que a muchas de las pacientes jóvenes, que tienen gigantomastia, tampoco les preocupa, ya que ellas prefieren tener una mejor calidad de vida.
Sobre este aspecto, Erick Santos, también cirujano plástico y reconstructivo, aconseja la cirugía cuando la mujer ya no va a dar pecho o haya terminado su vida reproductiva.
Sostuvo que, generalmente, una vez se hace la reducción se mantiene el volumen de las mamas y aseguró que no volverán a crecer siempre y cuando la paciente no gane peso.
Entre las ventajas de esta cirugía, Santos mencionó que las mamas quedan más compactas, firmes y en posición. Además, la paciente puede tener más actividad física, más libertad de movimiento y puede hacer su trabajo habitual sin tener esa carga adicional.
Mientras que los riesgos van desde tener complicaciones como sangrados y heridas abiertas.
Sobre el proceso de recuperación, el galeno dijo que depende de cada persona, sin embargo, en una semana la paciente se siente bastante bien.
Agregó que se requieren unas tres semanas para que la paciente tenga su vida normal. La actividad física y ejercicio leve se puede hacer a la cuarta semana, pero no pueden hacer fuerza, como pechadas o alzar grandes pesos y levantar carga arriba de la cabeza.
Tienen que usar un sostén postoperatorio que mantenga todo en su sitio por dos meses, concluyó Santos.
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