Problema carcelario
Pandillerismo imposibilita clasificar a los detenidos
- Luis Ávila
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El virus del COVID-19, que ya ha penetrado la Cárcel de Mujeres y la de Colón, ha revivido la necesidad de clasificar a los privados de libertad.
Problema carcelario
El virus del COVID-19, que ya ha penetrado la Cárcel de Mujeres y la de Colón, ha revivido la necesidad de clasificar a los privados de libertad.
La proliferación de las pandillas en Panamá durante los últimos años ha imposibilitado que en las cárceles del país se realice una clasificación de detenidos, ya sea por delito cometido, o por tipo de enfermedad.
La llegada del virus del COVID-19 a algunos centros penitenciarios del país pone de manifiesto la necesidad que tiene el sistema carcelario panameño de hacer una clasificación.
Con esto, se evitaría que, de alguna manera, detenidos que han ido a parar a las cárceles por delitos comunes corran el peligro de infectarse de este mortal virus o de enfermedades como el VIH y la tuberculosis, que son algunas de las que más hay en los penales. O de verse envueltos en hechos de violencia solo por estar agrupados en las cárceles con miembros de pandillas que han cometido actos como asesinatos, violaciones, entre otros.
Actualmente, el único sistema de clasificación de detenidos que se usa en las cárceles del país, es por el lugar donde reside el preso, más no por enfermedad o por delito cometido. Esto ha llevado a que hoy en día en las cárceles, asesinos y violadores estén en los mismos pabellones junto a personas que pagan una condena por robarse un celular o por haberse involucrado en un riña. Y muchos de estos, debido a la saturación que tiene el sistema, aún estén esperando una condena.
Incluso, se han dado casos en los cuales detenidos hasta han perdido la vida en reyertas, solo por estar mezclados con pandilleros que tienen "guerras" con otros presos.
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Para el exdirector del Sistema Penitenciario de Panamá, Ángel Calderón, existen programas para clasificar a los detenidos y colocarlos en cárceles del país dependiendo del tipo de delito que han cometido, sin embargo, esto no se ha podido concretar por la proliferación de pandillas y porque no se puede tener a ciertos reclusos juntos con otros, debido a enemistades manifiestas.'
160
pandillas activas a nivel nacional hay actualmente, según las autoridades del país.
89
pandillas funcionan en la ciudad capital, de acuerdo con registros oficiales.
Sumado a esto, no se cuenta con las instalaciones carcelarias para poder hacer una clasificación, salvo La Nueva Joya, la única que cuenta con adecuaciones para poder hacerlo.
"Mientras no se construyan centros penales cónsonos con la realidad de cada región, no podemos avanzar mucho en este tema de la clasificación", explicó el abogado.
A esto, de acuerdo con Calderón, hay que sumarle el hacinamiento que hay en la mayoría de los centros penitenciarios del país.
A marzo de este año, la población carcelaria en el país asciende a 18 mil 179 reclusos, es decir, 3,588 reclusos más de la capacidad que tienen en su conjunto todas las cárceles del territorio nacional, que es de 14 mil 591 detenidos.
Para Gilberto Toro, investigador social, el tema con el Sistema Penitenciario y los privados de libertad siempre ha sido un punto de cuestionamiento, sobre todo porque no se define la clasificación de detenidos, tema en el cual se ha dado mucha improvisación e inestabilidad por años.
De acuerdo con Toro, esta es una clara muestra de que el sistema no tiene capacidad, o sus autoridades no quieren asumir responsabilidades con la seguridad y la estabilidad del privado de libertad mientras permanezca bajo su responsabilidad.
Sin embargo, Toro indicó que existe una gran duda sobre agrupar a los detenidos por pandillas, ya que al mantenerlos a todos en una misma celda, fortalece la capacidad y la forma de proceder de las pandillas.
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"El sistema no se quiere atrever a probar en promover la convivencia entre privados de libertad de grupos de diferentes bandos para ver cómo se fortalece este tema, no se quieren atrever, sin embargo también el sistema está enfocado en trasmitir que no ha fortalecido a las pandillas, es como un auto-engaño", explicó el investigador.
Mientras que para el psicólogo social, Jesús López, cuando una persona comete un delito demuestra de alguna manera un trastorno y la personalidad que forjó a través de lo que ha vivido en su barrio, por lo que en base a esto, es que se debe realizar la clasificación de los detenidos.
"Hay un principio que establece que las personas que cometen un delito lo hacen por razón de oportunidad o por la propia exposición y la frecuencia con la cual el sujeto está más expuesto, por ejemplo si yo me críe en un barrio donde la mayoría de los muchachos vendían drogas, a lo mejor yo igual lo voy hacer", indicó López. Agregó que esto no significa que todos los muchachos de un barrio tienen el mismo tipo de personalidad.
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