Maritza Alabarca, la bebé que se convirtió en heroína del 9 de Enero
- Dayana Rivas
Un relato para hacer justicia a la memoria de Martitza Alabarca Ávila, la mártir colonense que murió con solo 6 meses de edad, aquel 9 de Enero de 1964.

Madre y hermanos de Martiza Alabarca la recuerdan en su tumba.

Madre y hermanos de Martiza Alabarca la recuerdan en su tumba.

Certificado de nacimiento de Martiza Alabarca.

Madre y hermano de Martiza Alabarca la recuerdan en su tumba.
¿Cómo alguien se convierte en héroe a los seis meses de edad? Maritza Alabarca vivó poco, ni siquiera sabía hablar cuando murió, pero su estadía en esta tierra fue suficiente para responder a esa pregunta.
Corría el año 1964. Eran los días en los que un grupo de jóvenes protestaban contra el poderío estadounidense que excluía a Panamá de algunos sectores de su propia tierra. Sí, esos valientes muchachos a los que hoy recordamos como los Mártires del 9 de Enero.
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Mientras la gesta tomaba fuerza en los alrededores de la secundaria Balboa en la ciudad de Panamá, la confrontación también se trasladó a la Costa Atlántica. En un cuarto de la ciudad de Colón una madre decidía qué hacer con sus hijos. Gregoria Ávila, madre de Maritza, debía salir a trabajar como cada día. No tenía opción. Ella era la única proveedora del hogar.
Como el ambiente se tornada más hostil por los enfrentamientos que provocó el intento de colocar la bandera panameña en territorio de la Zona del Canal, ella llevó a sus hijos donde un familiar en las afueras de la ciudad. Pero entre sus pequeños estaba esa bebé de seis meses, que aún tomaba pecho. Con preocupación tuvo que quedarse con ella y con otro hijo de unos 12 años, llamado Cecilio.
En la mañana del 9 de enero Gregoria salió a sus labores, pese a que el ambiente era peligroso sus patrones no le habían indicado que podía ausentarse por seguridad. Cecilio quedó en casa cuidando a la criatura. Como madre la inquietaba la situación, mas también estaba la preocupación por mantener la única fuente de ingreso que tenía para sustentar a su familia.
Su vida no había sido fácil. No fue sencillo para ella ubicar un techo conveniente para ellos, menos garantizar una entrada segura de dinero. En ese momento tenía un poco de ambos, no podía poner en riesgo esa vulnerable estabilidad.
Las calles se fueron llenando de gases lacrimógenos, se escuchaban explosiones. Dentro del cuarto de Gregoria, o "Golla" como se le conoció, Cecilio trataba de hacer lo mejor que podía. Era un niño, el miedo se apoderaba de él.
Aunque la indicación era quedarse dentro de esas paredes para estar a salvo, el humo, los gases no respetaron lo que había dicho "Golla". Se colaron entre las rendijas e invadieron las vías respiratorias de los niños. Cecilio se dio cuenta de que algo no andaba bien con Maritza, no sentía su respiración y lleno de terror se echó a andar por las calles pintadas de guerra en dirección al hospital Manuel Amador Guerrero.
Maritza no corrió hacia la Zona del Canal a izar la bandera panameña. Las piernas de su hermano corrieron para salvar su vida, para que alguien sacara el humo, los gases, la injusticia que asfixiaba no solo sus pulmones sino el derecho de los nacionales a vivir libres de recorrer su propia tierra.
Historia tergiversada
Ese mismo escenario que la convirtió en mártir tergiversó la historia de Maritza, quien es señalada erróneamente en algunos libros y por algunos historiadores como una niña de la etnia guna, cuando no es así. Simplemente era una bebé colonense que no pertenecía a ningún grupo indígena.
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Era hija de "Golla". La familia comprende que su identificación pudo ser confusa en las primeras horas para las autoridades porque quien la llevó al hospital fue su hermano de apenas 12 años, quien hoy sigue recordando ese fatídico día, en el que no comprendía de gestas patrióticas ni mucho menos conocía a los 21 jóvenes que son honrados...
Ascanio Arosemena Chávez, Gonzalo Antonio Crance Robles, Teófilo Belisario De La Torre Espinosa, Jacinto Palacios Cobos, Alberto Oriol Tejada, Ezequiel Meneses González, Luis Vicente Bonilla Cacó, José Enrique Gil, Alberto Nicholas Constance, Víctor Manuel Iglesias, Rodolfo Sánchez Benítez, Víctor Manuel Garibaldo Figueroa, Gustavo Rogelio Lara, José Del Cid Cobos, Ricardo Murgas Villamonte, Rosa Elena Landecho, Ovidio Lizandro Saldaña Armuelles, Etanislao Orobio Williams, Carlos Renato Lara, Evilio Lara, y Celestino Villareta.
Actualmente Cecilio tiene más claro que cualquier otra persona cómo Maritza Alabarca Ávila figura entre esos impávidos personajes que dejaron sus vidas haciendo respetar la soberanía de una nación.
Otra imprecisión de quienes han contado la historia es el nombre correcto. Citan a la niña como Maritza Ávila Alabarca, cuando no es así. Ella fue registrada al momento de nacer como Maritza Alabarca Ávila [ver certificado de nacimiento].
"Golla", quien falleció a inicio de los años de la década de 1990, tuvo 9 hijos: Silvia, Cecilio, Ana, Jorge, Rosa, José Félix, Vielka, Mireya (q.e.p.d.) y Maritza (q.e.p.d.).
También tuvo muchos nietos, entre los que me encuentro yo, Dayana Rivas. Solo tenía 8 años cuando murió mi abuela, no tuve mucho tiempo para conversar con ella sobre lo que sucedió en el año 1964, pero entre más sé de su vida, más admiro su valentía.
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