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Los gallos desempolvan las espuelas y regresan al ruedo
Cientos de galleros en el país hacen agenda y "wasapean" a sus círculos más cercano que tienen en común el deporte de jugar a los gallos, para cuadrar los encuentros.
- Gilberto Soto
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- Especial para Panamá América
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- @panamaamerica
- - Actualizado: 13/6/2021 - 01:20 pm
Pasó poco más de un año de pandemia y Raúl, entrenador y propietario de 12 gallos de pelea, está que ‘salta en un pie’.
Es el primer fin de semana que podrá jugar sus gallos sin temor a que lo sorprenda la Policía por rifársela en una actividad clandestina.
Como él cientos de galleros en el país hacen agenda y "wasapean" a sus círculos más cercano que tienen en común el deporte de jugar a los gallos.
La noticia dada por el ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, fue recibida con agrado por el sector, dice Raúl, porque ‘muchos fueron aprendidos y sancionados por rifárselas de manera ilegal; había que buscarla. La cosa está bastante difícil’.
Raúl, quien vive en Naos, La Chorrera, prefiere mantenerse en reserva y relatar cómo sobrevivieron los gallos a la pandemia sin dejar de entrenar y cómo el reinicio de la actividad impactará en la economía de su familia.
Como todo entrenador cuida lo que comen sus gallos y como todo atleta – los gallos - deben someterse a las rigurosidades de una dieta balanceada.
Es por eso, ‘siempre estuvieron preparados.
A pesar de las limitaciones, en el que los fines de semana también sufrían los efectos de la cuarentena, ellos, no debían suspender el entrenamiento al que están sometidos’.
El desayuno: un huevo sancochado, plátano maduro hervido acompañado de aminoácidos es la entrada del día. Pasa el día y el canto es su pasatiempo innato favorito. Ya en la tarde, viene lo mejor. Entrenamiento físico y bufé.
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Unos 30 minutos de cardio, que puede ser entre brincos y peleas ficticias con un gallo títere, para mantener activo ese sentimiento de dar un espuelazo certero.
Una vez concluye el entrenamiento – dice Raúl- el gallo se deleita con avena, zanahoria, tomate, plátano maduro sancochado, huevo, maíz quebrado, comida de perro y un alimento especial para ellos lleno de vitaminas.
‘Solo así podemos evitar gallos obesos, con un pizco de grasa en su cuerpo’, comenta.
Esa religiosidad con los gallos es su diario vivir. Claro, lo hace porque en fines de semana buenos, se lleva a la casa hasta mil dólares, si uno de sus gallos se impone al resto.
‘Es un trabajo dedicado, pero también es un deporte, tiene su gente’, dice.
Los gallos los mantienen de tres a cuatro libras, sin oportunidad de que desarrollen grasa, porque de eso depende su capacidad de respuesta en la gallera y de su ingreso familiar y de subsistencia para la manutención de ‘los atletas’.
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