Jubilados en Panamá solo logran sobrevivir
Tras enredarse en costosos negocios de dinero, a los jubilados solo les queda el dinero básico para completar medicamentos y comidas diarias.
Tras enredarse en costosos negocios de dinero, a los jubilados solo les queda el dinero básico para completar medicamentos y comidas diarias.
Debido a pensiones bajas y préstamos bancarios, los jubilados se quedan sin dinero para hacerle frente a sus necesidades.
En Panamá existe la Ley 51, la cual señala que toda persona que haya aportado 240 cuotas pagadas comprobadas a la Caja de Seguro Social (CSS) y tenga 57 años (mujeres) y 62 años (hombres), podrá gozar de una jubilación laboral, con el 60% del promedio de sus mejores salarios anuales.
La pensión, que cobrarían los nuevos jubilados, dependerá del monto de sus salarios, pero en teoría, tendría uno bastante similar al que recibió durante su actividad laboral.
Aunque hasta allí todo se ve bien y con posible solvencia para afrontar su nueva vida de retiro, la mayoría de los jubilados realizan la misma jugada, al poco tiempo de estar descansando en casa.
Buscan bancos y financieras que les presten dinero al mejor término con el objetivo de "hacer mejoras que no podían antes" y es allí cuando la calidad de vida de los nuevos jubilados comienza a decaer.
En la jugada de los préstamos, los jubilados son los clientes favoritos de las financieras. Les prometen que en poco tiempo y con poco papeleo, tendrán el tan añorado dinero para "realizar sus cosas".
Para el vendedor de préstamos de una financiera, Saúl Rodríguez, "en ocasiones los jubilados no saben ni en qué se están metiendo realmente, pero nuestro trabajo es vender", reconoció.
En Panamá existe una veintena de empresas dedicadas al préstamo rápido de dinero, pero con intereses muy altos y es allí donde las personas de la tercera edad salen perdiendo por muchos años.
"En la emoción que nosotros le ofrecemos las cosas bonitas, los señores no se dan cuenta de cuánto realmente quedarán cobrando y cuando se ven apretados, después de un par de años, regresan a financiar y es hasta peor", explicó el vendedor.
Anécdotas de los propios jubilados detallan que por sacar préstamos de por lo menos $8 mil, han quedado cobrando hasta $52 por quincena, es decir $104 por mes.
"Es difícil, porque la plata del préstamo se acaba y quedamos pagando un dinero que honestamente en ocasiones no era necesario pedir", reconoció el jubilado de la Policía Nacional, Andrés Rodríguez.
Su experiencia fue tal como la relató el vendedor de préstamos. Su primer préstamo como jubilado fue de $8 mil, hizo y deshizo con eso, pero luego de un par de años volvió a refinanciar porque no le alcanzaba el dinero.
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"Fue el peor error. No podía ni regalarle una cajita feliz a mi nieta, porque no me alcanzaba. Finalmente refinancié por tercera vez y me compré un taxi para poder sobrellevar los gastos del préstamo y lo que me quedaba en el cheque", expresó Andrés Rodríguez.
El impacto de no considerar lo que pasaría en su futuro como jubilado y que en teoría le tocaría vivir con un cheque embargado, provocó estrés y enfermedades como presión alta, al punto que hoy, a sus 74 años, sigue manejando taxi y contando los años para después de casi 20 años disfrutar de su cheque de jubilación sin descuento de deuda.
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Así como el expolicía hay cientos de jubilados que no logran disfrutar del trabajo de por lo menos 30 años, por apresurarse a meterse en un préstamo en el cual quedan pagando hasta tres veces lo que pidieron.
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