Coronavirus
¡EXCLUSIVA! Beatriz Chichester, la panameña que cuida de los desamparados en New York, epicentro del COVID-19 en Estados Unidos
Beatriz Chichester manifiesta que la población a la que sirve es muy vulnerable y el riesgo lo toma todos los días, porque le gusta su trabajo.
- Luis Ávila
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- - Actualizado: 21/4/2020 - 05:58 am
En medio de la pandemia del COVID-19 en New York, epicentro de este virus en Estados Unidos (EE.UU), hay una panameña que lo arriesga todo para ayudar a personas que están en el vicio de las drogas. Se trata de Beatriz Chichester.
Esta panameña labora como asistente en la clínica para adictos a las drogas Mount Sinaí, la cual atiende a más de 500 personas que están sumergidas en ese vicio, muchos de los cuales están desamparados y expuestos al nuevo coronavirus.
"Mi labor en esta clínica es recibir a las personas que están inmersas en el mundo de las drogas que llegan por atención. Yo soy la primera persona con que ellos tienen contacto, pues soy quien les hace su ingreso y los refiero con un determinado doctor", dijo Beatriz Chichester, oriunda de Río Abajo, quien agregó que entre las personas que atienden, al menos cinco son panameños.
De estos, dos actualmente se encuentran en Panamá, pues cuando se dio el brote, los mismos habían viajado y no han podido regresar a Nueva York.
La información, Beatriz la conoce de primera mano ya que dentro de sus labores tiene que darle seguimiento a pacientes de la clínica que han viajado a otros países para certificar que donde se encuentren están siendo tratados.
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630
nuevas muertes se registraron el domingo en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.
35
años tiene la panameña Beatriz Chichester de vivir en los Estados Unidos.
Hay que indicar que el tratamiento que reciben las personas que cayeron en este vicio es con un medicamento llamado "Metadona", el cual los ayuda a controlar su ansiedad por drogas fuertes, como la cocaína y la heroína.
"La Metadona los ayuda a no sentir el deseo de usar las drogas", indica Chichester. Advierte que hay personas que se han atendido en la clínica para adictos, que hoy son abogados, oficinistas y enfermeras.
La panameña narra que de alguna manera trata de que estas personas se queden en sus hogares, para que no se expongan a este mortal virus, pero a veces resulta imposible, por lo que les provee, en la medida de lo posible, de guantes y mascarillas para que se protejan.
Temor al virus
Cuenta Chichester, de 60 años de edad, y quien tiene más de 40 años de vivir en EE.UU., que como todo ser humano que a diario ve la ferocidad de esta pandemia, siente temor de contagiarse del COVID-19, sin embargo, sigue haciendo su labor, porque le gusta ayudar a las personas que están en las drogas y que buscan dejarlas.
"Me da mucho miedo y cuando empezó lo de este virus, me puse a llorar y hablé con una de las enfermeras para que me diera fuerza espiritual, ya que tengo que ser fuerte y echar para adelante", explicó.
Por su labor, Beatriz tiene que asistir de lunes a viernes a la clínica para adictos, junto a médicos, enfermeras, aseadores y personal de seguridad.
Explica que algunos de sus compañeros de labores ya han vivido en carne propia lo que es la ferocidad del coronavirus, pues se han contagiado y han estado en cuarentena.
"Dos de las doctoras con que yo trabajo se enfermaron, y una enfermera", expresó con preocupación Chichester, mientras agregaba que en el departamento donde labora, son 35 personas las que a diario están expuestas al tratar con todos estos individuos y su adicción.
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Con nostalgia y algo de tristeza, indica Chichester que han sido días difíciles, sin embargo siguen trabajando para tratar de que los mismos estén bien.
"Los educamos, les explicamos sobre cómo tienen que protegerse, así como las medidas de lavado de manos y el uso de gel alcoholado para evitar contagiarse", expresó esta panameña, quien añade que antes de realizar esta labor trabajaba en una firma de abogados, ya que está graduada de secretaria legal.
"Esa fue mi decisión. Pasar de trabajar en una oficina legal a laborar con personas adictas, algo que no es fácil".
Amor por los suyos
Además del amor a su profesión, Beatriz se preocupa de cumplir a diario los protocolos sanitarios para que sus dos hijos y su esposo no se vean expuestos.
"Todos los días cuando llego de trabajar agradezco a Dios y sigo los protocolos de limpieza. Me lavo mis manos, mi uniforme y mis zapatos los desinfecto; todo por la seguridad de los míos", cuenta Chichester. Con un poco de pesar, indica que en Nueva York la gente no ha entendido la peligrosidad de esta invisible, pero mortal enfermedad respiratoria.
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Tan solo el pasado domingo, en la ciudad conocida como la Gran Manzana, se reportaron más de 630 nuevas muertes, de las cuales más de 90% se registraron en hospitales y hubo más de 2 mil nuevas hospitalizaciones, según medios de comunicación.
Estas cifras no son ajenas para Beatriz Chichester, quien con lágrimas en sus ojos, indica que algunos panameños han fallecido a causa de este virus, que afecta al mundo entero.
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