El águila harpía y los mitos sobre su muerte
En los pueblos indígenas es posible trabajar en el tema de educación para preservar al animal, pero falta la voluntad y el apoyo de las autoridades.
- Yai Urieta
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- - Actualizado: 03/11/2018 - 06:15 am
Que si sus huesos son triturados y su polvo es echado en aceite para frotar a los bebés "aguados", que si sus plumas son vendidas a extranjeros o que son un signo de poder son algunas de las creencias y leyendas que hay tras la muerte del ave nacional de Panamá, el águila harpía.
Su protección fue decretada mediante la Ley 18 de 10 de abril de 2002, misma norma que regula lo relacionado con su hábitat, crías, nido y protege al animal de la caza indiscriminada, además de la venta, por estar en peligro de extinción.
Según la bióloga experta en águila harpía Karla Aparicio, fundadora de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, "científicamente no hay nada que compruebe" los rituales y las creencias que tienen los pueblos indígenas sobre el uso de las partes del águila, tras su muerte.
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En otros países, el cacique de las tribus se manda a hacer un sombrero con plumas del águila para demostrar poder, pero en Panamá solo se tienen sospechas de que las plumas son vendidas y el animal es vendido en diferentes formas para sacarle ganancia, además de la alimentación.
Aunque el ave nacional está en peligro de extinción, por tener una cría cada tres años, áreas como las comarcas indígenas de Darién son los sitios donde más registros de rapaces silvestres se tiene, seguido por el río Chagres, Bocas del Toro, Palo Seco y Donoso.
Según Aparicio, ellos junto al Parque Municipal Summit y la Fundación Amigos del Águila Harpía tienen un censo de 227 parejas silvestres.'
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En el Parque Municipal Summit hay solo un ejemplar del ave en cautiverio y es llamada Panamá.
Aunque pareciera que es una gran población, la especialista no lo ve así, por el tema del tiempo que toma cada hembra para reproducirse, cuidar a la cría, alimentarla y finalmente dejarla volar.
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Todo ese proceso puede tomar hasta dos años, tiempo que pueden aprovechar las cazadores para atacar tanto a la cría como al ave.
"Gracias a drones hemos visto aves muertas junto a los harpifans en los nidos", recalcó Aparicio, quien explicó que el águila harpía suma años, como un humano, y logra sobrepasar los 50 años.
La ley
Aunque en Panamá existe la Ley 18 del 10 de abril de 2002 , son pocos los casos en que se les aplica el castigo a quienes cazan a las águilas harpías.
"El tema de la caza en los pueblos indígenas se puede evitar con educación", resaltó la bióloga, tras consultarle si las tradiciones pesan más que la educación de preservar el ave nacional.
"En 2012 realizamos un programa de educación ambiental en la comarca Guna, pero es muy costoso porque llegar allá no puede ser en carro, hay que pagar la gasolina del bote y luego la movilización al punto", rescató. "Es cuestión de voluntad".
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Justamente, debido a la falta de voluntad para invertir en educación y hacer respetar las leyes, entre 2015 y 2017, se ha registrado la muerte de 10 águilas harpías, de las cuales se tiene registro en entidades ambientales. Durante todo ese periodo, solo una pudo ser salvada.
Actualmente, en el Parque Metropolitano Summit se encuentra Panamá, como ave representante de su especie, la que no corre el riesgo de ser cazada, pero también está el problema de que no se pueda reproducir y dejar cría.
Causas de muerte
La manera más fácil y cruel de acabar con la vida de un ave nacional es con perdigones. "Ella (águila harpía) no ataca a los humanos a menos que ellos se acerquen al nido".
También es frecuente que los pichones mueran al caer desde el nido, que siempre está en un árbol conocido como cuipo, a más de 30 metros de altura y con una amplitud de dos metros en su copa.
Para la bióloga, la cifra que se tiene sobre la muerte de aves registradas crece un poco, y "durante los últimos años, ave que entra a Summit para ser atendida no sale viva" debido al mal estado en que llega.
Todavía se espera que el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) y el Ministerio Público (MP) cumplan con las investigaciones sobre la foto que circuló en redes sociales, a finales de julio de este año, de una harpía ensangrentada mientras era sostenida por el cuello con las alas abiertas por una persona de rasgos indígenas.
La población de águilas en el país tiene regiones específicas, pero de seguir con la caza ilegal, y sin que MiAmbiente ponga control, podrían desaparecer en poco tiempo debido a su extenso tiempo para apareamiento.
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