Panamá
Dieron su vida en lucha contra el coronavirus
La COVID-19 se ha llevado a varios profesionales de la salud. Sus compañeros cuentan lo difícil y doloroso que ha sido laborar durante la pandemia.
Panamá
La COVID-19 se ha llevado a varios profesionales de la salud. Sus compañeros cuentan lo difícil y doloroso que ha sido laborar durante la pandemia.
La primera línea de combate contra la COVID-19 ha sufrido bajas, está cansada, pero sigue cumpliendo su deber, a pesar de las carencias y la impotencia, al no poder dar respuesta óptima a todos los que llegan a los hospitales.
A la fecha, más de 20 médicos, 7 enfermeras, 3 laboratoristas y otros trabajadores de la salud, han perdido la vida por la COVID-19.
El doctor Julio Osorio, quien labora en Chiriquí, describe lo que ha sido como un doloroso aprendizaje.
"Al comienzo, nuestro índice de mortalidad en cuidados intensivos, de los pacientes que nos llegaban, se nos moría el 60%", recordó.
Describe Osorio, que en los primeros meses sufrieron cuando lograban extubar a pacientes que luego tuvieron muerte súbita en las salas de medicina e, incluso, en sus casas.
"Se nos murieron allí mismo, súbitamente, sin que eso se atribuyera a dificultad respiratoria o falta de oxígeno; entendimos después que eran las trombosis masivas, en el corazón, cerebro o una embolia pulmonar", declaró.
Osorio, quien también es dirigente médico, llamó la atención sobre que, a pesar de que la pandemia ha sido difícil para el mundo, Panamá pudo haber estado en mejores condiciones.
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"Había que empoderar a la población civil, creando nuevos comités comunitarios, donde se le organizara", afirmó.
A la enfermera Lissette, le tocó estrenarse como enfermera durante la pandemia y en el principal hospital público del país, el Santo Tomás.
"Es difícil porque allá adentro uno ve la realidad; las personas no pueden tener sus visitas, mueren solas", precisó.
A pesar que antes de que un paciente llegue a la sala, hay una sección que se conoce como "de transición", para diferenciar los casos de Covid de los demás, esto no es una protección totalmente segura para el personal, confesó.
"Entramos con todo el equipo de protección, y si los insumos no alcanzan, igual tenemos que ingresar, porque tenemos que atender al paciente", relató.
Y es que no siempre están garantizados todos los equipos de protección. "A veces no hay mascarillas, batas, gorras, ni cubre zapatos", dijo.
Las enfermeras, por lo general, cuando llegan al hospital se cambian de uniforme, pero si no hay, tienen que laborar con el que se colocaron en sus casas.
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"A veces nos toca doblar (turnos) y más ahora (con la cuarentena), porque hay compañeras que no tienen transporte, por lo que a veces la jornada se extiende a 16 horas de trabajo", reconoció.
En los laboratorios, la labor es igual de extenuante.
"No hemos parado de dar el servicio. Al inicio todo estaba concentrado en el Gorgas, pero el trabajo se ha ido diluyendo en todas las instalaciones de salud, que están hisopando y haciendo sus pruebas de Covid", contó Julio Nieto, dirigente de los laboratoristas.
Asegura que hay un desgaste de nueve meses de intenso trabajo, en los que se han suspendido vacaciones y días libres. "Se trabaja de lunes a viernes, horario regular, y fin de semana, por turnos, muchas veces doblando".
Y como en el camino, varios se han contagiado, tienen que relevar a ese personal. "Todos esos elementos van sumando y al final este es el desgaste que tenemos", reconoció.
Nieto resumió la gran experiencia que la pandemia ha dejado.
"Lo que vino a reflejar fue que muchas de nuestras instalaciones de salud no estaban listas para afrontar esta emergencia sanitaria y hemos tenido en el camino que tomar decisiones para atender las necesidades de la población", concluyó.
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