Bibliotecas públicas, el reto de funcionar sin el suficiente apoyo estatal
Mientras países vecinos aumentan la cantidad de estos centros de participación ciudadana, en Panamá cada vez hay menos bibliotecas públicas, un panorama que se replica en las bibliotecas escolares.
- Adiel Bonilla
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- - Actualizado: 28/4/2018 - 10:48 am
Panamá todavía no cumple los estándares internacionales que aplican para las bibliotecas públicas, que entre otras directrices recomiendan que haya uno de estos centros de encuentro comunitario por cada 3,000 habitantes.
También se pide representación nacional, algo que tampoco ocurre acá. Por ejemplo, no se cuenta con ninguna biblioteca pública en las comarcas y áreas indígenas del país.
A pesar de que en sitios como Yandub-Narganá (comarca Guna) hay un terreno y una estructura muy bien ubicada, está cerrada debido al abandono de las autoridades, y se ha convertido en monumento a la desidia [ver foto principal].
El resto del país no escapa a esta realidad. La biblioteca pública de Río Hato estuvo cerrada por 5 años debido al pésimo estado del inmueble. Recientemente se nombró a la bibliotecaria, quien laboró por seis meses en la biblioteca de Penonomé, en espera de que se hicieran reparaciones y paliativos.
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Uno de los grandes retos de las bibliotecas públicas de Panamá es demostrarle a la comunidad que no son solo para chicos en edades escolares. En la biblioteca Fernando Guardia, por ejemplo, hay cursos de diversas especialidades para adultos mayores.
La biblioteca pública Omar Torrijos, de San Miguelito, es otro buen ejemplo de una amplia oferta. Desarrolla talleres de ajedrez, cursos diseños de polleras, de informática, de manualidades y de artes plásticas, para todas las edades.
Olga Cuevas, coordinadora de la Red de Bibliotecas Públicas, explica que actualmente avanzan con enfoque en cuatro objetivos: brindar información, educación, cultura y recreación.
"Las personas que sentimos pasión por el servicio que ofrecen las bibliotecas necesitamos apoyo de las autoridades en aspectos que escapan a nuestro control, como inversión, construcción y mantenimiento de estructuras. No queremos que una más cierre por esta causa", expresó Evelia Fernández, directora de la biblioteca pública Fernando Guardia.
Y es que en los últimos años, en lugar de aumentar la cantidad, se han dado cierres. Y de 60 bibliotecas públicas, actualmente solo 56 están funcionando.
Para plantear una comparación con nuestros vecinos, en Colombia se construyen 4 bibliotecas por mes; hay en los 32 departamentos del país, y en casi todos los municipios, sumando 1,484 bibliotecas públicas, con un crecimiento sostenido todos los años, por las últimas 2 décadas.
En tanto, en Costa Rica el crecimiento no ha sido tan exponencial (tienen 60), pero sí han dado un giro a su oferta comunitaria, que incluye clases de zumba, yoga, cursos de inglés, de computación o de pintura de uñas. También un novedoso préstamo de computadoras con internet y wifi ilimitado.
No es de extrañar, entonces, que guardar silencio en las bibliotecas ticas ya no es una regla.
Replicar estas buenas prácticas en Panamá tendría que iniciarse desde el Ministerio de Educación (Meduca), donde ni siquiera existe una dirección encargada solo de este tema.
Existe sí, una Dirección Nacional de Currículum, que a su vez tiene un departamento denominado Textos Escolares y Bibliotecas, el cual resulta muy pequeño para velar por el sistema nacional de bibliotecas escolares y públicas.
Y aunque el panorama se presenta sombrío, hay quienes prefieren ver el futuro con optimismo, como Olga Cuevas, coordinadora de la Red de Bibliotecas Públicas adscritas a la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. "Estamos para organizar entretenimiento, cultura, participación ciudadana, que la gente se reúna en las bibliotecas para resolver necesidades, problemas de la comunidad, que es el rol que debemos cumplir", afirma.
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