La Chorrera crece, también sus males
En los últimos años, en el distrito han proliferado las quejas y denuncias relacionadas a la delincuencia y a la calidad de los servicios públicos, principalmente.
- - Publicado: 20/5/2006 - 11:00 pm
El crecimiento poblacional del distrito de La Chorrera durante los últimos años ha sido realmente significativo. El surgimiento de barriadas en las afueras, en breve tiempo, conecta con el distrito de Arraiján.
De la imagen del viejo Chorrera poco queda, sólo algunos edificios.
Considerar a La Chorrera como ciudad dormitorio es discutible, aunque todo ello ha traído consigo otros problemas como el aumento de la delincuencia y la necesidad de ampliar los servicios básicos.
El distrito de La Chorrera, con cerca de 150, 258 habitantes, según el último censo de población, cuenta con un solo hospital regional, que es el Nicolás Alejo Solano.
Aunque mucho se ha avanzado desde aquellos tiempos en que este nosocomio era especialmente para pacientes tuberculosos, el nuevo hospital regional es de segundo nivel o sea que no cuenta con los servicios de cuidados intensivos, urología, nefrología, cardiovascular y neurocirugía.
Por otra parte los servicios básicos que se ofrecen en La Chorrera, como electricidad, agua y teléfono, generan muchas quejas dentro de los usuarios, ya que a pesar del tiempo siguen siendo deficientes en el funcionamiento que brindan.
En el caso de la electricidad, muchos consideran que el servicio era más eficiente cuando estaba la hidroeléctrica de la familia Barraza, que funcionaba con la energía de El Chorro y era más barata.
Algo similar ocurre con el suministro de agua potable, que cada vez son más los sectores que siguen teniendo contratos con el Instituto de Acueductos Alcantarillados Nacionales y tienen que depender de carros cisternas.
Comunidades como Bello Horizonte en El Coco, La Pesa y María Leticia, no reciben el suministro del agua.
Rogelio Zúñiga, viejo chorrerano, conocedor de la historia de La Chorrera, dijo que el crecimiento poblacional ha producido alternaciones que van desde el clima, debido a la deforestación, hasta el modo de vida de las personas.
Indicó que la proliferación de cantinas y el exceso de ruido es otro de los males de esta época, sumado a la ola de criminalidad.
Problemas que no acaban
Otro dolor de cabeza viejo y que se ha agravado en los últimos años es el servicio de transporte. Pese a que ahora hay rutas internas y piqueras de taxis, éstas no brindan el servicio esperado, ya que no quieren llegar hasta ciertos lugares por el estado de las calles.
El crecimiento poblacional que ha experimentado La Chorrera en los últimos años, ha traído consigo problemas como la delincuencia. En sectores como la barriada San Antonio, desde hace un año se dan constantes balaceras cerca a uno de los multisfamiliares, los fines de semana.
Hacinamiento en cárcel
Hace varias décadas se construyó la cárcel de La Chorrera, con capacidad para unos 150 privados de libertad, pero hoy alberga a unos 600 hombres que viven en hacinamiento.
Testigo de estos problemas son los viejos vecinos de la cárcel, que sin ser privados de libertad están presos de gozar de un aire sano, ya que los reos lanzan cartuchos llenos de excretas a sus predios constantemente, situación que ha llevado a la vecina más cercana del penal a abandonar su casa.
De la imagen del viejo Chorrera poco queda, sólo algunos edificios.
Considerar a La Chorrera como ciudad dormitorio es discutible, aunque todo ello ha traído consigo otros problemas como el aumento de la delincuencia y la necesidad de ampliar los servicios básicos.
El distrito de La Chorrera, con cerca de 150, 258 habitantes, según el último censo de población, cuenta con un solo hospital regional, que es el Nicolás Alejo Solano.
Aunque mucho se ha avanzado desde aquellos tiempos en que este nosocomio era especialmente para pacientes tuberculosos, el nuevo hospital regional es de segundo nivel o sea que no cuenta con los servicios de cuidados intensivos, urología, nefrología, cardiovascular y neurocirugía.
Por otra parte los servicios básicos que se ofrecen en La Chorrera, como electricidad, agua y teléfono, generan muchas quejas dentro de los usuarios, ya que a pesar del tiempo siguen siendo deficientes en el funcionamiento que brindan.
En el caso de la electricidad, muchos consideran que el servicio era más eficiente cuando estaba la hidroeléctrica de la familia Barraza, que funcionaba con la energía de El Chorro y era más barata.
Algo similar ocurre con el suministro de agua potable, que cada vez son más los sectores que siguen teniendo contratos con el Instituto de Acueductos Alcantarillados Nacionales y tienen que depender de carros cisternas.
Comunidades como Bello Horizonte en El Coco, La Pesa y María Leticia, no reciben el suministro del agua.
Rogelio Zúñiga, viejo chorrerano, conocedor de la historia de La Chorrera, dijo que el crecimiento poblacional ha producido alternaciones que van desde el clima, debido a la deforestación, hasta el modo de vida de las personas.
Indicó que la proliferación de cantinas y el exceso de ruido es otro de los males de esta época, sumado a la ola de criminalidad.
Problemas que no acaban
Otro dolor de cabeza viejo y que se ha agravado en los últimos años es el servicio de transporte. Pese a que ahora hay rutas internas y piqueras de taxis, éstas no brindan el servicio esperado, ya que no quieren llegar hasta ciertos lugares por el estado de las calles.
El crecimiento poblacional que ha experimentado La Chorrera en los últimos años, ha traído consigo problemas como la delincuencia. En sectores como la barriada San Antonio, desde hace un año se dan constantes balaceras cerca a uno de los multisfamiliares, los fines de semana.
Hacinamiento en cárcel
Hace varias décadas se construyó la cárcel de La Chorrera, con capacidad para unos 150 privados de libertad, pero hoy alberga a unos 600 hombres que viven en hacinamiento.
Testigo de estos problemas son los viejos vecinos de la cárcel, que sin ser privados de libertad están presos de gozar de un aire sano, ya que los reos lanzan cartuchos llenos de excretas a sus predios constantemente, situación que ha llevado a la vecina más cercana del penal a abandonar su casa.
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