Panamá
Churubé lucha por un acueducto digno
- Karol Elizabeth Lara
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- @KarolElizabethL
El acueducto local tiene más de 40 años, sin la debida atención, lo que ha incidido en que haya colapsado al completo.

La estación seca incide en que el tanque de reserva no se llene. Foto: Cortesía
La escasez del agua potable no es un calvario exclusivo de la capital o de las urbes. En las zonas rurales, sus habitantes también tienen que ingeniárselas para sobrevivir sin este elemento fundamental.
Su ausencia se prolonga durante meses en Churubé, una comunidad en el corregimiento de El Caño, distrito de Natá, que ya está harta de las promesas incumplidas.
Alba Albo, dirigente comunitaria, explicó que el acueducto local tiene más de 40 años, sin la debida atención, lo que ha incidido en que haya colapsado al completo.
"Deseamos nuevos tanques de reserva, cambio de tuberías para poder que el agua en verdad llegue limpia y por más tiempo. Se requiere una inversión gubernamental y no nos quieren dar nada", dijo Albo a Panamá América.
Sus peticiones han caído en sacos rotos. La líder comenta que durante tres años han cerrado calles, se han reunido con la gobernación, con los funcionarios de salud y las respuestas siguen ausentes.
"Tendremos una reunión con la comunidad para ver las nuevas medidas que tomaremos", destacó.
De este acueducto dependen más de 2000 personas. La tarifa para Churubé Abajo es de cinco dólares y $3.50 para los que residen en Churubé Arriba.
Producto de la desesperación, algunas personas han optado por recurrir a pequeñas bombas para que el agua les llegue, sin embargo, la práctica no es permitida porque acaparan la poca agua que hay disponible en las viejas tuberías. Además, en la comunidad residen personas humildes que no tienen recursos para comprarlas.
Durante la estación seca, la sequía impide que el tanque de reserva se llene, lo que impacta en el tiempo en el que demora el agua.
"No le dan mantenimiento, entonces mandan agua solo por dos o tres horas directo de la turbina y el agua no llega a todas las casas. Tiene muy poca presión para la cantidad de viviendas que existen. Muchas veces salen lombrices", agrega.
Para la estación lluviosa la situación no cambia. Al contrario, el agua que sale de los grifos parece chocolate.
Por su parte, Irasema Pérez lamentó que los residentes de Churubé tengan que vivir como gorgojos, lo que más allá de una situación de comodidad es también un riesgo para la salud.
"Ellos trabajan con pozos. También han tenido que abastecerse del río de El Caño, el cual tiene el agua empozada y varios niños de la comunidad han experimentado episodios de vómito y diarrea", puntualizó la líder natariega.
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