Panamá
Pactos entre Varela y diplomáticos chinos habrían cimentado camino a tensión con EE.UU.
- Vivian Jiménez
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En 2017, Panamá rompió sus relaciones con Taiwán para establecerlas con China.
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La influencia china en Panamá siempre ha sido una preocupación incesante de Estados Unidos, sobre todo durante el gobierno del expresidente Juan Carlos Varela, debido al secretismo con el que fueron establecidas sus relaciones.
Este sentimiento había sido expuesto a mediados de 2024 por las autoridades estadounidenses, pues en una carta dirigida al entonces secretario de Estado Antony Blinken ya se advertía de los acuerdos y permisiones otorgadas por el exmandatario al país asiático.
La misiva escrita por el comisionado marítimo federal, Louis Sola, expuso una serie de medidas ejecutadas por Varela para favorecer a los comerciantes y gobierno chino en el país, inclusive en perjuicio del pueblo panameño.
A Varela se le acusó, en ese momento, de confiscar indebidamente la concesión de la Marina de Amador para entregarla a empresas chinas sin importar sus repercusiones, ya que, dicha hazaña costó más de 250 millones de dólares, pese a que pudo haber sido financiada en su totalidad por inversores privados.
Además, revelo que el expresidente tenía la intención de construir una embajada china en el lugar, lo que generó serias preocupaciones sobre la integridad de los sistemas judiciales y de seguridad.
El escrito también advirtió a Estados Unidos que durante la gestión Varela (2014 - 2019) se otorgaron miles de millones de dólares en proyectos no licitados de propiedad china en Panamá, afectando directamente la seguridad nacional del país norteamericano.
Este y muchos otros acuerdos secretos para romper relaciones con Taiwán y establecerlas con China sin que Estados Unidos sospechara están sustentados en los Varela Leaks.
El análisis de estas conversaciones realizado por el periodista Demetrio Olaciregui demuestra que el exmandatario tenía una relación más que diplomática con el embajador chino en Panamá, podría decirse que hasta se convirtieron en socios comerciales, ya que, el exdelegado asiático invirtió en su empresa familiar.
Varela, pese a contar con el beneplácito de los estadounidenses, traicionó su confianza al negarles, en diciembre de 2016, su intención de relacionarse con China, cuando las negociaciones habían iniciado un año antes.
Incluso recibió en concepto de “donación” un billón de yuanes, es decir, 145 millones de dólares, que no fueron mencionados ni entraron al Tesoro Nacional a solicitud del exadministrador de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP), Jorge Barakat, para que no dieran la impresión de ser un pago a la ruptura con Taiwán.
Dicha aportación fue maquillada como un aporte de los chinos a proyectos educativos, sin embargo, no existe constancia de que el Ministerio de Educación (Meduca) recibió tal contribución.
Tras filtrarse estas conversaciones, los chinos negaron haber pagado al exjefe de Estado por romper relaciones con Taiwán, afirmando que su única petición para establecer vínculos diplomáticos con Panamá era que se reconociera la existencia de una sola China.
Para Olaciregui, establecer relaciones con China nunca fue el problema, sino todo lo que se acordó tras bastidores para instaurar esta unión, el hecho de que Varela le haya mentido a Estados Unidos y le otorgara múltiples beneficios a China a cambio de favores personales.
“Varela estuvo jugando en un equilibrio nefasto en el que pensaba que iba a quedar bien con China y con Estados Unidos”, afirmó.
Estos hechos refuerzan la teoría de que las insistentes amenazas del presidente Donald Trump subyacen de la apertura dada a los asiáticos durante el gobierno de Varela.
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