Varados en el tiempo
... incluyamos a nuestros adultos mayores en nuestra vida familiar. Hagamos pequeños proyectos para alegrarles la vida en nuestro entorno. Para protegerlos, para alentarlos en esos años de soledad.
- María de Lourdes de Townshend
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- - Publicado: 22/9/2020 - 12:00 am
Aprovechemos la experiencia y sabiduría de aquellos que han vivido toda una vida aprendiendo y enseñando. No los maltratemos. No los desechemos. No los olvidemos. Foto: EFE.
Asombrosamente, mientras el progreso avanza vertiginosamente, llevándose todo a su paso, devastando el planeta y cambiando radicalmente a cada habitante del mundo, existe algo que continúa su paso sin que haya ningún movimiento, deseo ni proyectos por remediar esta situación.
Se trata de los adultos mayores. Cada día son mayores sus necesidades. Mientras muchos países, sobre todo en el continente asiático, dan muestras ejemplares de honrar a las personas en este grupo, otros, sin embargo, van años luz atrás de una cultura para atender, con planes y leyes, la protección de esta comunidad tan vulnerable.
Pero el destino cobra la factura. En este tiempo de pandemia, son miles los adultos mayores, que, con su ínfima jubilación o pensión, que no les alcance ni para sustento propio, sacan adelante a su familia.
También sale a relucir mucho abuso, ya que este grupo es muy vulnerable, y por su condición de soledad y confianza en los demás, los despojan de sus valores materiales.
¿Qué hacemos ante esta situación? Esta pregunta debería estar en mente de cada panameño responsable. ¿Qué hace el gobierno? ¿Qué hace la empresa privada? Regresemos a aquellos años en que nuestros ancianos eran valorados, queridos, asistidos y respetados.
Donde pasaban de generación en generación aquellos valores morales y familiares. Donde los jóvenes aprovechaban aquellas enseñanzas tan profundas.
Regresemos a crear programas en escuelas y centros públicos para crear conciencia. Aprovechemos la experiencia y sabiduría de aquellos que han vivido toda una vida aprendiendo y enseñando. No los maltratemos. No los desechemos. No los olvidemos.
Seamos parte de ellos, de su memoria, de su cariño, de su abnegación y entrega.
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En resumen, combinemos e incluyamos a nuestros adultos mayores en nuestra vida familiar. Hagamos pequeños proyectos para alegrarles la vida en nuestro entorno. Para protegerlos Para alentarlos en esos años de soledad.
Sembremos un árbol en su nombre. De esa manera, su recuerdo vivirá para siempre, a la vez que ayudamos al medio ambiente y reforestemos en sus nombres.
Traerá muchos beneficios y será una gratísima satisfacción.
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