Opinión
Valoremos el 7 de septiembre de 1977
- Modesto Rangel Miranda
La historia nuestra consagra una verdadera lucha que guarda en nuestra sagrada página, un hecho que trascendió los acontecimientos de un pueblo que por más de un siglo y medio, anhelaba su propia independencia.
Los errores cometidos por los lideres revolucionarios que firmaron al acta de Independencia de 1821, creyeron que la voluntad soberana de una confederación consagrada a ideales bolivarianos de un líder que buscaba unir las Américas, siendo como un sueño frustrado de antagonismo cuyo centro era promulgar los principios del adoctrinamiento de la política expansionista monroista que una vez acabó con sus propios indígenas, hasta la batalla de 1876 por sus tierras estadounidense. Pero qué tan grande es la lucha de un pueblo, que desde 1856 permitió que el poder económico y militar foráneo dominara lo que ellos buscaban hasta consagrarlo con el tratado de 1903, donde cedieron a las pretensiones de naciones como Costa Rica, que perdieron en la Guerra de Coto gran parte del territorio, pero en la diplomacia obligó a los panameños firmar un acuerdo que nos quitó nuestras tierras.
Pero esta llama histórica de libertad, honor y patriotismo, vio su culminación el 7 de septiembre de 1977, plasmando en nuestra historia, la lucha por la recuperación del territorio canalero, quienes consideraban que seriamos una estrella a la bandera estadounidense en el territorio de la República de Panamá.
Con el tratado de 1977, Tratado Torrijos Carter, sellaba la presencia del sueño inmaculado de una potencia que se creía eterna en nuestra patria más allá del 31 de diciembre de 1999 como fecha de nuestra independencia, libre de dominio extranjero que manejara los destinos de nuestra nación y las instalaciones del Canal.
La lucha no fue en vano, los gestores de 1921 en el Conflicto de Coto y luego en la llama de libertad de 1964, plasmaron un mensaje al mundo, que en 1977, ningún extranjero deberá jugar con el sentimiento nacionalista de un pueblo que ama su libertad , democracia y su sueño de crecer sin dominio foráneo, coadyugando sus propias ideas, sin embargo han pasado 47 años, donde hemos visto una amnesia histórica, donde los jóvenes de los 80 y 90 sembraron la verdadera semilla de lucha por nuestra identidad soberana, pero el olvido de las generaciones del nuevo siglo o del milenio considerado como la Generación de Cristal no valoran o conocen la historia del 7 de septiembre de 1977, quienes fueron los actores de la firma deben guardársele un verdadero respeto, porque conocieron las luchas generacionales de una nación, cuyo sentido de libertad no era para el momento sino para la posteridad en las principales páginas de nuestra historia. Lo fundamental y cuestionante es que corrientes foráneas han hecho que se olvide esta fecha, pero debemos ser verdaderos gestores influyendo en la juventud quienes se lo enseñen a sus profesores sobre la lucha generacional de jóvenes que desafiaron el poder político y militar estadounidense de esa época.
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