Vacunas, ¿qué pasó con los diabéticos?
Aunque todos estamos expuestos, no todos tenemos la misma capacidad y condición física para enfrentarnos a esta enfermedad y a las desbastadoras consecuencias que podría tener en nuestra salud incluso a largo plazo, por lo que el programa de inmunización, en su segunda fase, continúa la vacunación de pacientes con enfermedades crónicas.
El 80% de las muertes por la COVID-19 en Panamá están asociadas a enfermedades crónicas como hipertensión, obesidad y diabetes. Foto: EFE.
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como pandemia a la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), fuimos presa de la ansiedad y entramos en pánico colectivo.
Ignorábamos el alcance de un virus potencialmente mortal y prácticamente desconocido hasta el momento, que nos llevó a tomar medidas férreas y desesperadas, como las implementadas por algunos gobiernos para evitar el inminente ingreso del virus a su territorio.
Mientras que otros líderes optaron por ignorar las advertencias y medidas de bioseguridad agravando así los terribles efectos de la pandemia, que ya ha cobrado la vida de más de 3 millones personas en todo el mundo.
Panamá, quien fuera el país centroamericano con más contagios, por conducto del Ministerio de Salud (Minsa), implementó en el mes de enero 2021, el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), el cual, en su primera fase, priorizó la inmunización del personal de salud, que está en la primera línea de batalla arriesgando sus vidas mientras desempeñan tan admirable labor.
A pesar de que varias casas farmacéuticas han desarrollado vacunas contra la COVID-19, persiste el escepticismo en la población panameña, pues hay quienes no solo dudan de su efectividad, sino que temen que existan efectos secundarios o la muerte.
Aunque todos estamos expuestos, no todos tenemos la misma capacidad y condición física para enfrentarnos a esta enfermedad y a las desbastadoras consecuencias que podría tener en nuestra salud incluso a largo plazo, por lo que el programa de inmunización, en su segunda fase, continúa la vacunación de pacientes con enfermedades crónicas, que debido a su previa condición médica son más vulnerables.
El 80% de las muertes por la COVID-19 en Panamá están asociadas a enfermedades crónicas como hipertensión, obesidad y diabetes, esta última afecta a más de 200 mil panameños y se estima que en Panamá, al año, fallecen unas 1,300 personas por su causa.
Este padecimiento no nos hace más propensos al contagio, pero si más susceptibles y no solo por el hecho de tener diabetes, sino por un inadecuado control de los niveles de azúcar que pueden causar inflamación y provocar posibles problemas de circulación, por lo que la vacunación es de vital importancia.
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Desde el pasado 5 de julio 2021, se dio continuidad a la fase 2 del Programa Ampliado de Inmunización que en su etapa 2A incluye a la población de 16 a 59 años con enfermedades crónicas como la diabetes, comorbilidad que puede convertirse en un factor de riesgo.
El avance del programa de vacunación va a depender del suministro y disponibilidad de la vacuna, pero más allá de la logística de abastecimiento y distribución sería conveniente que el Ministerio de Salud desarrolle una campaña cuya finalidad sea la de educar y orientar a la población sobre los beneficios de aplicarse la vacuna contra la COVID-19 y así desmentir los rumores que están generando incertidumbre y podrían costar más vidas.
Estudiante de Maestría en Gerencia Estratégica UIP.