Mensaje
Una mujer en extremo especial
.. padres maravillosos, judíos piadosos, que formaron a María en las virtudes, conocimiento de la Palabra escrita del Antiguo Testamento, de las nobles tradiciones de Israel.
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.. padres maravillosos, judíos piadosos, que formaron a María en las virtudes, conocimiento de la Palabra escrita del Antiguo Testamento, de las nobles tradiciones de Israel.
Creo que el Señor tiene todo el poder y toda la gloria. Y tiene todo el derecho a escoger la mejor persona y mujer para ser la madre de su hijo. Por eso preparó desde toda la eternidad a María para que fuera la mejor madre del mundo.
La preservó de la mancha del pecado original, la adornó con los dones y carismas necesarios para la misión encomendada. La embelleció con un carácter dulce y al mismo tiempo fuerte, una inteligencia suma y con gran manejo de la intuición, mucha fortaleza y gran compasión.
Le regaló unos padres maravillosos, judíos piadosos, que formaron a María en las virtudes, conocimiento de la Palabra escrita del Antiguo Testamento, de las nobles tradiciones de Israel. E hicieron de ella una mujer hacendosa, capaz de mantener una casa limpia, trabajar en la huerta, cuidar a las ovejas y corderos y cocinar bien. Y supieron moldear sus modales, finos y femeninos, pero con la humildad y sencillez propia de una joven digna de su pueblo.
Una madre así se merecía Jesucristo, el Señor. Una mujer con la capacidad formar bien a ese niño en todas sus etapas hasta llegar a su madurez. De atenderlo en todo.
Y en ese ramillete de virtudes y hermosas cualidades, hay un detalle que sobresale y es digno de mencionar; su aprecio a una práctica tan necesaria para encontrarse más profundamente con el Misterio Divino: el saber vivir en el marco del silencio y de la soledad. Desde muy niña buscaba espacio y tiempo para estar a solas con el Señor.
Hacía de la meditación su hábito diario y eso la hizo entrar más conscientemente en el misterio de la presencia de Dios en su alma. Meditar diariamente para ir poco a poco culminando en la contemplación del Señor.
Contemplar es quedar extasiado en la presencia santa de Dios, viviendo momentos sublimes, donde la persona se siente transportada a un ámbito o nivel más alto y profundo de la presencia del Señor.
Los santos describen así esos momentos dentro de la oración y meditación, que no suelen ser largos, salvo casos de algunos que intensamente y por largo rato quedaban en éxtasis. Todo cristiano está llamado a la contemplación, de acuerdo con sus posibilidades y respetando la psicología propia.
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Sin ningún tipo de fenómenos raros. Con paz y serenidad llegar a un nivel de meditación más profundo. María Santísima vivió todo eso de manera profunda, intensa, íntima, sublime.
En ese contexto se le aparece el ángel y viene la Encarnación del Verbo. Fue en un momento místico, muy íntimo, y estando ella extasiada, envuelta en el misterio del amor de Dios, y el Verbo se hizo carne. Y allí comenzó nuestra salvación.
Monseñor.
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