Fe
Una deuda con el Cristo Negro de Portobelo
- Emilze Evans
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...debemos dejar ese hombre o mujer vieja atrás para ser personas nuevas, conscientes que la soberbia es un destino sin retorno y que debemos ser humildes para reconocer nuestros defectos y errores.
Pídele, él puede ayudarte a salir de esa tormenta que te agobia. Foto: Archivo
Tuvimos años de vacas gordas donde nuestra economía fue catalogada como una de las mejores de América Latina, no obstante, hoy ese escenario alentador ha cambiado y las estrategias empresariales nos sorprenden por las fusiones y adquisiciones que se están llevando a cabo, las cuales están causando inestabilidad para los clientes, proveedores y colaboradores.
Son factores que nos afectan a nivel profesional y personal.
Si tú estás pasando por problemas financieros, de salud o tienes alguna adicción, confía esa carga a Jesús Nazareno de Portobelo.
Recuerdo, la primera vez que visité el Santuario de Jesús Nazareno de Portobelo fue por curiosidad porque no podía entender los sacrificios que realizaban las personas.
Entonces emprendí mi viaje un 21 de octubre para validar los testimonios que había escuchado sobre sus milagros.
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Fue impresionante haber realizado esa travesía, en ese momento lo hice como turismo religioso para conocer las costumbres del lugar.
Al pasar los años ese viaje que hice para conocer testimonios de vida se convirtió, para mí, en un retorno en búsqueda de una respuesta que me ayudara a tener paz y seriedad para afrontrar las dificultades que habían surgido en mi vida.
Pude entender entonces que, cuando tienes problemas y confías en él, ese viaje se hace largo pero a medida que avanzas vas encontrando respuestas.
A través de los hechos que puedes evidenciar a tu alrededor, cuando escuchas las historias de las personas, te percatas que cada uno tiene una razón para estar allí.
Nunca me imaginé que ese regreso involucraría tanto sacrificio donde las lágrimas eran un consuelo en medio de mi situación.
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Al llegar al templo y contemplar la mirada impresionante de la imagen de Jesús, causó en mi una paz y pude comprender que sin él no somos nada y que debemos presentar nuestras vicisitudes a él y él buscará la manera de ayudarnos.
Entendí por qué las personas me decían: Yo tengo una deuda con el Naza.
En medio de la incertidumbre, él nos brinda la solución que necesitamos.
Pero debemos dejar ese hombre o mujer vieja atrás para ser personas nuevas, conscientes que la soberbia es un destino sin retorno y que debemos ser humildes para reconocer nuestros defectos y errores.
Pídele, él puede ayudarte a salir de esa tormenta que te agobia.
Especialista en Docencia Superior.
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