Un agro en agonía en medio de las riquezas
Se podría decir que los productores agropecuarios son los más acaudalados dado que todo el mundo necesita comer, pero no es así, más en un país donde no se respeta ni aprovecha la productividad, sino el paternalismo. Panamá es una burbuja peligrosa, no tenemos riquezas, y las pocas que tenemos están secuestradas por unos pocos egoístas, a los que no les interesa sino acumular riquezas que solo les servirán al final para un buen ramo de flores en la tumba. Aquí solo 4.5% es actividad productiva, cuéntese pesca, agroindustrias e industria, y un espantoso 95.5% es consumismo desmedido y sin un aval de riqueza; no tenemos petróleo, solo un poco de oro, un canal secuestrado por la corrupción y un sistema comercial colapsado en deudas y deducciones.
Debemos poner los puntos en las íes, el agro es la salvación de muchos males del país, desde la seguridad alimentaria hasta la seguridad social, sin el agro estamos destinados a un abismo sin fondo. Es por esto que el Gobierno, y más el próximo, debe encaminarse a reducir la mora con el agro, por medio del camino de la distribución, parar las importaciones en época de cosecha, reactivar las cadenas de frío y fortalecer las exportaciones de carne y otros productos animales, teniendo en cuenta que los tratados ya están, solo falta corregir los errores en cálculos.
La producción ganadera está ligada a la conservación del suelo y la producción de agua, y esto es así ya que no es posible vivir solo de reforestación, como pretenden con una nueva ley los diputados opositores y oficialistas en la Asamblea Nacional, atentando contra la libertad jurídica de las fincas; hay que incentivar la producción, no destruirla con leyes nefastas que en nada ayudan en la conservación del agua, sin país no habrá agua que se pueda proteger, es un punto cerrado no hay vuelta atrás, se debe producir primero, que lo demás no importa.
Para tener un país libre se debe tener primero comida buena en cada plato de cada mesa nacional, y esto no se logra importando productos que parecen alimentos, alimento pasado en el tiempo y sin distribución local, esto es toda una cadena, el productor vende bien, el intermediario tiene más productos frescos que vende a tiendas, supermercados y restaurantes, que tendrán comida de calidad y a buen precio en venta. También si exportamos, el productor tiene plata para invertir que llega a los industriales, y se paga bien a los colaboradores, que al recibir un buen sueldo compran más alimentos y así se cierra el ciclo de la producción sostenible.
Pero esto se debe hacer ya, no más trabas, entre más pase el tiempo más se debe corregir y más gasto se hace, aún estamos a tiempo de revertir una bomba de tiempo, la producción nacional merece tener el escaño de antes, no más fincas "hobbies", son necesarias las fincas productivas y la utilización de más tierra para producir, y al hacer esto se pone en marcha todo un sistema de asesoramiento científico, por esto decimos que sin agro no hay país.
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