Anécdotas
Tinita y el levantamiento de El Tullido
- Stanley Heckadon-Moreno (Antropólogo.)
En mi infancia a orillas del Chiriquí Viejo, sin electricidad, por radio de baterías nos enterábamos de las noticias. La historia chiricana la aprendíamos luego del rosario en las conversas nocturnas. De boca de los abuelos y los de su generación. De los tiempos del rey, del Chiriquí colombiano. De la entrada de la Panamá Sugar y la Chiriquí Land, que trajeron centenares de “nicas”, hondureños y salvadoreños, cuyos vocablos enriquecieron el habla chiricana. De la Guerra de Coto, de la línea del ferrocarril de Chiriquí, la matanza de los suizos en Cotito, de grandes terremotos e inundaciones. Uno de estos eventos que se mencionaba con frecuencia era el Levantamiento de El Tullido.
En la década de 1920, campesinos de El Tullido, hoy Santo Tomás, Alanje, organizaron un movimiento de los sin tierra liderado por un extranjero. Un día, machete en mano, a pie, fueron a tomarse el cuartel de David. En la finca La Cabezona se toparon con la Policía. Tras la refriega, unos 50 fueron arrestados, conducidos a David, encarcelados e interrogados. Se decía fueron el primer movimiento comunista en la región. Evento ignorado por nuestros libros de historia.
Pasó el tiempo. Un día me enteré de que en la Caña Brava, caserío a la vera de un zanjón que fluye al Chiriquí Viejo, vivía la última cocinera del movimiento. El 8 de diciembre de 1974, en el bote de la casa, bajé el río hasta la Caña Brava. En un ranchito de paredes de caña blanca y piso de tierra vivía Tinita. Tenía 84 años. Conversamos a la luz de una guaricha. Dijo que su nombre cristiano era Faustina Jiménez Saavedra. Nacida en Alanje, 15 de febrero de 1890. Su mamá, Ramona Saavedra. Su papá, Ángel Jiménez, alanjeños. No sabía leer ni escribir por no haber escuela en El Tullido.
... ANTES HABÍAN MONTES, PERO LOS PUDIENTES COGIERON HASTA MÁS TIERRA DE LO QUE PODÍAN.
Recordaba la Guerra Grande, de liberales y conservadores (1899-1902). Los liberales llevaron preso a su papá, un conservador, al combate de San Pablo. Su madre encinta fue obligada a acarrear agua a las tropas. Sus padres criaban puercos y gallinas en soltura, había montes libres para agricultura y mucha cacería en los llanos y matas de monte. Así me narró su historia.
“Ese levantamiento fue en tiempos del sindicato, cuando el comunismo. Lo inició Polonio Ayesta. Era extranjero, hablaba distinto a nojotros. No hablaba a lo ‘nica’. Polonio vino de David ‘onde se había queda’o aluego que trabajó en el ferrocarril de Chiriquí. Se quedó dos años en El Tullido. Después del levantamiento se jue y nadie supo más na’ de él. Polonio nunca se quedaba en un solo sitio mucho tiempo. Polonio fue de la idea del sindicato, lo organizó. Era hombre blanco ya mayor. El presidente del sindicato en Tullido era Gero Lozada. Gerónimo era el más rico de los pobres. Pero Gero se arruinó con el sindicato. Su fortuna, en gana’o y puercos, la gastó ayudando al sindicato. Matilde Guerra, de Limones, el papá de Pañero, marido de ‘ña María Ayard, de Divalá, también fue del sindicato. Matilde era hombre garañón, siempre andaba empistola’o y en la emboscada de La Cabezona, cuando apareció la policía, les tiró unos balazos. En La Cabezona la gente arrancó a juir y quedaron esos alambres llenos de trapos de to’ color, era un carnaval”.
“Los del Sindicato querían cogerse el cuartel de David y el Banco Nacional. El problema que teníamos era que nos habían prometío montes, porque estábamos limpios de monte ‘onde sembrar. En esos días, el sindicato era igual que ahora con esto de los asentamientos, quítale al rico pa’ dale al pobre”.
“En esos días había mucha gente sin monte. Cuando yo me alevanté, había monte. Cualquiera podía ponese ‘onde le daba la gana y sembrá. Pero en la república vino la gente rica y nos fueron estrechando y estrechando hasta que nos quedamo sin tierra. Antes habían montes, pero los pudientes cogieron hasta más tierra de lo que podían. Antes mandaba el capital. Los pudientes eran los dueños de gana’o, querían más y más tierra de la que necesitaban. Los ganade’os grandes de Alanje antonces eran José María Jované, Ernesto Anguizola y Agustín Obaldía.
“El sindicato prometió cría libre de puercos. Antes los puercos andaban libres, sin tenelos en chiqueros. Pero pasaron leyes que naide podía tené puercos por la libre”.
“La gente se reunía to’s los sábados a amanecer domingo. Había un vocal, Justo Rodríguez, que iba de casa en casa avisando que había reunión en casa de Gerónimo Losada. Las mujeres cocinábamos y bailábamos de noche. Las reuniones comenzaban en la tarde. Primero se hablaba de las cosas del sindicato. Luego venía la música y hasta el sol afuera del domingo. Había un cajero y un acordionista”.
Tinita murió en 1976. Está enterrada en El Tullido.
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