Sueños normalistas
Recuerden los buenos docentes, los de vocación, aquellos por los que hoy conocemos cómo escribir, leer, sumar, restar, analizar, por los que aprendimos los conceptos básicos de nuestra profesión.
Recuerden los buenos docentes, los de vocación, aquellos por los que hoy conocemos cómo escribir, leer, sumar, restar, analizar, por los que aprendimos los conceptos básicos de nuestra profesión.
Un grupo de egresados de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, afuera del plantel. Foto: Cortesía.
La visión del presidente Juan Demóstenes Arosemena, no fue compartida por muchos.
¿Qué sentido tenía construir una escuela inmensa en Santiago de Veraguas?
Una Escuela Normal para maestros de enseñanza primaria podía ser construida en otra localidad del país cercana a la Ciudad de Panamá.
Pero su visión iba más allá de aquellos años, era sentar las bases del desarrollo educativo del país, varias décadas después la "Normal Augusta" se transformaría en la única Escuela Normal de Panamá, después que las normales ubicadas en Azuero, Ciudad de Panamá, David y Colón finalizarán funciones para este objetivo.
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"El templo sagrado, fuente inefable de inspiración", como canta su himno, se levantaría en 1938 como el "Alma mater" de varias generaciones de docentes, entre las cuales muchos tomarían horas a caballo para llegar a comunidades rurales, alejadas para impartir clases en escuelas ranchos multigrados a niños que muchas veces caminarían horas para llegar a sus clases; docentes que se integrarían a comunidades donde se transformarían en consejeros y enfermeros de muchos niños y sus familias; docentes cuya motivación y vocación les permitiría ejecutar su misión de enseñar a los niños a escribir, leer, analizar, ejecutar operaciones matemáticas, entre otros elementos del saber humano, para formar ciudadanos de bien para Panamá.
El efecto multiplicador de "faro y antorcha, sol esplendente de nuestra Patria la redención", expresado por la docente Teresa López Fábrega de Vallarino, era dirigido a expandir la sabiduría a zonas urbanas y rurales de la nación, esos eran los sueños normalistas del presidente Juan Demóstenes Arosemena, el aprendizaje para cambiar conductas y liberar mentes de la esclavitud, porque un pueblo educado es difícil de someter al yugo de la ignorancia.
Los recuerdos de sonrisas, anhelos, ilusiones, angustias y esperanzas de tanta juventud quedaron en los pasillos y aulas de sus monumentales paredes; recuerdos de Verbenas Normalistas, de las normalistas blancas como las llamó el docente Carlos Francisco Changmarín; los recuerdos de la construcción de papelógrafos, de cuadernos de canciones infantiles, del planeamiento diario, entre otras tantas vivencias normalistas.
En la Augusta se formaron, a nivel de educación secundaria, profesionales de la educación de este país, incluyendo maestros y profesores, así como abogados, psicólogos, entre otras dignas profesiones, hoy ciudadanos de bien para Panamá.
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La Universidad de Panamá y otras universidades panameñas ofrecen técnicos, licenciaturas, profesorados y maestrías en diferentes dominios de la educación para formar docentes de enseñanza preescolar y primaria, así como profesores de enseñanza secundaria.
La Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, Monumento Histórico Nacional, hace más de dos décadas pasó de la formación de maestro de enseñanza primaria a la formación de Bachiller Pedagógico, hoy bilingüe, con la opción de continuar con estudios superiores en el Instituto Pedagógico Superior Juan Demóstenes Arosemena, con la formación de Licenciatura en Educación dentro de la Normal.
En el futuro, probablemente se transforme en la Universidad Pedagógica Nacional Juan Demóstenes Arosemena, como muchos ciudadanos han planteado, para que continúe aportando a la formación pedagógica.
Hoy, Panamá sufre una difícil situación sanitaria, económica, social y educativa, que se presenta debido a la pandemia del COVID-19, que afecta toda la población ¿Dónde quedará la educación nacional?
Es verdad que se destina un presupuesto estatal a la educación pública, pero aún son requeridas mejoras en las instalaciones de centros educativos, de las condiciones laborales de los docentes, en los planes educativos, entre otras, serias limitantes que afectan el proceso enseñanza-aprendizaje.
Lo sucedido nos indica que se hace imperativo actualizar, a nivel estatal, plataformas y otras herramientas tecnológicas educativas ajustadas a las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC's) que existen en el mundo, que lleguen a todos los puntos del territorio, no solo áreas urbanas.
Estas y otras tareas pendientes, requerirán que se integren el Estado, los docentes y los padres de familia.
Si el sector educativo tiene éxito, es una victoria de todos.
Recordemos que nuestra constitución indica que todos los ciudadanos tienen derecho a la educación y responsabilidad de educarse.
Desmejorar la condición docente en tiempos de COVID-19 sería injusto.
Recuerden los buenos docentes, los de vocación, aquellos por los que hoy conocemos cómo escribir, leer, sumar, restar, analizar, por los que aprendimos los conceptos básicos de nuestra profesión.
Los sueños normalistas no han finalizado, más trabajo será requerido en el futuro, pero el objetivo será el mismo: una patria libre y soberana con un pueblo culto con capacidad de tomar decisiones por el bien de Panamá.
Ingeniero Agrónomo.
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