Soñando con grandes viajes
... una travesía de 17 noches en el puerto de Civitavecchia, que sirve a la capital italiana, con destino final Miami, a bordo del navío Norwegian Getaway, para asegurar un plácido cruce del Atlántico, con escalas intermedias en Florencia/Pisa, Cannes, Barcelona, Valencia, Málaga/Granada, Cádiz/Sevilla, Lisboa, islas Azores e islas Bermudas.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 06/11/2021 - 12:00 am
Puerto de Civitavecchia, en Roma, Italia, donde abordaremos el crucero que hará escalas intermedias en Florencia/Pisa, Cannes, Barcelona, Valencia, Málaga/Granada, Cádiz/Sevilla, Lisboa, islas Azores e islas Bermudas. Foto: EFE.
Don Pedro Calderón de la Barca, en su poemario La vida es sueño, nos obsequia el siguiente párrafo: "¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son". Sobremanera en pandemia, encerrado, solitario, me he encontrado soñando con grandes viajes.
Y es que durante mi vida laboral activa desde mediados de la década de los setenta del siglo pasado, jamás me aburrí con la rutina de oficina que ocupa la mayoría de las faenas. Tareas repetitivas y aburridas hasta decir no más.
Muy por el contrario, el cambio de ambiente, el constante viajar, alejado de familia y costumbre, fueron mi opción en lograr una faena muy productiva y harto diferente, que me obsequió la oportunidad de viajar a más de setenta países en cinco continentes.
Y ahora, ya retirado, con el tiempo de mi lado, aunque existe un refrán que dice que no matamos el tiempo, es el tiempo el que le mata a uno, en lugar de desplazarme al mismo sitio de playa o montaña los fines de semana, rutina estropeada por el tranque, el alto costo del combustible y el aburrimiento, ahorro mis realitos para convertir en realidad el sueño de grandes viajes.
Visitar los sitios conocidos ya no envuelve esa áurea misteriosa que conlleva la novedad de un prado más diverso. Ya las boulangeries y el croque Monsieur de París no es el mismo posterior a más de 30 viajes a la capital francesa, como tampoco lo es la visita de rigor al restaurante Versalles y South Beach en Miami, después de haber morado en el sur del estado de Florida durante más de dos décadas y conocer a ciencia cierta todos sus recovecos.
Nos sorprendió la pandemia en marzo del año pasado completando un fantástico crucero de 15 noches a bordo del buque Norwegian Star, abordando en el puerto de San Cristóbal que sirve a la andina ciudad de Santiago de Chile con destino final Buenos Aires, sus tangos y merlots, con escalas intermedias en Puerto Montt, Puerto Chacabuco y Punta Arenas en Chile, bordeando el estrecho de Magallanes, sus glaciares, pingüinos, focas y lobos marinos, hacia Ushuaia en el sur de Argentina, saliendo a la mar hasta Stanley, Islas Malvinas, para retomar Argentina en Puerto Madryn, centro mundial de observación de cetáceos, haciendo escala en Montevideo, capital de la República oriental del Uruguay, anterior a nuestro desembarque en la capital argentina.
Esta travesía la teníamos ojeada, planificada y bendecida con la presencia de amistades en su punto inicial y final. Queríamos no solamente celebrar los 500 años del primer viaje de circunnavegación global de Magallanes y Elcano, sino también conocer, husmear y saborear sitios diferentes al diario caminar.
Porque hemos descubierto que la forma más adecuada y práctica de conocer el mundo que nos falta por intimar, es precisamente a bordo de cruceros, no queríamos dejar finalizar el año y despedir, si Dios quiere, este terrible capítulo de pandemia.
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Es así, como el 2 de diciembre, con nuestros ahorritos, tomaremos vuelo a Roma vía Ámsterdam con KLM, para embarcarnos nuevamente en una travesía de 17 noches en el puerto de Civitavecchia, que sirve a la capital italiana, con destino final Miami, a bordo del navío Norwegian Getaway, enorme embarcación, para asegurar un plácido cruce del Atlántico, con escalas intermedias en Florencia/Pisa, Cannes, Barcelona, Valencia, Málaga/Granada, Cádiz/Sevilla, Lisboa, islas Azores e islas Bermudas.
Por supuesto que hay varios días en la mar, pero hay mucho que hacer, contando con una veintena de restaurantes, actividades y fabulosos shows diarios tipo Broadway y Las Vegas.
El vigoroso aire marino del Atlántico y las visitas al gimnasio nos servirán no solo para quemar calorías, sino también para continuar soñando con diversas travesías anuales que nos introduzcan a parajes recónditos y desconocidos antes de despedirnos de este mundo. La vida es sueños y los sueños, sueños son.
Líder empresarial.
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