Epicentro
Sobre el ejercicio del poder público
- Arnulfo Arias O.
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... no hagamos alarde de la demagogia que enaltece el poder público en manos de un pueblo que, en realidad, no lo ejerce de manera constante, sino solo cada cinco años.

Hemos aprendido a ejercer ese poder solo por medio de las elecciones, cuando existen muchos otros mecanismos de templar y de activar la participación activa ciudadana en la vida del país. Foto: Archivo.
Especialmente en estos tiempos de elecciones, no compartimos las frases demagógicas como aquellas que expresan que "es el pueblo el que manda"; porque la realidad es otra.
Si el pueblo mandara, los órganos de gobierno hubieran cesado hace ya rato en sus funciones, por las inconformidades colectivas que -afortunada o desafortunadamente- solo salen a expresarse cada cinco años.
El poder sí emana del votante, es cierto, como el calor también emana así del fuego, pero ese fuego se administra por medio de los mecanismos que evitan siempre desenlaces trágicos.
Entonces, la realidad es que hay un acuerdo tácito -o irresponsabilidad manifiesta- de parte de la ciudadanía en delegar de manera voluntaria ese poder en aquellos ciudadanos en los que se deposita y se confía ese poder, para que lo ejerzan y administren.
Eso es muy distinto a pensar, de manera ilusa, más en estos tiempos modernos, que el pueblo empoderado existe, más allá de una aspiración utópica que en ningún sistema se ha podido expresar en forma exitosa.
De manera tal que así como la verdad hace libres a los hombres, la mentira que se cree hace esclavo a los ilusos.
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Por su propia mano y voluntad el votante, al que erróneamente se confunde con "el pueblo", deposita cada cinco años ese voto, llegando así lo más cercano al ejercicio del poder público; pero después, en medio de una inercia colectiva y contagiosa, no se llega a involucrar de manera más directa y permanente en la vida pública de su nación.
Solo hay una forma de hacer empoderar a un pueblo y es manteniéndolo constantemente involucrado en el quehacer político, en la vida ciudadana y en la educación más adecuada de los futuros herederos de la patria, para que por lo menos ellos puedan ejercer así, en forma responsable y bien formados, expresiones más cercanas de poder público.
Nosotros hemos aprendido a ejercer ese poder solo por medio de las elecciones, cuando existen muchos otros mecanismos de templar y de activar la participación activa ciudadana en la vida del país.
Por ello, mientras tanto, se implementan esos cambios necesarios para empoderar realmente al ciudadano, no hagamos alarde de la demagogia que enaltece el poder público en manos de un pueblo que, en realidad, no lo ejerce de manera constante, sino solo cada cinco años.
Abogado.
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