Epicentro
Sobre autoridad local imperialista en la Zona del Canal
Hoy, el tiempo y la ciencia han venido a ser tal vez el bálsamo unificador de las heridas de la humanidad, infligidas por la ignorancia que veía en la raza y su pureza un factor determinante de superioridad biológica infundada.
- Arnulfo Arias O.
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- - Publicado: 28/7/2020 - 12:00 am
“Si no tiene usted la seguridad de que goza de una apariencia física claramente superior al promedio, no llene la presente aplicación” (aplicación de trabajo, Policía de la Zona del Canal, 1912).
¿Qué constituía, en ese momento, una apariencia superior?
Primero se partía de la nacionalidad americana como factor determinante de esa supuesta superioridad y, luego, del hecho de ser caucásico.
De la “apariencia superior”, entonces, compuesta por una nacionalidad y una biología específica, se esperaba también una cierta conducta superior, que debía ser uno de los requisitos básicos de esa conducta.
Artificialmente se creaba un mundo que separaba al americano colonizador del simple “spig”, sobrenombre denigrante con el que despectivamente se referían en ese entonces al panameño, cuyo origen, según la costumbre de los cocheros panameños de ese entonces de abordar a los americanos con la frase "Speaga dee Eng-leesh", para ofrecer sus servicios.
Especialmente se esperaba el protocolo frío del desprecio hacia el “nigger”; individuos de la raza negra que habían estado llegando progresivamente a Panamá en enormes oleadas para trabajar en el obra de Canal desde el periodo francés.
Este tipo de funcionario canalero pensaba que requería una dosis superior de medicina social estadounidense, de “disciplina edificante yankee” y, sobre todo, del uso de la rienda oprobiosa de la patanería verbal para corregir en el que no fuera americano, una debilitante disipación humana heredada supuestamente en la sangre.
Así, la grosería se convertía en ese entonces en un remedio humanitario hacia quienes lo requerían; una especie de vacuna para corregir las equivocaciones evolutivas de la naturaleza.
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Al final, esos funcionarios fueron solo hijos de la ignorancia de sus tiempos, sin capacidad de análisis ni comprensión del contexto histórico.
Hoy, el tiempo y la ciencia han venido a ser tal vez el bálsamo unificador de las heridas de la humanidad, infligidas por la ignorancia que veía en la raza y su pureza un factor determinante de superioridad biológica infundada.
Así, la propia ciencia vino a desinflar la filosofía basada en la supremacía blanca, al disponerse ya de estudios conducidos por Asociación Americana de Antropología Física, que en el año 2015 hizo público un estudio que revela evidencia genética de que la raza blanca se origina por factores de selección natural hace unos escasos 8,000 años y que los pobladores de Europa antes de la Era del Hielo no eran blancos.
Tomando en consideración que la huella del homo sapiens en la Tierra se ha trazado hasta una antigüedad que supera posiblemente los 300,000 mil años, entonces la superioridad biológica queda sin piso y fundamento alguno; todo lo cual debería más bien unificar al hombre, en vez de distanciarlo en su ignorancia.
Abogado.
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