Soberanía y Constitución: La Ruta Clara del Presidente Mulino
- Azihra E. Valdés Madrid
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- Directora de Dipred
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En tiempos donde la desinformación abunda y los intereses cruzados pretenden confundir a la ciudadanía, es necesario destacar con claridad los principios que guían la acción del gobierno nacional. Las recientes declaraciones del presidente José Raúl Mulino, en torno al memorándum de entendimiento firmado con los Estados Unidos, son un firme recordatorio de que Panamá tiene rumbo, dignidad y, sobre todo, soberanía.
En un acto de transparencia y respeto por la institucionalidad, el presidente Mulino ha enfatizado que dicho acuerdo fue firmado bajo estricto cumplimiento de la Constitución Nacional y del Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá. Esta afirmación no solo es legalmente sólida, sino también políticamente valiente, en un contexto donde algunos sectores buscan sembrar dudas sobre la legitimidad y los intereses detrás del entendimiento bilateral.
El memorándum, lejos de poner en entredicho nuestra soberanía, reafirma el papel de Panamá como un país responsable, comprometido con la seguridad regional y la defensa de sus intereses nacionales. El Canal de Panamá, como arteria vital del comercio mundial, no es solo un símbolo patrio, sino una responsabilidad compartida que Panamá ha sabido administrar con excelencia desde su reversión. La participación de Estados Unidos, en calidad de cooperador en temas de seguridad y logística, se da en un marco de respeto mutuo y sin menoscabo de la autoridad panameña.
El presidente Mulino ha dejado claro que la soberanía de Panamá no se negocia. Y en ese sentido, el acuerdo no implica intervención, cesión de territorio ni presencia militar permanente. Lo que sí contempla es la cooperación técnica y logística en el manejo de los flujos migratorios irregulares que afectan al país, especialmente en la provincia de Darién. Esta es una situación crítica que requiere soluciones prácticas, no discursos ideológicos vacíos.
Criticar este memorándum sin conocer su contenido es no solo irresponsable, sino una falta de respeto al interés nacional. El Ejecutivo ha actuado con prudencia, respeto al marco legal y visión de Estado. Es un acto de madurez política que Panamá estreche lazos con socios estratégicos en un momento donde la migración irregular, el crimen organizado y el narcotráfico desafían nuestras fronteras y estabilidad interna.
Por ello, respaldamos al presidente Mulino en su firme defensa de los principios republicanos, de la soberanía nacional y del Canal como patrimonio intocable de todos los panameños. Este memorándum no es una concesión; es una herramienta de cooperación legítima, transparente y necesaria. Panamá no se aísla del mundo, pero tampoco se somete: se alía en términos dignos y con claridad constitucional.
Hoy más que nunca, es vital que como ciudadanos comprendamos que la defensa de la patria se hace con firmeza, legalidad y diplomacia. Y en eso, el presidente Mulino está en la vía correcta.
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