Panamá
"Sí los perros ladran, Sancho..."
- Rodrigo Chiari Álvarez
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Nos decía el profesor Manuel Antonio Bernal, que el objetivo final de toda carrera política es la obtención del poder.
Nos decía el profesor Manuel Antonio Bernal, que el objetivo final de toda carrera política es la obtención del poder. Nada más cierto que esto. A pesar de que muchos han tratado de romantizar el concepto, no nos podemos escapar de esa percepción que, por siempre, los estudiosos de la materia le han dado a este vocablo. Al final, todo colectivo o sujeto político busca la consecución del poder. Unos siempre han alegado que el fin justifica los medios.
Lo que al fin y a la cabo varia, son los métodos para alcanzar el poder y los modelos económicos y sociopolíticos que se buscan implementar. En Panamá optamos por el método pacífico de un proceso electoral cada quinquenio. La mayoría de quienes compiten, partidos o individuos independientes, mantienen ideologías neoliberales, cuyo compromiso social deberá ser el de brindar a todos una mejor calidad de vida.
Excepcionalmente hemos vistos caudillos socialistas como Demetrio Porras y en la próxima contienda aparece la figura de la profesora Maribel Gordon. Con ello, creemos cumplir con nuestra cuota de pluralismo ideológico. Esta es una materia en la que requerimos madurar y ser no más, pero simplemente tolerantes.
Recientemente, un conocido estratega de la localidad compartió en sus redes sociales acerca de haber usado campañas sucias "y a destruir la vida de muchas familias". Una declaración mea culpa. Sin que se vaya a interpretar como una defensa a la persona en cuestión, opino que toma coraje hacer este tipo de revelaciones. Si también es cierto que advierte que de ser necesario volvería a utilizarlos, no debemos escandalizarnos. El explica claramente, luego de haber eliminado el comentario de su cuenta X, la motivación detrás de todo este episodio. Se ha estado atacando sistemáticamente la honra de personas y familias, sin consecuencias.
Que yo acuda todos los domingos a un servicio religioso, no me hacen ni a mí ni a nadie, una persona libre de pecados. Por ende, quienes se escandalizan con lo citado en el párrafo anterior, deben reflexionar y sobre todo aceptar que se ha estado llevando a cabo un ataque sistemático hacia otros, culpables o no, pero de manera selectiva. Se bajan los decibeles cuando se trata de equis o ye persona, pero se intensifican con otros de forma particular.
Por muchos años combatimos juntos una dictadura y todos de una u otra manera dimos nuestra cuota de sacrificio. Sin embargo, ello no nos hace más o menos correctos o demócratas que otros. He visto como varios compañeros de lucha han cometido actos que se alejan de aquellos ideales por los que hace décadas luchamos. Sera la edad o solo lo conveniente de hacer las cosas diferente? Lo más notorio es quienes se alzan como los dueños de la verdad absoluta. Esto a veces raya en lo que parece ser una neo-inquisición. En su momento, avalaron y apoyaron la candidatura y administración de quien se dedicó a perseguir, descuidando sus deberes de mandatario, resultando al final, el mismo involucrado en lo que decía atacar. Me entristece la doble moral, que sigue reflejándose en la tímida critica, hacia todo aquel quien se escuda bajo un fuero electoral para evadir la justicia, pero no es aceptable en otros.
Resumiendo: la política no es uno de los capítulos del Quijote. Tampoco tiene que convertirse en uno de los episodios de La Guerra de la Galaxias. Como panameño, deseo lo mejor para el país y su gente. Agarrarnos a las trompadas, no va a solucionar el problema del agua, de la Caja del Seguro Social, de los índices de desempleo, ni la de seguridad en las calles. Hago un llamado personal a la cordura y a la decencia. A que nos comportamos como ciudadanos responsables, que no desean que Panamá se convierta en el escenario sangriento de otra guerra civil dentro de nuestra región. Respetémonos como seres humanos y aumentemos nuestros niveles de tolerancia. Hace unos artículos atrás, escribí acerca de la tacita de oro que añorábamos ser. Todavía existe la esperanza de vivir en armonía bajo un cielo en que todos disfrutemos de paz y prosperidad. Panameños y panameñas, el futuro es nuestro. ¡Forjémoslo juntos!
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