Ser madre es hermoso
Publicado 1999/12/11 00:00:00
- Katherine Palacio P./CrÃtica
¿Creían que se salvarían de mi perorata del Día de la Madre? Never, nunca, Cada día me siento más madre, ya que ahora soy abuela y se hace doble la responsabilidad; cada día me apego más al recuerdo de mi madre y comprendo lo que debió vivir en su tiempo, porque lo estoy viviendo ahora.
Ya ustedes saben de sobra qué es la madre y no lo repetiré. Sabemos que hay buenas madres y madres mediocres. Pero, son madres. ¡Ahí está el detalle! (como decía Cantinflas). Las queremos o no las queremos; las atendemos o no las atendemos. Esto es lo que importa. ¿Nos ocupamos de las necesidades emocionales de las madres? Las necesidades materiales son más visibles. Por ejemplo, ¿de qué le sirve a una madre recibir una mensualidad de pare de un hijo, si sólo lo ve o lo escucha el día que se la va a entregar? Esa madre es una mujer olvidada; la frialdad de su hijo le hace más daño que el bien que le produce el dinero.
¡Ah! Pero les iba a contar lo felicitada que estuve; es bien sabroso cuando lo recuerdan en esa forma. A pesar de esto, las madres nunca estamos satisfechas con lo que hacemos. Por más que trabajemos, amemos, complazcamos, no sentimos haber hecho lo suficiente y pensamos que nos quedamos cortos. Miren si seremos mensas. Cuando llega una época de nuestras vidas, la verdad es que nosotras necesitamos más atención y no continuar dando, a veces presionadas porque no queremos detenernos.
La verdad es que fue un día lindo, sobre todo, que este año lo celebramos en 8 de diciembre. No quiere decir esto que esté a favor de quitar los días puentes; al contrario. Creo que, entre los pocos que deben dejar, está el día nuestro. Pero, éste no es el tema. No sé por qué me meto siempre en líos; incursiono en lo que no me importa, aunque sí me atañe. Bueno, voy a desenredarme.
No está bien que sea yo la que hable de las bondades de las madres, pero ¿quién mejor que una madre para hablar de ello?. ¿Qué les parecen las madres modernas? Me refiero a las mujeres que hoy trabajan fuera de casa y deben también atender las actividades de la casa; es decir que deben ser madres, esposas y cumplir con su trabajo. Esas son casi como una mezcla de Superman y Batman.
Lo que me gusta es que, cada día más hombres comprenden el papel de la mujer moderna en el mundo actual. Todavía escucho hombres, sobre todo de edad madurísima, decir que las mujeres deber ir a su casa a cuidar los hijos. Pero, hoy la mujer sabe compartir su papel de madre y de trabajadora.
Lo que puedo decir es que siempre me ha llamado la atención que el amor más especial es el de la madre hacia sus hijos y el de los hijos hacia la madre. Pero, vuelvo a preguntarme y a preguntarles: ¿cuándo fue la última vez que dijiste a tus hijos que los querías? ¿cuándo fue la última vez que le diste un beso espontáneo a tu madre? Pareciera que damos por sentado que existe ese amor recíproco; sin embargo, no debe ser así; es necesario que nos lo comuniquemos mutuamente. Por esto, cuando mi nieta me dice: "abuelita, yo te quiero mucho", sinceramente me alegra doblemente, porque a sus cinco añitos, ella tiene comunicación y la necesidad o el conocimiento de la importancia de decirlo.
Yo tuve la suerte de tener varias madres, aunque la verdadera fue la más importantes. Es agradable recordar a mi abuela con quien viví desde los 6 años, igual que mi tía. Tuve varias madres postizas en algunas madres de amigas que me adoptaban. Por eso, cuando veo jóvenes o no jóvenes que tratan fríamente a sus madres, me duele enormemente, porque no saben el tiempo hermoso que pierden. Más tarde, cuando la pierdan, se arrepentirán y ya será tarde porque no podrán recoger ese tiempo. A pesar de la brecha generacional que hoy existe entre madres e hijos, los sentimientos son los mismos. Amemos a nuestras madres y nosotras comuniquémosnos con ellos.
Ya ustedes saben de sobra qué es la madre y no lo repetiré. Sabemos que hay buenas madres y madres mediocres. Pero, son madres. ¡Ahí está el detalle! (como decía Cantinflas). Las queremos o no las queremos; las atendemos o no las atendemos. Esto es lo que importa. ¿Nos ocupamos de las necesidades emocionales de las madres? Las necesidades materiales son más visibles. Por ejemplo, ¿de qué le sirve a una madre recibir una mensualidad de pare de un hijo, si sólo lo ve o lo escucha el día que se la va a entregar? Esa madre es una mujer olvidada; la frialdad de su hijo le hace más daño que el bien que le produce el dinero.
¡Ah! Pero les iba a contar lo felicitada que estuve; es bien sabroso cuando lo recuerdan en esa forma. A pesar de esto, las madres nunca estamos satisfechas con lo que hacemos. Por más que trabajemos, amemos, complazcamos, no sentimos haber hecho lo suficiente y pensamos que nos quedamos cortos. Miren si seremos mensas. Cuando llega una época de nuestras vidas, la verdad es que nosotras necesitamos más atención y no continuar dando, a veces presionadas porque no queremos detenernos.
La verdad es que fue un día lindo, sobre todo, que este año lo celebramos en 8 de diciembre. No quiere decir esto que esté a favor de quitar los días puentes; al contrario. Creo que, entre los pocos que deben dejar, está el día nuestro. Pero, éste no es el tema. No sé por qué me meto siempre en líos; incursiono en lo que no me importa, aunque sí me atañe. Bueno, voy a desenredarme.
No está bien que sea yo la que hable de las bondades de las madres, pero ¿quién mejor que una madre para hablar de ello?. ¿Qué les parecen las madres modernas? Me refiero a las mujeres que hoy trabajan fuera de casa y deben también atender las actividades de la casa; es decir que deben ser madres, esposas y cumplir con su trabajo. Esas son casi como una mezcla de Superman y Batman.
Lo que me gusta es que, cada día más hombres comprenden el papel de la mujer moderna en el mundo actual. Todavía escucho hombres, sobre todo de edad madurísima, decir que las mujeres deber ir a su casa a cuidar los hijos. Pero, hoy la mujer sabe compartir su papel de madre y de trabajadora.
Lo que puedo decir es que siempre me ha llamado la atención que el amor más especial es el de la madre hacia sus hijos y el de los hijos hacia la madre. Pero, vuelvo a preguntarme y a preguntarles: ¿cuándo fue la última vez que dijiste a tus hijos que los querías? ¿cuándo fue la última vez que le diste un beso espontáneo a tu madre? Pareciera que damos por sentado que existe ese amor recíproco; sin embargo, no debe ser así; es necesario que nos lo comuniquemos mutuamente. Por esto, cuando mi nieta me dice: "abuelita, yo te quiero mucho", sinceramente me alegra doblemente, porque a sus cinco añitos, ella tiene comunicación y la necesidad o el conocimiento de la importancia de decirlo.
Yo tuve la suerte de tener varias madres, aunque la verdadera fue la más importantes. Es agradable recordar a mi abuela con quien viví desde los 6 años, igual que mi tía. Tuve varias madres postizas en algunas madres de amigas que me adoptaban. Por eso, cuando veo jóvenes o no jóvenes que tratan fríamente a sus madres, me duele enormemente, porque no saben el tiempo hermoso que pierden. Más tarde, cuando la pierdan, se arrepentirán y ya será tarde porque no podrán recoger ese tiempo. A pesar de la brecha generacional que hoy existe entre madres e hijos, los sentimientos son los mismos. Amemos a nuestras madres y nosotras comuniquémosnos con ellos.
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