Semana Santa, tradición y reflexión
Es tradición que en la postrimería del Jueves Santo comience el éxodo de gran cantidad de personas hacia el interior del país, principalmente. Las piqueras de buses de la capital aglutinan a centenares de cristianos, quienes están en la búsqueda de un lugar que les pueda brindar tranquilidad y sosiego durante estos días de reflexión. Muchos se dedicarán a la preparación de exquisitas comidas típicas. El "bien me sabe", los panecillos, mazamorra (en Chiriquí) y las conservas, por mencionas algunos platillos propios de la época, visten la mesa de los hogares panameños.
Con la Cuaresma, que es una etapa de purificación que antecede a la Semana Santa, iniciamos una nueva actitud para con nuestros semejantes y es el momento oportuno para despojarnos de aquellas situaciones que nos atan a las costumbres terrenales que nos alejan del propósito divino. Entramos en un período de reflexión, el cual es el primer paso a la consecución de un real cambio en nuestras vidas, motivados por el ejemplo más grande que el hijo de del Señor nos legó: inmolar los pecados de la humanidad con su calvario en la cruz.
Esta es la oportunidad para que hagamos un alto en medio del camino y recordar el sacrificio de Jesucristo por nosotros, los pecadores. Esta fecha nos traslada al hecho que marcó el inicio de la Era Cristiana y el punto de partida para el surgimiento de nuevos principios religiosos que, de una u otra forma, lograron la creación de su iglesia en la tierra.
Se impone como objetivo común hallar un espacio en nuestras vidas donde alcancemos esa paz espiritual a través de la búsqueda constante de nuestra realización como cristianos, distanciados de la mezquindad, el egoísmo y cualquier otro sentimiento que afecte la convivencia y la armonía en nuestra sociedad.
Panamá se ha visto afectado últimamente por diferentes situaciones que han puesto a prueba nuestra fe y solidaridad como nación; sin embargo, la época es propicias para que haya un cambio en nuestra actitud, precisamente orientados por todas esas cosas que nos unen como un sólo pueblo hijo de Dios.
Se han registrado cambios en todos los ámbitos de la sociedad panameña, pero ello no debe disminuir nuestra identidad como cristianos; al contrario, nuestra fe debe consolidarse alimentados por la esperanza de mejores días para el país.
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