Cartas desde el frente europeo
Secundo per mandatum
“La vieja práctica de los tiranos es usar a una parte del pueblo para tener sometida a la otra”. Jefferson no estaba lejos de lo que estamos viendo en la actualidad.
Cartas desde el frente europeo
“La vieja práctica de los tiranos es usar a una parte del pueblo para tener sometida a la otra”. Jefferson no estaba lejos de lo que estamos viendo en la actualidad.
Su único trabajo es estar pendientes cuando al máximo exponente de la democracia de un país le suceda algo. Pocos han hecho bien su trabajo, esperar sin interrumpir el delicado flujo de la libertad. Pero ¿qué pasa cuando tu egoísmo y ansias de poder te llevan a maquinar planes en contra de tu superior al mando? Te conviertes en alguien despreciado, no por los que te rodean, no por tus colegas de trabajo, sino por un pueblo que está siempre atento a lo que haces, vigilantes a cualquier movimiento que hagas. Y ese desagrado que generas en ellos no se irá nunca, una masa no se mueve por lógica, se mueve por pasión.
Uno de los puntos positivos que ha traído esta desgracia en la que estamos sumidos ha sido desenmascarar a los canallas que estaban escondidos en la jungla de la política. Ocultos a plena vista. Sus bribonadas ya no se pueden tapar. Su poca vergüenza y su falta de pudor les jugará en contra, su orgullo hará que el disimular ya no sirva de nada y la corrupción que trae consigo el poder hará que se crean omnipotentes.
Regresando al tema de esta columna, ¿qué se hace cuando casi se obtiene el control total? Se intentará conseguir más. Por cualquier medio, la moral y la ética no existen. Lo que se busca es convertirse en el caudillo, el líder supremo, regir sobre todos los que estén dentro de tus tierras. Miente, roba, traiciona, asesina; sé juez, jurado y verdugo de tus detractores. Consigue un grupo de adeptos y juega con ellos, utilízalos a tu antojo. Repite esto hasta que logres conseguir tu objetivo o quedes entre rejas.
Por desgracia estos consejos funcionan, se han puesto en práctica con fructíferas conclusiones. Maniobras de un dictador al acecho. “La vieja práctica de los tiranos es usar a una parte del pueblo para tener sometida a la otra”. Jefferson no estaba lejos de lo que estamos viendo en la actualidad. Grupos de aduladores y descerebrados que, por “el compromiso social con la justicia”, arrasan con todo lo que esté fuera del discurso de su señor feudal.
Los “antifas” en la península Ibérica, crean el caos bajo el mando del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias Turrión. Un enclenque moral que llegó al poder por sus pocos escrúpulos y por su "amistad” con otro enano ético. Su único objetivo es perseguir el poder, mantenerse pegado al cáliz infinito del Estado sin repercusiones. Como sus camaradas bolivarianos de este lado del globo.
En América, lejos del riguroso trabajo de un déspota, lo que se busca es aumentar la economía personal. Llenarse los bolsillos y marcharse a contemplar las blancas arenas de un retiro prematuro. Por la posición secundaria en la que se juega, esta clase de bribonadas no son vistas por nadie, creando un ciclo adictivo de desfalco estatal. Apoyados por la oscuridad del pseudoanonimato logran amasar verdaderas fortunas a expensas de los impuestos de aquellos que tratan de salir adelante.
Pero, como ha quedado escrito al inicio de este texto, la peste ha hecho que el grueso del conglomerado social desvele el andar de estos pelagatos y así queden marcados de por vida. Sus horas están contadas, sus acciones serán juzgadas y sus épocas de bonanza se están acabando. El imparable caminar del tiempo será el peor árbitro al que se enfrentarán. La muchedumbre se está cansando de tener encima de los hombros a estos pinchaúvas y el desorden que traen consigo. Su corona de papel se mojará con la lluvia de críticas que les caerá encima cuando colapsen las mentiras que cimentan su pequeño universo.
Estudiante panameño en España.
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