Panamá
Rumbo al bicentenario
Un auténtico diálogo democrático y permanente solo se da en un verdadero Estado de Derecho; entre ciudadanos y políticos que poseen una cultura política de ideas y valores éticos, no de clientelismo y sectarismo...
Panamá
Un auténtico diálogo democrático y permanente solo se da en un verdadero Estado de Derecho; entre ciudadanos y políticos que poseen una cultura política de ideas y valores éticos, no de clientelismo y sectarismo...
La meta de la convocatoria a los ciudadanos es crear "un mejor Panamá", pidiendo ideas, propuestas y opiniones. Foto: EFE.
La convocatoria hecha a los ciudadanos por el presidente Cortizo el 26 noviembre 2020 para forjar un pomposo "Pacto del Bicentenario 2021", sigue la misma metodología de diálogos anteriores utilizados por sus seis predecesores para formular políticas públicas y planes estratégicos, todos sin implementar. Estos acuerdos previos, supuestamente vinculantes, hoy solo son vistos como "documentos históricos", por no decir letra muerta.
Este nuevo llamado al diálogo, a través de una plataforma digital digna del Siglo XXI, se ha convocado en medio de una situación "anormal" creada por la pandemia mundial la COVID-19, la cual ha empeorado los numerosos males que nos aquejan, aumentando aún más las desigualdades socioeconómicas que nos dividen como sociedad.
A los documentos históricos previos, frutos de sus respectivos "diálogos", por ejemplo: "Encuentro Panamá 2000", "Concentración Nacional para el Desarrollo 2006", "Visión Nacional 2020", "Plan Estratégico Nacional 2030", etc., se les debe añadir un sinfín de propuestas de organismos y fundaciones internacionales; además de diálogos y negociaciones de gremios, grupos y organizaciones nacionales, con metas y planes que detallan cómo construir un país más equitativo y democrático.
Los más relevantes de estos son los elaborados para fines específicos, como el "Pacto de Estado por la Justicia" (2005), para reformar el sistema judicial panameño, con sus 27 propuestas casi todas sin implementar; y el diálogo de reformas constitucionales 2011, del Consejo de la Concertación Nacional para el Desarrollo, donde se recibieron 1,095 propuestas y se elaboró un proyecto de ley de reformas constitucionales, hoy suspendido, reemplazado por un "Memorándum de Entendimiento", firmado por el presidente Cortizo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), increíblemente para facilitar otro diálogo más sobre reformas constitucionales.
Estos procesos muestran la futilidad de la metodología de "diálogos nacionales" porque nuestra democracia es defectiva. Así lo confirma el hecho de que casi todas las metas y objetivos operacionales consensuados en dichos acuerdos anteriores nunca llegaron a formar parte de la agenda de los gobiernos que supuestamente los debían implementar.
Los defectos de nuestra democracia incluyen la debilidad ideológica de nuestros partidos políticos y el carácter mediocre, excluyente, clientelar y de escasa legitimidad de las instituciones gubernamentales de nuestros tres órganos del Estado, que no han podido resolver adecuada o efectivamente, ni en dictadura ni en democracia, los problemas que nos agobian a diario como ciudadanos.
Un auténtico diálogo democrático y permanente solo se da en un verdadero Estado de Derecho; entre ciudadanos y políticos que poseen una cultura política de ideas y valores éticos, no de clientelismo y sectarismo; en un país donde la gobernanza se ejerce con probidad y sin corrupción para administrar nuestros recursos económicos y sociales.
En esta ocasión, la metodología digital para elaborar un "Pacto del Bicentenario 2021", utiliza toda esa letra muerta de diálogos anteriores, iniciados en 1990. Su nebulosa meta es crear "un mejor Panamá", pidiendo ideas, propuestas y opiniones sobre 11 temas y más de 66 subtemas, en un proceso dividido en 5 fases donde solo la primera involucra al público en general. Sin duda, se busca disimular las imperfecciones del presidencialismo centralizado existente; la mala proporcionalidad electoral de los 71 diputados de la Asamblea Nacional; el bipolarismo de coaliciones que castiga a partidos pequeños y a políticos independientes; y nuestro deficiente sistema judicial. Pero, sobre todo, su meta principal es tratar de recuperar la confianza perdida en el gobierno.
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¿Nos hemos quedado rezagados en el Siglo XIX?
Ciudadano.
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