Carencias
Resultados de la responsabilidad social
- Adriana Salgado Curros
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..., todavía hay panameños sin acceso a una alimentación balanceada, a un techo digno, a una educación de calidad, y tan siquiera les resulta posible acceder al agua potable, es difícil poder afirmar con rotundidad que los esfuerzos estén dando resultados concretos...
Tomando en consideración las necesidades actuales de la sociedad panameña, surge el cuestionamiento relacionado con que si la responsabilidad social atiende o no los problemas reales de la sociedad. No cabe duda de que el ejecutivo y las empresas (tanto nacionales como privadas) se desmiden en esfuerzos con miras a poder cubrir las necesidades básicas y prioritarias de la sociedad panameña. Tomando en consideración que, en la actualidad, todavía hay panameños sin acceso a una alimentación balanceada, a un techo digno, a una educación de calidad, y tan siquiera les resulta posible acceder al agua potable, es difícil poder afirmar con rotundidad que los esfuerzos estén dando resultados concretos, y que la responsabilidad social, efectivamente, esté atendiendo y solventando los problemas reales y las necesidades básicas de la sociedad. Muy por el contrario, mientras el consumismo, la autosatisfacción y el apetito de cosechar ganancias desmedidas sean la prioridad para muchas organizaciones y el Ejecutivo mismo, resultará imposible tan siquiera que lleguen a darse cuenta de las carencias reales y prioritarias que acumula la sociedad, las cuales ameritarían ser respondidas a la brevedad.
Si a cifras concretas nos referimos, resulta preciso destacar que Panamá es el segundo país de Centroamérica (por detrás de Nicaragua) que más inversión de recursos en responsabilidad social empresarial (RSE) del sector privado recibe, según la investigación de "Inversión para el desarrollo en Centroamérica, estudio línea y base sobre filantropía e inversión social", llevada a cabo por Sumarse en el 2016.
Del monto global recibido, el cual asciende a $31,936,000, el 83% está destinado a la inversión directa en educación, tal y como aseguró Teresa Moll de Alfaro, directora ejecutiva de Sumarse. De esos $26,506,880, el 40%, se invierte de forma directa en las escuelas públicas ($10,602,752), el 31% en ONG de escuelas públicas y privadas ($8,217,132.8) y el 18% solo a ONG de educación ($4,771,238.40); y aun así, los esfuerzos resultan infructuosos de acuerdo con lo que señala Alma Jenkins, especialista de planeación y evaluación de Unicef, quien destacó que la administración de dichos recursos sigue siendo ineficiente y que de no atender esta situación pronto, en el próximo quinquenio más de 100 mil estudiantes (en promedio) podrían dejar el sistema educativo, toda vez que las cifras actuales indican que en un año 19 mil 500 chicos dejan la escuela.
A pesar del ímpetu y las ganas de querer subsanar estos problemas, la realidad es que un cúmulo considerable de panameños aún siguen sin tener una vivienda digna, acceso a salud de calidad y una alimentación balanceada, derechos todos que, a pesar de estar consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es posible que nunca puedan llegar a ser atendidos a cabalidad.
Estudiante de maestría de la Universidad Interamericana de Panamá (UIP).
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