Asamblea Constituyente
¡Reformas no son legítimas!
... tenemos la necesidad imperante de convocar una Asamblea Constituyente para recrear la institucionalidad del Estado y atender en debida forma el clamor popular...
- Cristóbal Silva
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- - Publicado: 25/7/2019 - 12:00 am
Es necesario convocar un mecanismo de corte pacífico y democrático para provocar una revolución modernizante del Estado. Para tener cambios fundamentales, solo es viable mediante una Constituyente. Foto: Archivo.
Actualmente, los panameños vivimos un momento histórico.
Estamos frente a las puertas de una refundación de la nación, necesaria, luego que hemos experimentado una destrucción institucional y del Estado de Derecho en virtud de un gobierno que demostró una actitud sesgada, solo para favorecer a sus adláteres y aquellos del poder económico que contribuyeron al financiamiento de su campaña política hace unos cinco años.
Tal actitud solo ha servido para producir una nación dividida por odios y resquemores, que ojalá no sean irreconciliables.
En estos momentos, la nación panameña tiene que unificarse para luchar por regresar a mejores tiempos, en los cuales disfrutemos de progreso y tengamos esperanzas en un mejor futuro para nosotros mismos, nuestros hijos y nuestros nietos.
Se argumenta que con las reformas presentadas por el Consejo de la Concertación Nacional para el Desarrollo, se pretende dar independencia de criterio a los magistrados y jueces en el Órgano Judicial, por lo que se presentan en forma íntegra tal como presentadas.
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Esta pretensión, es muy dudosa que se pueda lograr ya que esto no elimina el "pecado original de la actual constitución", la cual mantiene su esencia original con la cual nació para convertirse en una constitución que garantiza un sistema de gobierno extremadamente "presidencialista".
Esto significa que el señor presidente, quien quiera que sea en un momento dado, mantiene su potestad de tener injerencia en los otros dos Órganos del Estado, Judicial y Legislativo, anulando el precepto fundamental que sostiene la necesidad de una efectiva separación de la actuación funcional de los tres órganos.
Es sabido que, generalmente, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia están sometidos a los requerimientos que en un caso dado emanen desde la Presidencia de la República.
Los llamados "telefonazos", para decidir sobre fallos y nombramientos en el sistema de justicia, han existido desde que se dio la Constitución de 1972.
La idea detrás de la misma era mantener el poder omnímodo concentrado en el Cuartel de la Guardia Nacional en la Avenida A, y pasarlo a la Presidencia, manteniendo el estatus del Comandante, que en ese momento se le dieron los poderes de Jefe de Estado.
Mientras este sistema subsista, es imposible hablar de independencia de los otros Órganos del Estado.
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Para borrar este pecado original de la Constitución vigente, es necesario convocar un mecanismo de corte pacífico y democrático para provocar una revolución modernizante del Estado.
Por eso tenemos la necesidad imperante de convocar una Asamblea Constituyente para recrear la institucionalidad del Estado y atender, en debida forma, el clamor popular, que exige una sistema de gobierno moderno, que ofrezca oportunidades equitativas para todos, que asegure y salvaguarde los derechos ciudadanos, legales y sociales, que nos conduzca a disfrutar de una nación libre y democrática.
El señor presidente Cortizo ha sostenido un discurso en el cual menciona en varias ocasiones su deseo de que las modificaciones constitucionales sean sometidas a un debido debate, consultada con todos los estamentos de la sociedad, que permita alcanzar el denominado "consenso nacional" que nos permita vivir en paz y en sana convivencia entre todos, con una deseada calidad vida, en la cual los panameños disfruten de tener un adecuado empleo, vivienda al alcance de los ciudadanos, con un costo de vida aceptable, con buenos servicios de salud, educación y seguridad social, con justicia, equidad y sin exclusiones ni restricciones étnicas.
Esto evitaría llegar a un estado de confrontación social, donde no existan los carcelazos, balas y opresiones a los ciudadanos.
Seguro alguien preguntará, ¿puede una nueva Constitución lograr la panacea antes descrita?
Si no se da, la nación seguiría entrampada en la situación actual.
Pero a grandes males, grandes remedios.
El problema no se puede enfrentar a medias.
Para tener cambios fundamentales, solo es viable mediante una Constituyente.
Todo lo demás es ilegítimo e insuficiente.
Hay que ir al tronco del árbol y dejar de ir por las ramas.
Presidente Cortizo, ¡no desaproveche esta oportunidad!
Ingeniero
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