Análisis
Quijoteando Europa
Nairobi Ramos, diamante en pulimiento, crianza de sus propios afanes, para que nadie en Panamá diga "no se puede". El trabajar en líneas de crucero es duro, durísimo. Exige lo mejor de uno durante los largos meses de contratación, sin descanso. Nairobi, seguramente comenzó de soldado raso, no se llega a puestos de envergadura por azar.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 13/10/2018 - 12:00 am
Jaime Figeroa junto a Nairobi Ramos, de La Chorrera, la ama de llaves del crucero Vision of the Seas de Royal Caribbean.
Ya de vuelta, posterior a 5 semanas de incesante trote, donde el corazón cabalgó sin cesar 16 países del Viejo Continente.
Sin aclimatarme al cambio de horario (son 7 horas más) me encuentro aún en deshora, desdichadamente despertando a las 2:00 a.m. (claro, porque allá son las 9:00 a.m. y el ritmo circadiano aún no se restablece).
La Organización Mundial de Turismo define el afán como: "las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual por un período consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, negocios u otros".
Dialogando con los estudiantes de la cátedra de Turismo en diversos centros universitarios istmeños, reitero que el tema no solo incumbe estudios, sino, como aquellos que dedican sus afanes a la medicina, por ejemplo, y que guardan el juramento
Hipocrático como norte, trata de experiencias, de vivencias, porque un buen galeno no es necesariamente el que obtuvo el más alto puntaje durante sus estudios, sino aquel que atesora apasionadamente su labranza, convirtiéndola no en tedio, sino en el perfeccionamiento de su obra en beneficio de sus pacientes.
Es por ello por lo que reitero cuando curiosos escudriñan mi hoja de vida, indagando dónde obtuve mi doctorado en Turismo, respondo que le gané en la universidad de la vida.
Que conozco, como ejemplo, 40 estados de Estados Unidos, más allá que la mayoría de los gringos y que puedo fácilmente llenar un mapa en blanco de ese país, raro hito en sus ciudadanos, acostumbrados al empalago regional.
Conocer el entorno que nos rodea enriquece los conceptos, ideas y proyectos que podemos concebir para el mejoramiento del nuestro.
Es por ello por lo que me enorgullece la tesonera labor de Nairobi Ramos, de La Chorrera, la ama de llaves del crucero Vision of the Seas de Royal Caribbean.
Nuestro encuentro a bordo fue casual o añadiría, un privilegio durante nuestra reciente gira de 12 días en el Mediterráneo. Y
lo digo por conocimiento de causa.
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Aburrido, extasiado durante mis estudios en la Universidad de Nebraska, propuse a mis padres un paréntesis mal recibido, y fue así como ingresé en la fuerza laboral como sobrecargo en la mejor aerolínea de la época, Braniff International.
Ese rugoso fogueo durante 18 meses me enseñó algo que no catequizan en universidades.
Ante todo, conocí todos los países de Sudamérica, arrinconando así mi miopía istmeña.
Durante mis vacaciones invité a mi madre a conocer el Medio Oriente, antes de asistir a la graduación de mi hermano en París.
Pero sobremanera, engullí apasionadamente el servicio al cliente antes de que existieran TripAdvisor y las encuestas de opinión.
Eso me ayudó muchísimo en mi posterior carrera en IBM, otorgándome una gabela sobre mis compañeros.
Más que todo lo anterior, gocé intensamente la experiencia, dulcísimo capítulo en el libro de la vida.
Volvamos con Nairobi Ramos, diamante en pulimiento, crianza de sus propios afanes, para que nadie en Panamá diga "no se puede".
El trabajar en líneas de crucero es duro, durísimo.
Exige lo mejor de uno durante los largos meses de contratación, sin descanso.
Nairobi, seguramente comenzó de soldado raso, no se llega a puestos de envergadura por azar.
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La dulzura de su carácter es evidente al conocerle, la experiencia de sus vivencias al congeniar países y la torre de Babel que son los dormitorios de colaboradores a bordo del crucero son invaluables.
La medalla de honor, producto de su iniciativa y erudición, le abrirían las puertas a una productiva carrera, ya no en beneficio de los tenedores de acciones de una línea de cruceros, sino en nuestro Ministerio de Turismo, donde los funcionarios son de a dedo y no de corazón y cabeza.
Cuando Panamá sepa valorar las Nairobi Ramos y ubicarlas en su adecuado sitio, entonces, nuestro turismo, en vez de dormitar en la ignominiosa indiferencia, en números negativos, en emprendimientos vacuos y excusas para todo, brotará sus mejores flores perfumando el ambiente, el progreso, su merecido renacimiento.
Lider empresarial.
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