¿Qué es un jubileo ?
Publicado 1999/08/30 23:00:00
Desde hace varios años estamos escuchando que la Iglesia va a celebrar un jubileo. El Papa Juan Pablo II por la Bula Incarnationis Mysterium del 29 de noviembre de 1998 ha convocado oficialmente a la celebración de este Gran Jubileo del año 2000. La palabra "jubileo" tiene un origen hebreo y se deriva de la palabra "Yobhel" que significa "cuerno". Los cuernos se sonaban solamente en el antiguo Israel cada 50 años para anunciar el inicio de un Año Santo. Con el correr de los años, San Jerónimo al traducir la Biblia al latín traduce la palabra yobhel por "Jubilaeus", que significa alegría, júbilo, felicidad. Hay alegría cuando se celebran los 25 ó 50 años de vida matrimonial, de profesión, de ordenación sacerdotal o de algún centenario de la Iglesia. Esos aniversarios son también jubileos.
El gran jubileo del próximo año será el aniversario más grande y solemne que jamás haya tenido la Iglesia en su historia pues servirá para conmemorar los 2000 años de la Encarnación del Hijo Unico de Dios. Este acontecimiento se inició desde que el Angel Gabriel fue enviado por Dios a María para decirle: "Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo" (Luc. 1, 28). Dios vino a nosotros y se hizo hombre. El Papa comentando el hecho de la encarnación dice: "Nunca en la historia del hombre tanto dependió, como entonces, del consentimiento de la criatura humana" (T.M., 2).
En el Antiguo Testamento se celebraban jubileos cada siete años, eran los años sabatinos que se dedicaban a Dios. "Durante seis años sembrarás tu campo, podarás tu viña y cosecharás sus frutos, pero el séptimo año será de completo descanso para la tierra en honor de Yavé" (Lev. 25.3-4). También se celebraba un jubileo más solemne a los 50 años durante el cual había liberación para todos los habitantes, se recobraba la propiedad vendida, se devolvía la igualdad entre los hijos de Israel y se restablecía la justicia social. "Declararás santo el año cincuenta y proclamarás la liberación para todos los habitantes de la tierra" (Lev. 25.10).
Nos cuenta San Lucas en su evangelio que una vez fue Jesús a la Sinagoga de Nazaret y leyó un texto del profeta Isaías que decía: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor "(Luc, 4, 18-19). Jesús en esta palabra anuncia al pueblo que El es el ungido, el enviado, el que trae la buena noticia y que con El llega el Gran Jubileo de gracia y de misericordia.
En concreto, para nosotros los cristianos, el Gran Jubileo como lo dice Juan Pablo II, será "un año de gracia, un año de perdón de los pecados y de las penas por los pecados, un año de reconciliación entre los adversarios, año de múltiples conversiones y de penitencia sacramental y extrasacramental" (T.M.14). Ante la proximidad de este gran acontecimiento eclesial, que será inaugurado la Navidad del presente año, sólo queda abrir nuestro espíritu para recibir este caudal de gracia y de misericordia que Dios dará a la humanidad al cumplirse los 2000 años desde que El Señor entró en nuestra historia haciéndose hombre para liberar a la humanidad de la muerte y del pecado.
El gran jubileo del próximo año será el aniversario más grande y solemne que jamás haya tenido la Iglesia en su historia pues servirá para conmemorar los 2000 años de la Encarnación del Hijo Unico de Dios. Este acontecimiento se inició desde que el Angel Gabriel fue enviado por Dios a María para decirle: "Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo" (Luc. 1, 28). Dios vino a nosotros y se hizo hombre. El Papa comentando el hecho de la encarnación dice: "Nunca en la historia del hombre tanto dependió, como entonces, del consentimiento de la criatura humana" (T.M., 2).
En el Antiguo Testamento se celebraban jubileos cada siete años, eran los años sabatinos que se dedicaban a Dios. "Durante seis años sembrarás tu campo, podarás tu viña y cosecharás sus frutos, pero el séptimo año será de completo descanso para la tierra en honor de Yavé" (Lev. 25.3-4). También se celebraba un jubileo más solemne a los 50 años durante el cual había liberación para todos los habitantes, se recobraba la propiedad vendida, se devolvía la igualdad entre los hijos de Israel y se restablecía la justicia social. "Declararás santo el año cincuenta y proclamarás la liberación para todos los habitantes de la tierra" (Lev. 25.10).
Nos cuenta San Lucas en su evangelio que una vez fue Jesús a la Sinagoga de Nazaret y leyó un texto del profeta Isaías que decía: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor "(Luc, 4, 18-19). Jesús en esta palabra anuncia al pueblo que El es el ungido, el enviado, el que trae la buena noticia y que con El llega el Gran Jubileo de gracia y de misericordia.
En concreto, para nosotros los cristianos, el Gran Jubileo como lo dice Juan Pablo II, será "un año de gracia, un año de perdón de los pecados y de las penas por los pecados, un año de reconciliación entre los adversarios, año de múltiples conversiones y de penitencia sacramental y extrasacramental" (T.M.14). Ante la proximidad de este gran acontecimiento eclesial, que será inaugurado la Navidad del presente año, sólo queda abrir nuestro espíritu para recibir este caudal de gracia y de misericordia que Dios dará a la humanidad al cumplirse los 2000 años desde que El Señor entró en nuestra historia haciéndose hombre para liberar a la humanidad de la muerte y del pecado.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.