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¿Qué clase de corazón tienes?
Jesús reprocha una religión sin corazón, un culto sin amor, una vida religiosa sin compasión. Y resalta el corazón bondadoso y misericordioso de alguien mal visto por los judíos por ser samaritano.
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 01/8/2020 - 12:00 am
Te propongo tener un corazón samaritano, muy bien descrito por Jesús en esa clásica parábola del Buen Samaritano.
El relato es impresionante. Un señor que asaltaron y dejaron medio muerto. O sea, que si no tiene ayuda casi inmediata estará muerto.
Le robaron todo. Lo dejaron abandonado al borde del camino. Allí está solo y sin nada, y además agonizando.
Y que pasara por allí un sacerdote judío y no hiciera nada es bien grave. Igual el levita.
El tremendo pecado de omisión. Ellos no tuvieron nada que ver con el hecho del asalto y la golpiza.
Pero no hicieron nada para auxiliar al moribundo. Tenían que ir a rezar al templo fue la razón. Una buena excusa y justificación.
Nada más que estaban equivocados. El Señor no los esperaba en el templo, sino en la persona del asaltado.
Allí estaba el templo del Señor. En ese que agonizaba.
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Esa es una de las grandes revelaciones del Nuevo Testamento, de Cristo nuestro Señor. Que el Señor está en todos y en especial en los que sufren. Allí está el Señor crucificado.
Y lo sorprendente es que Jesús bendice, justifica, agracia al samaritano, el extranjero que pasaba por allí y que no podía entrar en el Templo de Jerusalén y era visto por los judíos como una persona no querida.
Había diferencias religiosas, culturales, y regionales. Porque este señor samaritano se detuvo, se bajó del caballo, empezó a consolar al herido, y sacó lo que tenía en sus alforjas para curarlo. Con el vino, por el alcohol que tiene, limpió y purificó las heridas.
Luego tomó el aceite y le dio un masaje donde estaban los golpes para aliviar el dolor. Y partió pedazos de su manto y vendó las heridas. Y luego montó en su caballo al asaltado y lo llevó a la posada más próxima y pagó para que lo atendieran.
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Sin conocerlo, sin ser de su misma religión y cultura. Es un caso extraordinario. Jesús reprocha una religión sin corazón, un culto sin amor, una vida religiosa sin compasión.
Y resalta el corazón bondadoso y misericordioso de alguien mal visto por los judíos por ser samaritano.
Y dice claramente que el amor es la base de todo acto y comportamiento bueno.
Y que el amor viene de Dios, porque Dios es amor. Y nos invita a pensar qué corazón tenemos, si el del buen samaritano, o el corazón de piedra, insensible y duro.
Y nos hace ver que solo seremos bendecidos por el Señor si tenemos un corazón bueno, compasivo y generoso. Pidamos al Señor nos dé un corazón samaritano.
Monseñor.
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