Panamá
Promoción del Turismo Istmeño
- Jaime Figueroa Navarro
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Somos de la opinión, y así siempre lo hemos expresado, que una de las facetas de mayor relevancia en el turismo es dar a conocer nuestro producto, una vez lo definamos.
Uno de los enfoques de mayor acierto en las recientes temáticas del turismo en Panamá es el eje de la promoción internacional. Sin lugar a dudas resulta lógico el argumento que "si no se conoce un sitio, no se visita". El tema de nuestro posicionamiento como destino turístico aun peca de un denominador común que nos distinga de nuestros, cada vez más agresivos, competidores.
Somos de la opinión, y así siempre lo hemos expresado, que una de las facetas de mayor relevancia en el turismo es dar a conocer nuestro producto, una vez lo definamos.
Como ejemplo, hemos destinado amplios recursos al turismo de sol y playa. Siendo Panamá uno de los cinco países con mayor precipitación anual del mundo, tal vez no lo somos, pero aquello no lo podemos definir y decidir al libre albedrio internamente, lo arbitran los jugadores del ruedo, que son los mismos turistas.
Cuando un potencial turista norteamericano, porque es ese nuestro mayor mercado potencial, cuenta con un ramillete de opciones para sus vacaciones de playa, resultan más apetecibles otros destinos caribeños como el sur de Florida, la Riviera Maya o República Dominicana. Entre otros factores, tomando en cuenta la madurez del entorno en referencia a infraestructura y actividades de ocio, el traslado aéreo y el gasto total de sus vacaciones.
Adicionalmente, nos toca resolver con premura la trama de la basura. "Su país cuenta con preseas naturales. Desafortunadamente es un enorme basurero, donde el mantenimiento a la red vial es pobrísimo y la señalización inexistente. No vuelvo más", me intimaba recientemente una visitante de Calgary, Canadá. Hace unas semanas, nuestra entrega narraba los pormenores de una pareja de jóvenes checos que grabaron dos videos sobre la basura en playa La Estrella en Bocas del Toro. Resulta primordial recalcar la importancia de la limpieza a todos los niveles.
Sitios altamente frecuentados, como la Cinta Costera, que tantos cientos de millones han costado al erario público, debiesen gozar de un impecable diario manicure para su mantenimiento e imagen, en lugar de malezas, herbazales y ratas por doquier, exhibiendo un malaise generalizado.
Más que todo, nos toca drásticamente mejorar la oferta de magnetos turísticos. Ya el Centro de Visitantes de Miraflores, como ejemplo, está obsoleto. Toca repensar, cranear, estrujar al máximo nuestra creatividad para el logro de un icono que atraiga millones de visitantes como abejas al panal. Ello no debe ser responsabilidad de la Autoridad del Canal, cuya misión es el tránsito de naves sino más bien de un ente público privado que analice las opciones y desarrolle un atractivo referente a nivel mundial. La torre Eiffel acoge anualmente 7 millones de visitantes, tres veces más que el turismo total de Panamá. Toca ver y palpar algo símil en un istmo que teniéndole todo no ha sabido cómo exprimirle el jugo al turismo.
Entonces ¿cómo invertimos en publicidad para el turismo? Habría, ante todo que efectuar un sesudo análisis de mercado. ¿Cuántos turistas viajan a Panamá resultado de nuestra presencia en la feria FITUR en Madrid al inicio de cada año? ¿No valdría la pena como alternativa nuestra presencia en la feria anual de AARP? Para los que no saben, AARP es la Asociación Estadounidense de Personas Jubiladas. Son 38 millones de afiliados, cuya mayoría cuenta con el tiempo y los recursos para un turismo más prolijo y oneroso.
Administrando el Ministerio de Turismo como un ente profesionalizado, con claros objetivos anuales en aumentos en volúmenes de turistas y la implementación de una encuesta de opinión al turista que permita analizar óptimos niveles de su satisfacción lograrían su genuino despegue en lugar del “quítate tu para ponerme yo” del vaivén político.
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