Cartas desde el frente europeo
¿Por qué?
Estos pseudolíderes proletarios son los máximos responsables de la debacle pensativa, porque son los mismos que hoy llaman a la sublevación de las masas, los que han llevado a cabo los saqueos, los incendios y los escraches...
- Alonso Correa
- /
- - Publicado: 01/9/2020 - 12:00 am
¿Por qué los insultos, los ultrajes, los agravios y las ofensas se han convertido en la piedra angular más importante de los discursos actuales? ¿Por qué el peso del argumento se sustenta en la habilidad del político para injuriar a sus adversarios? ¿Por qué son solo unos pocos los que llevan a cabo el desfile de los improperios?¿Por qué? Porque la mediocridad está permeando en todas las bases de la sociedad. Nos estamos viendo envueltos en la suciedad del abaratamiento mental.
Somos testigos de cómo el camino fácil se está convirtiendo en norma, de cómo las ideas sencillas y la poca reflexión se están volviendo el principal motor de todo el engranaje retórico. Porque el trabajo ya no llena y el mérito ya no vale nada. Porque ya no se premia al esfuerzo, ni se celebra la valentía. Porque estamos rodeados de innumerables ejemplos de odio a la faena. Y porque es una idea que ha sido calcada en todos los países del mundo.
¿Por qué todos estos nuevos movimientos humanistas, el feminismo de izquierdas o el BLM (Black Lives Matter), se basan en el miedo y la represión de sus contrarios?¿Por qué sólo se defienden por la vía de la violencia? Porque no entienden nada fuera de su burbuja ideológica, porque aprendieron que hay pocos que les harán frente a sus berrinches, porque han conseguido todo en su vida gracias a su capacidad de hacer rabietas contra cualquier cosa que los contradiga.
Estos pseudolíderes proletarios son los máximos responsables de la debacle pensativa, porque son los mismos que hoy llaman a la sublevación de las masas, los que han llevado a cabo los saqueos, los incendios y los escraches, porque saben que no pueden arremeter contra una serie de ideas bien estructuradas, pero sí contra quien las dice. Por eso pecan de falaces y agresivos, porque conocen su nivel y entienden que no pueden superarlo.
¿Por qué consiguen masas de discípulos tan grandes?¿Por qué la gente escucha sus ideas?¿ Por qué sus acólitos darían la vida por unos ideales que se derrumban como un castillo de arena frente a un vendaval?¿Por qué siguen creciendo en número a pesar de los múltiples crímenes que han cometido sus integrantes? Porque esos seguidores son unos resentidos con aires de superioridad moral que se tragarán cualquier patraña que los ponga por encima del resto.
Para estos supuestos supremacistas mentales, las únicas ideas válidas son las suyas, las únicas palabras con valor son sus insultos y las únicas opiniones duraderas son las que estén dentro de su discurso. Porque odian que se les lleve la contraria, detestan estar equivocados y por eso lloran, gritan y patalean por acallar esas voces que refutan sus proyectos.
¿Por qué dura tanto tiempo?¿Por qué se tarda tanto en objetarlos?¿Por qué crecen de manera tan radical?¿Por qué tienen carta blanca para cometer destrozos, palizas y delitos? Porque se vendieron como adalides de lo bueno y lo correcto. Porque son lobos disfrazados de ovejas. Porque nadie ha logrado saciar su inmensa hambre de autoridad.
Al ritmo que van, a la velocidad con la que ganan poder, se envolverán muy pronto en una guerra interna, luchando para ponerse en la cabeza de la hegemonía. Seremos espectadores de un caos y de distintos ataques dirigidos a miembros de sus propias filas. Porque la tenue línea entre la obediencia y el autoritarismo se disuelve dentro de estos grupos. Porque repudian a los disidentes y a los “traidores” de sus filas. Y mientras esperamos que empiece la guerra total entre estos grupos, ellos se distraen peleándose entre sí.
VEA TAMBIÉN: Una crisis para repensarnos
Estudiante panameño en España.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.