El planeta reclama
En Panamá, nos debemos poner firmes y empezar proyectos de Estado para salvar nuestra biodiversidad y recursos naturales.
En Panamá, nos debemos poner firmes y empezar proyectos de Estado para salvar nuestra biodiversidad y recursos naturales.
Botamos la basura indescriminadamente. Tiramos basura en ríos y quebradas que van a dar al mar. Foto: Archivo. Epasa.
Desde el origen mismo del planeta, hemos coexistido en armonía criaturas de mar, aire y tierra.
Cambios extraordinarios se han suscitado a lo largo de los millones de años, con alteraciones climáticas que, hasta el día de hoy, nos sobrecogen y aún no podemos resolver.
Pero, desafortunadamente, estamos dañando nuestro planeta a pasos agigantados y este nos reclama, a grandes voces, su malestar.
Somos tan inconscientes que dejamos que suceda, sin percatarnos de que así como este daño es irreversible, el daño a nuestras generaciones futuras también lo es.
¿Qué hacen los grandes estadistas para controlar este vertiginoso camino a la destrucción? Nada o muy poco.
Por lo tanto, debemos nosotros, como ciudadanos conscientes, poner cada uno de nuestra parte, porque llegará un momento, en que moriremos, al morir nuestro planeta.
En Panamá, nos debemos poner firmes y empezar proyectos de Estado para salvar nuestra biodiversidad y recursos naturales.
Tenemos una increíble flora y fauna, que es la envidia de medio mundo, con maravillosos bosques primarios vírgenes que producen oxígeno y nos rejuvenecen nuestro diario caminar.
Pero los panameños somos tan irresponsables que nada nos importa.
Llegó la hora de hacer algo. Desconocemos las regulaciones y leyes, así como no estamos siendo conscientes de las medidas para la COVID-19.
Botamos el agua, como si tuviéramos árboles que lo producen.
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Botamos la basura indescriminadamente. Tiramos basura en ríos y quebradas que van a dar al mar, obstaculizando el paso del fluido de lluvia y creando inundaciones, no sin antes ser protagonistas de miles de muertes de animales marinos por nuestra falta de consciencia.
Y ni qué pedir al gobierno que exija plantas procesadoras de agua residuales y proyectos similares, en nuevas construcciones.
Y más aún, sin siquiera darle un pensamiento al tema de seleccionar la basura y reciclar, evitando que ratones, cucarachas y gusanos, se agrupen por montones creando insalubridad alrededor de nuestras residencias.
Qué fácil es limpiar y enjuagar las partículas orgánicas que botamos. Y no nos cuesta nada separar la orgánica de la inorgánica, llamando una vez por semana a la Autoridad del Aseo para recoger en camión especial. De esa manera, descargamos nuestros basureros y no nos exponemos, pues es sabido que este problema es de nunca acabar.
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Pero, sobre todo, debemos poner de nuestra parte reconociendo la importancia de crear métodos para mejorar, tanto el medioambiente como habilitar puestos de reciclaje, además de capacitar a los recogedores de basura y choferes, darles implementos de seguridad y enseñarles que no abran bolsas mientras recogen.
En resumen, los adultos mayores, que siempre han sido los baluartes de proteger valores, ahora no les prestan la atención que se merecen, pues ya los han relegado a segundo plano.
Ni qué decir de las escuelas, que no tienen los elementos para dictar charlas y enseñar a los niños y jóvenes la importancia de conservar nuestro planeta, reciclar y prepararse un futuro.
Así que es nuestra responsabilidad alzar la voz de alerta y exigir un mejor mundo, un mejor futuro y una mejor salud.
Jubilada.
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